Jerusalén. Investigadores del fenómeno terrorista están alarmados. En la lucha contra los ejércitos y gobiernos odiados, grupos terroristas e insurgentes apuestan cada vez más por los atentados suicidas.
En todo el mundo son ya más de la mitad las víctimas de atentados terroristas que mueren a causa de «bombas humanas», sobre todo civiles, según anunciaron expertos en un congreso internacional celebrado en la ciudad israelí de Herzlia, indicó DPA.
Mientras que los ejércitos occidentales en zonas de conflicto tales como Irak utilizan bombas de alta tecnología activadas por control remoto, los terroristas de los bajos fondos se vuelan por los aires como «bombas inteligentes».
El empleo de suicidas se ha vuelto tan efectivo para la red terrorista Al Qaida que muchos otros grupos están apostando por esta estrategia, dice Rohan Gunaratna, del Instituto para la Defensa y Estudios Estratégicos en Singapur.
«Es muy difícil ser un terrorista convencional. La huida del lugar del hecho es la parte más difícil», acotó Gunaratna.
Por el contrario, no es tan difícil ser un terrorista suicida. Y la acción envía un mensaje de gran peso: la disposición a morir por sus ideales.
Antes de un atentado es difícil localizar a los terroristas porque casi siempre carecen de una historia previa criminal, causan la impresión de ser chicos simpáticos e inteligentes, dicen los expertos.
Los «suicidas bomba» son reclutados pocos días antes del atentado. Y según se ha constatado no faltan voluntarios.