Lo ocurrido en América Latina durante los últimos 8 años en materia de desastres, no es más que la confirmación de lo que se ha venido repitiendo a través del tiempo sobre la necesidad de establecer una estructura que incorpore los conceptos de Gestión de Riesgos al proceso de desarrollo de nuestra región.
Ahora bien, ¿qué debemos entender por Gestión de Riesgo?, la verdad es que en gran parte de nuestra América, se confunde con las acciones desarrolladas en materia de respuesta y trabajo con las comunidades, tan es así, que algunas organizaciones han creado cargos en sus estructuras, con los títulos de “Coordinadores de Gestión de Riesgo en ……….”, sin comprender realmente la magnitud y extensión del vocablo mismo.
Para dar una visión del alcance que tiene el concepto de gestión de riesgo, podemos compararla con la figura geométrica del triangulo, donde uno de sus brazos corresponde a la comprensión, manejo y aplicación en su desempeño cotidiano por parte de los entornos político, económico, social y técnico de la relación existente, entre las variables Amenaza, Vulnerabilidad y Riesgo y por supuesto la aplicación de la función R = (A*V).
En el segundo lado de este triangulo, se ubica la comprensión y aplicación por parte de los organismos relacionados con el desarrollo y con el conocimiento, de de tres de las cinco etapas del ciclo de los eventos adversos, es decir Prevención, Mitigación y Recuperación y completando el proceso, la integración de los organismos relacionados con la respuesta, actividad comunitaria y protección civil en los procesos de Preparación.
Por ultimo, la base del triangulo, que corresponde a la definición de políticas de Estado, que den cabida y coherencia a la aplicación de forma transversal en todas las instancias nacionales en función de sus competencias de estrategias y actividades relacionadas con los otros dos lados del triangulo. En este modelo la comunidad estaría representada dentro del triangulo, protegida e interactuando con cada uno de sus lados.
Dando lo anterior, para la comunidad internacional y como concepto utilizado por los organismos especializados en materia de desastres, la Gestión de Riesgos es la responsabilidad que tiene el Estado en sus diferentes niveles político administrativos de trabajar en el desarrollo del país, estado o municipio, aplicando transversalmente tres líneas estratégicas fundamentales que se proyectan de esa figura geométrica como apéndices ejecutoras, donde cada una de ellas esta conformada por un conjunto de actividades, dirigidas a la identificación y reducción de la probabilidad que las amenazas de orden Natural, Técnico o Social, se conviertan en hechos o consecuencias reales, o en su defecto accionar para disminuir su intensidad o impacto sobre la población y su infraestructura.
Así pues, la primera de estas líneas, esta orientada a eliminar o reducir los niveles de vulnerabilidad de la comunidad frente a las amenazas identificadas, vale decir, potenciar la calidad de vida y las capacidades de estas, a través de los organismos dedicados al desarrollo y al conocimiento, con acciones dirigidas a la prevención, mitigación y preparación, conjuntamente con programas de capacitación, e interviniendo oportunamente en la etapa de diseño en obras de ingeniería, orientando de la misma manera, el ordenamiento urbano y territorial y promoviendo la interacción coherente entre los diferentes organismos del Estado. Por otro lado, haciendo hincapié, en la definición de normas y políticas centrales, que señalen el camino correcto hacia un desarrollo bien orientado y que garantice la seguridad y protección de nuestros ciudadanos.
La segunda, se orienta a dirigir la atención y esfuerzos del Estado, hacia la consolidación en caso de que ocurra el evento, de la capacidad de respuesta inmediata y coherente, a fin de reducir las perdidas y sufrimiento humano, a través de la oportuna participación interinstitucional, que asegure una adecuada atención humanitaria y restitución de servicios vitales.
Por ultimo, la tercera línea estratégica transversal, que lleva hacia la recuperación a condiciones de mejor calidad, protección y seguridad que las preexistentes al momento de ser impactado, por un evento generador de daños a fin de restablecer las condiciones normales de convivencia, calidad de vida y desarrollo de la comunidad afectada.
