LUIS JAIME ACOSTA / Reuters
BOGOTA
La segunda fuerza guerrillera de Colombia rechazó una iniciativa de paz del gobierno del presidente Alvaro Uribe que incluía un cese unilateral de hostilidades y la suspensión de secuestros, pero dejó abierta una salida negociada al conflicto interno que azota al país.
La negativa del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que cuenta con unos 5,000 combatientes, constituye un tropiezo en la intención del gobierno de establecer un diálogo de paz con la guerrilla para poner fin a la violenta confrontación de cuatro décadas, que deja miles de muertos al año.
»Del planteamiento gubernamental se deduce que estamos muy distantes», dijo el ELN en una carta fechada el 6 de septiembre y dirigida al alto comisionado para la paz del gobierno, Luis Carlos Restrepo, en el documento que fue divulgado el domingo.
El gobierno de Uribe anunció a finales de mayo su disposición de iniciar un diálogo de paz con el ELN, con la facilitación de México, que aceptó, y ha impulsado un acercamiento entre las partes.
Pero esa guerrilla, que se caracterizó por sus ataques contra la infraestructura petrolera y energética del país y que a finales de la década de 1990 ejecutó secuestros masivos y cinematográficos para presionar al gobierno a un diálogo de paz, criticó y cuestionó la propuesta de paz de Uribe.
»No responder las propuestas del interlocutor o esquivarlas nos puede conducir a un diálogo de sordos, nada productivo en el propósito de construir confianzas, pues se evidencia que estamos hablando idiomas distintos. Hemos avanzado algo, por lo menos nos damos cuenta de que nos estamos hablando, así no nos entendamos», dijo el ELN.