En todo Rusia las banderas continúan a media asta. Los funerales por la masacre de Beslán duraron varios días y en Moscú una manifestación silenciosa de miles de personas protestaba contra la última oleada terrorista. En medio del dolor, el trágico final del secuestro de la Escuela Número Uno dejó muchos interrogantes que hasta ahora comienzan a dilucidarse. SEMANA presenta una guía para ubicarse dentro de las versiones encontradas circulantes.
El asalto
La comunidad internacional le ha pedido al presidente ruso Vladimir Putin que inicie una investigación independiente para determinar qué sucedió el 3 de septiembre, para que la crisis de rehenes terminara en un tiroteo con tantos muertos. Él se negó categóricamente. La versión oficial es que unos socorristas se disponían a sacar los cuerpos de los caídos el primer día de secuestro cuando se oyó una explosión. Varios niños empezaron a huir y los secuestradores les dispararon y detonaron varias bombas. La policía, que no tenía planeado ningún operativo, se vio obligada a entrar en el último minuto para tratar de salvar el mayor número de personas. Se dijo que la primera explosión podría ser una bomba activada por error.
Sin embargo, hay incoherencias y varios contradictores de esta versión. Cada día toma más fuerza el testimonio del ex presidente de Ingusetia Ruslan Aushev, que actuó como mediador en el conflicto. Según él, la primera explosión no fue el detonante del asalto. Antes de que esto ocurriera empezó un tiroteo contra los secuestradores de una «tercera fuerza idiota»armada con rifles de asalto que intentó un rescate. El prestigioso diario Izvestia explicó que se trató de una milicia local que estuvo todo el tiempo fuera de la escuela y que en ningún momento fue desarmada por las autoridades. Entre los milicianos figuraban algunos padres de los niños secuestrados. Los terroristas dijeron a los socorristas que dejaran de dispararles; estos a su vez creían que el tiroteo provenía de adentro. Fue sólo entonces cuando uno de los secuestradores dijo algo así como «ya estuvo, activen las bombas», y se dio la primera explosión. Esta versión es la misma que relató uno de los capturados a la televisión. Pero las autoridades se mantienen en su posición y el editor de Izvestia tuvo que renunciar, según él «por presiones del Kremlin».
En Moscú una marcha multitudinaria protestó contra el terrorismo
El sepelio de las víctimas se realizó en un ambiente que clamaba venganza
Para otros analistas, la versión oficial no es más que un encubrimiento del resultado de un desastroso intento de rescate planeado con antelación. Putin se ha negado siempre a negociar con secuestradores, y ya en octubre de 2002 ordenó un plan de rescate al teatro Dubrovca de Moscú que dejó un saldo trágico. Esta hipótesis la sustentan haciendo notar que la operación estuvo apoyada por helicópteros que dispararon al techo del gimnasio, y que en efecto, este se cayó. Los conocedores de logística militar aseguran que coordinar una operación de tierra y aire con helicópteros que sobrevuelan es algo demorado y que debe ser planeado con antelación. Algunas versiones dicen que entre los enfermeros había comandos militares disfrazados.
El saldo de víctimas
Al cierre de esta edición las cifras oficiales hablaban de 330 personas muertas, de las cuales la mitad eran niños. Quinientas personas estaban hospitalizadas y en la lista de desaparecidos figuran 191. No obstante, sigue habiendo confusión en este respecto. Sólo en la morgue de Vladikavkaz encontraron 394 muertos. Algunos estiman que podría haber 600 muertos en total. En cuanto a los desaparecidos, un portavoz de Osetia del norte habló de 260 desaparecidos, lo que contradice las cuentas de la Federación Rusa. Es posible que varios desaparecidos se encuentren muertos en los escombros de una casa vecina al colegio a donde varios secuestradores escaparon durante el asalto.
El tema de las cifras es tan grave que el gobierno ha sido criticado por desinformar. Algunos medios también apuntaron a la «subestimación» inicial del número de secuestrados. Los primeros informes aseguraban que había solamente 354 secuestrados dentro del gimnasio, cuando en realidad eran 1.181.
Quiénes fueron los secuestradores
De acuerdo con el Kremlin, nueve de los secuestradores eran árabes y uno, africano, pero Moscú no ofreció ninguna prueba de esto. Los secuestrados sobrevivientes dicen que todos los terroristas hablaban ruso sin acento extranjero y las autoridades no han ofrecido pruebas de sus afirmaciones.
Inicialmente se dijo que los secuestradores eran 16 y que 13 habían escapado. Después empezaron a hablar de más de 24 y aseguraron que todos, menos los tres que fueron capturados, habían muerto. La verdad es que los terroristas eran al menos 30 y no se sabe cuántos cayeron. Según fuentes del gobierno, cuatro hombres apodados Abdulah, Fantomas, el coronel y Magas dirigían al grupo. Magas sería quien dirigió la oleada terrorista en Ingusetia en junio, y todos habrían luchado bajo el mando del líder Shamil Basayef en el pasado.
El plan terrorista
Es claro que el atentado terrorista estuvo planeado cuidadosamente y con mucha antelación. Usaron una técnica propia de los separatistas chechenos que consiste en dejar bombas varios días antes en el lugar. Un video grabado por los propios secuestradores emitido la semana pasada en la televisión rusa muestra una gran cantidad de municiones y explosivos encaletados en el gimnasio. El lugar había sido remodelado en las vacaciones y los terroristas pudieron hacerse pasar por obreros de mantenimiento. Según la versión oficial, el atentado lo planearon ingusetios cercanos al líder separatista Shamil Basayef con fondos de Al Qaeda y de Arabia Saudita. No obstante,un vocero de Basayef negó que estuviera involucrado. No obstante, varios expertos en terrorismo consideran que esta versión responde a una visión simplificada de la estructura financiera de los grupos terroristas y al deseo de Putin de justificar su represión en Chechenia como parte de la guerra contra el terrorismo.