El Universal
Lunes 20 de diciembre de 2004
Bogotá. Una leyenda circula estos días por Colombia: en las calles de algunas ciudades se pueden comprar dólares a 40 por ciento menos de lo que marca la tasa oficial. Aunque la caída del dólar es un fenómeno global, en Colombia se ha acentuado especialmente en el último año, cuando se ha devaluado hasta 15 por ciento por diversas causas, entre ellas la búsqueda de nuevos mecanismos para el lavado de activos.
«En Colombia hay factores que amplifican estas tendencias internacionales: el más importante es el aumento de la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros gracias a las políticas económicas y de seguridad», explica Mauricio Cárdenas, director del prestigioso centro de análisis económico, Fedesarrollo.
Otro elemento de peso son las remesas que envían los colombianos desde el extranjero, que en estos momentos se han convertido en el segundo ingre- so del país, por delante del café y el carbón y sólo superado por el petróleo. Las remesas anuales que recibe Colombia alcanzan la cifra de 3 mil 500 millones de dólares.
«El tema de las remesas también afecta a México y otros países, donde una parte no es tan familiar ni ortodoxa como dicen», asegura Camilo Sánchez, economista y presidente de la dirección nacional del Partido Liberal. Precisamente para ejercer un mayor control sobre la procedencia de estas remesas, el presidente Álvaro Uribe impulsó una medida que entrará en vigor el próximo mes de febrero y que obliga a todos los intermediarios del mercado cambiario a reportar cualquier movimiento superior a 200 dólares ante una unidad estatal especializada en análisis financiero.
Este control es tan sólo una de las estrictas medidas que el gobierno colombiano ha puesto en marcha para hacer cada vez más difícil el lavado de activos. Hace apenas un mes el Banco de la República acabó con lo que comúnmente se denominaba la «ventanilla siniestra», a través de la cual cualquiera que tuviera dólares podía llevarlos ahí y cambiarlos. Por estos motivos los narcotraficantes tienen cada vez más problemas para «salir» de su efectivo en dólares y los billetes andan circulando por todas partes.
«Se ha vuelto mucho más complicado para estos señores lavar esa cantidad de efectivo en México, EU o Centroamérica y están mandando: tomen señores», explica Sánchez.
Según los estudios realizados por Fedesarrollo, en Colombia entran unos 3 mil millones de dólares anuales procedentes del narcotráfico, es decir, más o menos la misma cantidad que a través de las remesas, lo que situaría esta actividad ilegal en la tercera fuente de ingresos del país.
Aunque nadie ha podido probarlo, el rumor que anda de boca en boca es que en ciudades como Montería, centro neurálgico de las conversaciones de paz con los paramilitares, se pueden comprar dólares en la calle en 40 por ciento por debajo de la tasa interbancaria.
«Donde hay estos procesos es donde está el dinero circulando y no hay una compra muy grande. Lo mismo pasa en la costa, en Cartagena y en La Guajira; es decir, en los puertos cercanos a las exportaciones no tan santas», asegura Sánchez. «No sé si son las FARC, no sé si son los paramilitares, pero es el mercado ilícito del país».
Mientras la bola de nieve se hace cada vez más grande, la realidad es que nadie ha visto realmente estos dólares tan baratos: «En caso de que sea verdad, está muy escondido. El rumor se produjo porque la gente está gastando mucho, hay mucho dinero en la calle que generalmente es del narcotráfico», explica Víctor Negref, analista residente en Montería.
Varios hechos apuntan a que el lavado de activos se está viendo acorralado, como por ejemplo los aumentos en incautaciones de divisas entrando ilegalmente por los aeropuertos, incluso ingeridas en cápsulas como si de cocaína se tratara. Sin embargo, muchos se muestran escépticos ante el mencionado rumor.