Nuevo golpe contra los narcotraficantes del Norte del Valle: las autoridades ocuparon un complejo turístico y una empresa de aviación en Quindío.
La llamaron Operación Prisma fase III y, en sólo cuatro meses, investigadores de la Dijín, apoyados por fiscales de la Unidad de Lavado de Activos, reunieron evidencia suficiente para propinarle al cartel del Norte del Valle uno de los más grandes golpes de su historia.
La mañana del pasado 28 de septiembre, 350 policías y cinco fiscales llegaron en forma sorpresiva al centro turístico Las Gaviotas, en La Tebaida, Quindío. Documentos en mano le explicaron al administrador que desde ese momento el lugar pasaba a manos del Estado, pues tenían pruebas de que había sido construido con dineros del narcotráfico. El valor del complejo turístico, considerado como uno de los centros más importantes de recreación de Armenia y sitio predilecto de descanso de lo más granado del Eje Cafetero, está calculado en 25.000 millones de pesos. Germán Gómez Orrego fungía de propietario y, aunque contra él no existen procesos judiciales, jamás pudo demostrar la procedencia del dinero para la construcción de un complejo de esa naturaleza. Los fiscales tenían razones para pensar que detrás estaba Wílber Varela, Jabón, uno de los ‘peces gordos’ del Norte del Valle, y así pudieron comprobarlo.
En el curso de la operación, policías y fiscales, acostumbrados a los allanamientos de ostentosas fincas y lujosos apartamentos, se sorprendieron al encontrar que en esos terrenos funcionaba una empresa de aviación, Glass Aircraft de Colombia Ltda., que no sólo prestaba servicios aéreos turísticos, sino que fabrica aeronaves pequeñas. En los documentos de constitución y gerencia de la firma aparecía de nuevo el nombre de Germán Gómez. La información que tenían los fiscales les indicaba que detrás de esa empresa también había dineros del narcotráfico, y procedieron a su ocupación.
Las autoridades descubrieron que Glass, que supuestamente sólo funcionaba en territorio colombiano, extendía sus tentáculos hacia Venezuela. Varios documentos demostraban que, desde hacía dos años, Glass Aircraft de Colombia Ltda. tenía contratos con la Policía venezolana, y que le ha construido aeronaves para la vigilancia de carreteras y de poblaciones fronterizas. «Eso no es secreto, una pequeña parte de la Policía de Venezuela opera en nuestros aviones», les dijo a los investigadores uno de los empleados de la empresa.
Las fotografías que les mostró el empleado no dejaban dudas. En ellas, uniformados de la Fuerza Pública venezolana recibían de los colombianos un avión que hacía parte del primer lote del contrato. El descubrimiento dejó perplejos a los fiscales. Era la primera vez que encontraban que una empresa de aviación, financiada con dineros calientes, prestaba servicios a un gobierno vecino.
La guerra
Las Gaviotas no sólo era un famoso centro turístico. A mediados del año pasado, las autoridades descubrieron que allí se fraguó la sangrienta guerra entre Diego León Montoya, Don Diego, y Hernando Gómez, Rasguño. Herederos de las rentables rutas del narcotráfico hacia Europa y Estados Unidos, Don Diego y Rasguño rompieron en forma abrupta, tras un encuentro que Rasguño sostuvo con agentes de la DEA en un hotel de Cali, en busca de un arreglo para entregarse a la justicia de Estados Unidos.
Cuando Don Diego se enteró del asunto, creyó que su socio lo había traicionado. Fue la chispa que desató la guerra entre los capos del Norte del Valle y que, según las autoridades, ha dejado 220 muertos. En esa confrontación acabó interviniendo Wílber Varela quien, al lado de Rasguño, hizo una gran fortuna.
Pero mientras la guerra entre Don Diego y Rasguño dejaba su reguero de muertos, las autoridades colombianas, con el apoyo de la DEA, rastreaban sus cuentas y propiedades. La presión se intensificó en Valle, Risaralda, Quindío, la Costa Atlántica y Antioquia. «Los narcotraficantes han sentido la persecución este año más que nunca –le dijo a CAMBIO uno de los investigadores–. El principal problema es que los capos son protegidos por guerrilleros o paramilitares, pero la orden es llegarles de cualquier manera». Según la Dirección de la Policía, sólo a Don Diego y a Jabón les han quitado más de 1.026 inmuebles, cuyo valor se calcula en 1,4 billones de pesos.
El director de la Dijín, coronel Óscar Naranjo, le explicó a CAMBIO que la acción está concentrada contra los narcotraficantes prófugos y los que han sido pedidos en extradición, y que las extinciones de dominio sobre los bienes de los narcotraficantes ya extraditados o dados de baja hacen parte de un segundo nivel de prioridad de la Fiscalía y del equipo conformado para este fin. Y agregó: «De lo que no queda duda es de que los narcotraficantes están sintiendo pasos de animal grande».
«No podrán correr toda la vida»
Coronel Óscar Naranjo
¿Qué significó la Operación Prisma Fase III?
Volvimos a encontrar grandes emporios del narcotráfico que ellos creían intocables por la forma como los camuflan a través de sus hombres de confianza.
¿Cómo evalúa los recientes golpes contra el narcotráfico?
Muestran una inquebrantable voluntad de la justicia colombiana para perseguir, en cualquier parte, los bienes mal habidos.
¿En qué lugares han concentrado la lucha contra los bienes de la mafia?
Principalmente en los departamentos del Eje Cafetero, Valle, Antioquia, la Costa Atlántica y Quindío. Pero la idea principal es quitarle capacidad de maniobra en los lugares donde por muchos años se hicieron fuertes.
¿La persecución va para rato?
Cada vez el cerco sobre ellos se está cerrando más, y el hecho de que el Estado incaute sus propiedades demuestra que no podrán correr toda la vida, como no lo hicieron Pablo Escobar, El Mexicano y los Rodríguez Orejuela, entre otros grandes capos.