JOAQUIM UTSET
El Nuevo Herald
En sus viajes a las tiendas en estos días de fiesta, si nota que alguien le mira por encima de la espalda cuando va a pagar, no crea que lo hace por simple curiosidad.
Es en situaciones como éstas que los ladrones de identidad aprovechan para conocer los datos de las nuevas víctimas del principal crimen económico del estado y del país, advirtió ayer el fiscal general de la Florida, Charlie Crist.
Crist inauguró ayer la primera cumbre estatal sobre el robo de identidad en la que autoridades policiales, fiscalías y entidades financieras discutieron la lucha contra un crimen que creció el año pasado en un 31 por ciento y afectó a 14,000 floridanos.
»Uno siempre debe estar alerta de lo que pasa a su alrededor», apuntó Crist.
Pero el método de acopio de datos con mayor crecimiento es el llamado método phishing. La víctima recibe un correo electrónico aparentemente de una institución financiera en el que se le pide que actualice su información personal a través de una página que parece oficial, pero que es una copia.
»Los técnicos de SmithBarney van a poner en marcha una planificada modernización de software. Le pedimos encarecidamente que visite este enlace y actualice sus datos de cliente», reza un correo recibido ayer mismo en El Nuevo Herald.
El inocente cliente que sigue las instrucciones no se da cuenta que está entregando su información personal, como el número de Seguro Social, a personas que la utilizarán para cometer todo tipo de fraude con ellos.
»Las empresas legítimas nunca piden información con este tipo de correos», dijo Dusty Brighton, administrador de asuntos gubernamentales de Microsoft.
La proliferación de esta técnica ha obligado a la Comisión Federal de Comercio (FTC) a crear un grupo de trabajo en conjunto con la industria privada para detectar esas páginas y tratar de atrapar a sus creadores.
Sólo el año pasado, según datos del FTC, las empresas estadounidenses tuvieron que asumir $47,000 millones en pérdidas causadas por el robo de identidad.
Firmas como Citicorp han desarrollado complicados programas de identificación de hábitos de sus clientes para detectar gastos sospechosos y comunicarse con el dueño real de la tarjeta para confirmar si es el responsable de los mismos.
Esas nuevas técnicas están ayudando a atajar en numerosas ocasiones las pérdidas por tarjeta antes de que escalen a cantidades astronómicas.
Los delincuentes han respondido multiplicando el número de identidades que roban y trasladando su objetivo de las tarjetas hacia las cuentas bancarias, las que pueden vaciar desde una computadora si tienen los datos.