GABRIEL RUBIO / AFP
MADRID
La organización separatista armada vasca ETA quedó descabezada ayer con la detención en Francia de su máximo dirigente político Mikel Albizu, alias »Mikel Antza», doce años después de la última caída de la dirección etarra en 1992.
Antza, considerado el estratega de ETA y detenido ayer en Salies de Béarn (sudoeste de Francia), se había hecho con la máxima dirección política de ETA justo después del duro golpe de Bidart , al sudoeste de Francia.
En aquella operación fueron detenidos José Luis Alvarez Santacristina »Txelis», jefe del aparato político, al que sustituyó Antza, así como Francisco Mujika Garmendia »Pakito», responsable del aparato militar, y José María Arregi Erostabe »Fiti», jefe del aparato logístico de la organización armada.
La caída de la cúpula etarra catapultó a Antza a la cabeza del aparato político, en el que permanecía desde entonces convertido en el miembro más veterano de ETA por lo que es considerado su número uno, al frente del aparato encargado de elaborar las publicaciones y documentos de la organización, establecer su estrategia y gestionar su dinero.
Su detención ayer, junto a otras 20 personas, entre ellas su compañera sentimental y encargada de los comandos »legales» (miembros no fichados por la policía) de ETA, Soledad Iparragirre »Anboto», en un operativo en el sur de Francia y en España, supone un gran golpe a ETA, que ya había perdido en abril pasado al máximo responsable del aparato logístico de la organización, Félix Ignacio Esparza Luri, y al coordinador de los diversos aparatos etarras, Félix Alberto López de la Calle.
»La operación es de una importancia extraordinariamente alta», señaló el ministro del Interior español, José Antonio Alonso, en Zaragoza, no sólo por las 21 personas detenidas sino también por la incautación de abundante armamento y explosivos.
»Mikel Antza», quien había logrado evitar todos los golpes policiales desde 1993, es el principal estratega de ETA, que en los últimos años fue ampliando sus ataques desde miembros del ejército y las fuerzas de seguridad del Estado a políticos, miembros del poder judicial y periodistas, entre otros.
Desde que llegó a la cúpula etarra, la organización asesinó a 120 personas en España e intentó asesinar en 1995 al rey Juan Carlos I por medio de un francotirador y al entonces jefe de la oposición política José María Aznar con una bomba.
Precisamente, ya con Aznar en el gobierno, Antza fue el principal interlocutor del ejecutivo español durante la tregua de 14 meses que ETA declaró unilateralmente en 1998 tras un acuerdo con los nacionalistas vascos moderados y que rompió en diciembre de 1999, pese a la oposición de Antza, según fuentes de la agencia Vasco Press.
Presionada por los últimos golpes policiales, ETA se vio además debilitada con la ilegalización en marzo del 2003 por la justicia española de su brazo político, la coalición Batasuna, en base a la ley de Partidos que en junio del 2002 aprobaron los diputados españoles y que permite la ilegalización de partidos que apoyen activa o tácitamente el terrorismo.