Guido Braslavsky y Daniel Santoro.
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Una pulseada legal por los trámites migratorios de la tripulación de una fragata misilística de los Estados Unidos demoró el inicio de un acto del que participó el embajador de ese país, Lino Gutiérrez.
El problema empezó el jueves, a las 21, cuando al arribo marineros del «USS De Wert», intentaron bajar en la dársena Norte del puerto de Buenos Aires, pero funcionarios de la Dirección Nacional de Migraciones —dependiente del Ministerio del Interior— les solicitaron que se identificaran. El «USS De Wert» se encuentra en una parada técnica luego de participar del Operativo Unitas frente a las costas uruguayas, junto a buques argentinos y de otros países.
En ese momento, el capitán del buque informó que solo entregaría una lista con la cantidad de efectivos que bajarían pero sin identificarlos, por «razones de seguridad de los Estados Unidos».
Entonces, no se los autorizó a bajar por cuestiones legales y se abrió un proceso de consultas entre el director de Migraciones, Ricardo Rodríguez, el vicecanciller Jorge Taiana y el gabinete del ministro de Defensa, José Pampuro, y la Embajada de EE.UU. Rodríguez consultó también al ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien informó al presidente Néstor Kirchner, que se está en Costa Rica participando de la cumbre Iberoamericana.
La respuesta argentina fue que «la ley 25.880 autoriza» a tropas extranjeras a visitar desarmadas territorio nacional si se identifican con la célula militar. No hace falta el pasaporte, explicaron voceros del Gobierno a Clarín.
Luego de una serie de idas y venidas, a las 18 el capitán de la fragata entregó una lista con los nombres y apellidos de unos 250 tripulantes que iban a bajar y el incidente se resolvió.
Fuentes de la embajada de Estados Unidos confirmaron que hubo una demora en el proceso de ingreso al país de los marinos y calificaron el hecho como un «problema burocrático». De todos modos, el incidente puso en evidencia el aumento de las medidas de seguridad de parte de los militares norteamericanos, tras los atentados del 11 de setiembre del 2001, en un marco de rispideces entre los dos países en el ámbito militar.
Lo concretó fue que esta pulseada legal demoró el inicio de la recepción que se brindó a bordo del buque ayer por la tarde, y de la que participó el embajador Lino Gutiérrez.
Un grupo de periodistas invitados por la Embajada a visitar el buque y que había sido citado a las cinco, debió esperar casi una hora y media para abordar, mientras se resolvía la situación.
Cuando los periodistas atravesaron los controles de la Terminal 3, se cruzaron con unos 70 marineros del «USS De Wert», que recibían las últimas indicaciones de uno de sus jefes, mientras personal de Prefectura trataba de conseguirles taxis para trasladarse al centro de la ciudad. Todos estaban vestidos de calle, muchos con remeras y las clásicas gorritas viscera, y se los notaba ansiosos por empezar su recreo, luego de cinco meses y medio de estar embarcados.
A bordo, nada hacía pensar en el incidente. El comodoro Dave Costa, uno de los responsables del Unitas, dijo que «por espíritu de cooperación y amistad pensamos que iba a ser muy bueno venir a la Argentina y que la tripulación conozca Buenos Aires».
El Unitas se hizo entre 2 y el 18 de noviembre. Ayer fue el cumpleaños 21 del «USS DE Wert», que entró en servicio en 1983. Concebido en la Guerra Fría como nave antisubmarinos.