Otras tendencias, mantienen el mismo enfoque sobre el concepto de Gestión de Riesgo, sin embargo agregan un componente de Gestión de Emergencias y otro para Gestión de Desastres, con lo cual a mi forma de ver, se tiende a desintegrar un proceso que debe ser sinérgico, armónico, continuo e interdependiente
Ahora bien, como ya se dijo, la gestión de riesgo es predominantemente una prerrogativa del Estado, sin embargo, no puede ser asumida y dirigida por UNA INSTITUCIÓN DEL ESTADO, en su lugar, debe abordarse como una política de Estado participativa e integradora del conjunto de los órganos de gobierno en función de sus competencias. En Venezuela, esta visión esta avalada por la legislación existente (Constitución 1999) y por el pronunciamiento de muchos organismos internacionales dedicados al estudio y desarrollo del tema y que la interpretan como parte de la Seguridad Social y de la Seguridad Ciudadana.
Adicionalmente, es necesario que este enfoque de conjunto y participación sea asumida por el resto de los entornos que conforman al país, como lo son el Económico, Social y Técnico, para de esta manera lograr coherencia y resultados orientados al logro de comunidades seguras.
En consecuencia y es importante destacar esto, la gestión de riesgo debe surgir, fundamentada en estructuras estatales potenciadas por la ideología y practicas de la administración del Estado, que deben garantizarla a través de políticas centrales que la entiendan y fijen su real camino, para lo cual se hace fundamental la presencia en este ideal, del ente regidor del proceso de planificación y desarrollo del País, sin cuyo liderazgo se torna muy cuesta arriba la inserción de la gestión de riesgo en Venezuela.
Partiendo de ese razonamiento, se consideran fundamentales las siguientes líneas estratégicas para la consolidación de una adecuada visión de gestión de riesgos en el país.
Definir el grado de centralización y descentralización que debe tener el Estado en el quehacer y funcionamiento de sus niveles administrativo en materia de riesgo, incluyendo el poder y capacidad de gestión en esa materia dado a las regiones y localidades.
Observar de cerca y hacer cumplir con el peso y responsabilidad en materia de riesgo asignado a los ministerios e instituciones reguladoras incluyendo a los municipios.
La inclusión inmediata en los planes y programas de practicas dirigidas a la asignación de responsabilidades a través de la participación y gestión directa de la comunidad en materia de riesgo, incluyendo el control de nuevos desarrollos y mecanismos contralores de los recursos asignados, potenciando así el desarrollo de la sociedad civil en esta materia.
Garantizar el nivel de permanencia, continuidad y profesionalismo del recurso humano técnico en los cuadros directivos y gerencia media, en las áreas responsables de la gestión de riesgo, a pesar de los cambios político/partidista.
Otro aspecto fundamental en este proceso es el económico, al cual se le debería prestar mayor atención, toda vez que cuando ocurre un evento, se genera un efecto negativo sobre la economía del Municipio, Estado o País afectado, por ejemplo lo ocurrido en Venezuela, en Diciembre de 1999, influyo en todo lo relacionado con el turismo local puesto que se perdieron, hoteles, negocios, clubes, créditos hipotecarios, desempleo etc., ¿como influye esto en la economía del Estado y la del País?
Seria interesante conocer a cuanto puede ascender las perdidas producto de los eventos que han afectado la región y compararlas contra nuestras respectivas deudas externas o contra nuestras reservas en divisas y sacar algunas conclusiones como por ejemplo como puede esto influir en el PIB o en los demás indicadores macroeconómicos.
En definitiva, con todo esta esta explicación, el único objetivo que persigo es el de mostrar al lector que es mas rentable invertir en prevención que gastar en atención y las emergencia que hemos vivido en la región, así lo corrobora al igual que lo han hecho otras que nos han afectado en el pasado, pero que nunca se han analizado desde este punto de vista. Por lo general se le da mayor relevancia a la cantidad de muertes que a la situación de los sobrevivientes y a los efectos que sobre la economía genera estos eventos generadores de daño.
Manuel A. Santana CI 6.55.220 Telf. 58+4143+231988