Bagley: EE.UU. expandió perímetro de seguridad a la cuenca del Caribe

Desde finales de los años 90, la intensificación del conflicto armado colombiano y el mayor papel de Estados Unidos en la situación doméstica del país han tenido el efecto de ‘regionalizar’ la crisis de seguridad de Colombia. Para discutir las diversas formas en que los países del hemisferio han interpretado la crisis colombiana en
términos de su propia seguridad y de la seguridad hemisférica, la próxima semana tendrá lugar en Bogotá el seminario ‘Visiones hemisféricas sobre la crisis colombiana y su regionalización’, convocado por el Departamento de Ciencia Política de Uniandes, el Latin American Program del Woodrow Wilson International Center for Scholars y la revista SEMANA.
Uno de los principales invitados al evento será el profesor norteamericano Bruce Bagley, que recientemente ha analizado los efectos de la guerra mundial
antiterrorista sobre las relaciones de Washington con América Latina. Bagley es doctor en ciencia política de la Universidad de california y profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Miami.
SEMANA: ¿Hasta qué punto se puede hablar de una estrategia de seguridad de Estados Unidos Frente a América Latina?
Bruce Bagley: Hay una clara estrategia de seguridad norteamericana frente a la Cuenca del Caribe, y Colombia en particular, que se ha puesto en marcha desde el 11 de septiembre. Estados Unidos, con la doctrina Bush, ha expandido su perímetro de seguridad más allá del territorio nacional. Eso quiere decir que Estados Unidos utiliza su poderío militar y su diplomacia para convencer y ejercer coerción a los países de la Cuenca del Caribe a participar de este perímetro que va desde la frontera mexicana con Estados Unidos, pasando por toda Centroamérica, el Darién y por supuesto Colombia.
SEMANA: ¿Y Colombia qué papel juega en esta estrategia?
B.B.: Colombia es la ficha principal en esta nueva estrategia norteamericana de seguridad. Por eso, Estados Unidos da 558 millones de dólares en ayuda directa, acaba de ampliar el numero de tropas autorizadas en este país de 400 a 800 soldados y la embajada norteamericana en Colombia es la más grande del hemisferio.
SEMANA: ¿Qué tiene de nueva la estrategia de Estados Unidos hacia la región y hacia Colombia?
B.B.: En la nueva estrategia, los temas de lucha contra las drogas en Colombia se han subordinado a la guerra contra el terrorismo global. El terrorismo colombiano desde la perspectiva de Washington es terrorismo local, pero no global. Sin embargo, conviene a Estados Unidos tener en Colombia un aliado: si no fuera por Colombia, nuestra lucha contra el terrorismo mundial sería una cruzada contra la región musulmana y contra el Medio Oriente.
A Estados Unidos le interesa que el conflicto colombiano no se expanda en los cinco países vecinos y no afecte la economía más grande de América Latina que es Brasil. Los estadounidenses no queremos que el conflicto afecte a Venezuela, que es el principal exportador de petróleo en el mundo. En un contexto en el que Venezuela vende el barril de petróleo a 54 dólares, evitarle problemas con el conflicto colombiano es un objetivo claro de la política de seguridad norteamericana.
SEMANA: ¿Qué otros elementos tiene esta estrategia?
B.B.: La lucha contra la guerrilla es uno de ellos, porque Estados Unidos quiere consolidar una democracia en Colombia y evitar al máximo un gobierno revolucionario. El trafico de armas, la prostuitución, la falsificación de dinero son cosas que tienen que ver con los intereses geoestratégicos norteamericanos frente a Colombia.
SEMANA: Pero, ¿acaso Estados Unidos no siempre ha buscado expandir su perímetro?
B.B.: Pero la estrategia ha cambiado: en los 90 Estados Unidos priorizaba las relaciones basadas en la lucha contra el narcotráfico y allí la responsabilidad era colombiana. Ahora hemos llegado a una desnarcotización de estas relaciones porque el tema del narcotráfico, así como el del lavado y la lucha contra el narcotráfico, se subordina al de la lucha contra el terrorismo.
SEMANA: ¿Y el TLC cómo juega en esta estrategia?
B.B.: De una parte, Estados Unidos da ayuda militar y de otra busca dinamizar la economía colombiana con el TLC. Si con el TLC crece la economía colombiana, en el país se podrán pagar más impuestos con los que se sufrague la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo. Este es finalmente el propósito de las negociaciones del TLC. Creo personalmente que los tratados de libre comercio traen ventajas, pero también considero que Colombia debe cuidarse de firmarlo de manera apresurada. Se corre el riesgo de abrir la economía del país a una competencia con Estados Unidos difícil de sostener. El TLC, firmado de prisa, podría traer más migración campo-ciudad, más problemas sociales, más desempleo en Colombia.
SEMANA: ¿Cómo incidirán los resultados electorales en la estrategia de seguridad de Estados Unidos frente a Colombia?
B.B.: No van a incidir en un cambio de estrategia. Ambos partidos (el demócrata y el republicano) apoyan una estrategia de seguridad frente a Colombia. Hay que recordar que el Plan Colombia se firmó en el gobierno demócrata de Bill Clinton, no en el de Bush. Va a haber continuidad, sea quien sea el candidato que gane. Aunque también podrá haber variaciones dentro de la continuidad. Kerry ya anunció que la condicionalidad de su gobierno frente a los derechos humanos será mayor, por ejemplo.
B.B.: ¿Cuáles son, en resumen, los ejes de la nueva política de seguridad de Estados Unidos frente a Colombia?
B.B.: Primero, que Estados Unidos hace actividades diplomáticas para conseguir cooperación del país contra el terrorismo mundial, trascendiendo el tema del narcotráfico. La lucha contra el narcotráfico se subordina ahora a la lucha contra el terrorismo. Segundo, Estados Unidos apoyará abiertamente la estrategia de mano dura, firmeza y autoridad estatal del presidente Álvaro Uribe en Colombia

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