Cinco artefactos estallaron este viernes en gasolineras en las afueras de la capital española, Madrid, sin dejar víctimas.
Una llamada en nombre de ETA al diario vasco Gara alertó una hora antes de las primeras explosiones, ocurridas a las 18:30 GMT.
Aunque la Guardia Civil no pudo desalojar todas las gasolineras a tiempo, no se registraron daños personales, según indican las autoridades y testigos.
El ministro del Interior, José Antonio Alonso, confirmó «que todo indica que se trata de la banda terrorista ETA», y añadió que «el Estado de derecho no va a retroceder ni un milímetro en la lucha contra el terrorismo».
Según la policía, los atentados de este viernes no requieren una infraestructura estable en Madrid, aunque esto «no le quita ni un ápice de gravedad a lo acontecido» según Alonso.
Capacidad operativa
ETA reaparece justo dos meses después de la detención de sus principales dirigentes en el sur de Francia, calificada por muchos expertos como un paso claro hacia la derrota definitiva de este grupo separatista armado, que se ha cobrado 800 vidas en nombre de un Estado vasco independiente.
Las detonaciones no dejaron víctimas fatales.
Las primeras valoraciones indican que ETA quiere demostrar que aún posee capacidad operativa, al mismo tiempo que no quiere desaparecer del debate público, en momentos en los cuales la atención parece concentrarse en el extremismo de origen islámico.
Los artefactos explosivos provocaron un caos en el día de la «operación salida» que marca el inicio de los cinco días del puente de la Constitución y de la Inmaculada, y miles de madrileños quedaron atascados en las carreteras.
El ministro Alonso hizo un llamamiento «a la calma a los ciudadanos madrileños, que deben continuar disfrutando de este puente y rechazar cualquier escenario de temor».
La última vez que ETA intentó actuar en Madrid fue el 24 de diciembre de 2003. Los explosivos viajaban en trenes que salieron del País Vasco con destino a la capital española, pero fueron interceptados.