Una de las mayores causas de accidentes de los últimos tiempos son las derivadas del uso de vehículos a motor. Estos son los llamados accidentes de tráfico, cuyos resultados se traducen en miles de muertos al año y multitud de heridos de diversas consideraciones, desde los más leves hasta los que sufren lesiones medulares como la paraplejía o tetraplejía.
Aunque son numerosas las normas y consejos que continuamente se emiten para prevenir y evitar estos accidentes, aún siguen produciéndose con más frecuencia de lo deseable.
Cuando nos encontramos ante un accidente de tráfico, el comportamiento de las personas que van llegando es de lo más variado. Todos los conductores conocieron una ligeras pautas cuando aprendieron a conducir pero, realmente, su conducta se ve desbordada por el nerviosismo y su labor se vuelve ineficaz. Podríamos hablar horas y horas de estas conductas.
Si finalmente el accidente ocurre, se deberá de prever también la actuación, que basada siempre en la premisa P.A.S.(Proteger-Alertar-Socorrer), utilizará en primer lugar todas las medidas de autoprotección y de protección a los afectados con el fin de evitar su agravamiento. Aunque ya sean varias las personas que se ocupan de las tareas, revise si se están realizando metódica, ordenada y correctamente o complemente aquellas labores que lo requieran:
El conductor, deberá situar el vehículo en un lugar seguro, estacionándolo en el lugar más adecuado, SIN ESTORBAR y SEÑALIZADO (mantener encendidas las luces de emergencia).
Estacionará fuera de la vía o en el arcén. En caso de usar la vía, deberá estacionar a unos 25 m del lugar del incidente.
Si ya existe personal especializado, contactaremos con ellos pidiendo información e integrándonos en el equipo, si fuese necesario.
Si nuestro vehículo es el primero en llegar, haremos seguro el lugar, consultaremos a los testigos acerca del incidente y procederemos así:
Mantener encendida la señalización de emergencia.
Si se considera que se va a demorar la evacuación, colocar a unos 150 m. en ambos sentidos los triángulos reflectantes de peligro de nuestro vehículo o pedir que algunos espectadores se sitúen a 150 m. en ambos sentidos y avisen a los conductores que se aproximan para que reduzcan o detengan su marcha.
Desconectar el contacto o la batería de los vehículos implicados en el accidente.
Inmovilizar y asegurar el vehículo siniestrado en caso de que se encuentre inestable.
Comprobar el posible derrame de gasolina y aceite, señalizando su existencia. Pedir colaboración a los transeúntes para que los cubran con tierra o arena.
No fumar ni permitir que se haga, en las proximidades del accidente.
En caso de que sea de noche, utilizar la linterna del vehículo, iluminar la zona con los focos del vehículo, o pedir que los otros conductores la iluminen con sus vehículos.
En caso de niebla, extremar la protección, la señalización y la iluminación.
Si existe fuego en los vehículos y no se encuentran los bomberos en el lugar, tratar de apagar el mismo por medio del extintor de polvo de nuestro vehículo.
Si aún no está presente Guardia Civil (o Policía Local en casco urbano), regular el tráfico hasta su llegada.
Ahora que hemos tomado un rápido contacto con la situación indicaremos que, sin demora, se solicite ayuda a la Central de Emergencias (112), a la Guardia Civil, a la Cruz Roja o al Centro médico más cercano o nos aseguraremos de que ello se realiza aunque no lo hagamos nosotros directamente.
Ante una petición de auxilio, los datos mínimos que debemos comunicar por este orden son:
Nº de teléfono desde el que se hace la petición, para que realicen la oportuna comprobación o nos mantengan informados de cualquier eventualidad.
Lugar del accidente, (carretera y punto kilométrico) con todos los datos que se necesite para llegar hasta allí, así como puntos de referencia que faciliten la localización exacta y los riesgos específicos de la zona.
Número de afectados y sus lesiones, por si fuese necesario alertar otros recursos o a bomberos si hay algún atrapado.
Si es posible, puede completarse la información con otros datos interesantes:
Tipo de accidente (colisión, alcance, vuelco, salida de vía, atropello, enfermedad, etc.), así como los riesgos climáticos de la zona (niebla, hielo, etc.) o circulatorios (vehículos en la calzada, curva sin visibilidad, etc.) y peligros en la zona de intervención (incendio, derrame de materias peligrosas, inestabilidad del vehículo siniestrado, etc.).
La atención a los lesionados, igual que las otras fases de la intervención, deberá realizarse sin precipitación y de forma metódica, utilizando todo el tiempo necesario de forma que NUNCA se pase a la siguiente fase sin la seguridad de que la estabilización del lesionado es la correcta y no perjudicará a su estado durante el traslado. Generalmente, esta fase deberá ser realizada por personal capacitado (dotación de ambulancia asistencial o médico):
Si hay más de un herido, no dejarse influenciar por el que más grite o por la edad o aspecto de las víctimas. Puede que el que esté más ensangrentado no sea el más grave.
No se moverán a los accidentados a menos que corra peligro su vida por causa de incendio o explosión del vehículo siniestrado. Sólo se moverán cuando estemos seguros de sus lesiones y tengamos los medios apropiados para ello.
Si se movilizan heridos, recabar información sobre el Centro médico al que se dirigen para informar luego a la Guardia Civil o a los equipos asistenciales.
En los heridos graves debe controlarse periódicamente el pulso y la respiración. Nos ayudará para conocer su evolución, sobre todo si se sospechan lesiones internas.
En el caso de personas atrapadas y no existe la presencia de bomberos o equipos especializados, tratar de acceder a ellos por medio de los elementos de rescate. En el caso de imposibilidad de acceso, avisar a los equipos especializados en desencarcelación y tratar de atender lo mejor posible a las víctimas mientras estos lleguen.
Preguntar a los acompañantes o víctimas conscientes el número de personas que viajaban con ellos, los nombres y las edades. Todo ello nos sirve para establecer una relación entre el número real de personas implicadas y las atendidas y el grado de lucidez o confusión mental del accidentado.
Asegurarse de no dejar ningún herido por atender, para ello revisar los alrededores y mirar en el interior de los maleteros. Pedir ayuda a los testigos para realizar estas tareas u otras sencillas como desconectar la batería, tapar con tierra el líquido derramado, etc.
Si es posible, determinar a que vehículo corresponde cada víctima y la condición que ostenta respecto a él (conductor, acompañante, pasajero, etc.)
Informar, en los casos necesarios, a los equipos asistenciales y autoridades acerca de las labores que se han realizado o se están desarrollando, o informar al resto de espectadores a fin de tranquilizarles y evitar que se produzca una situación de tensión producida por la no evacuación inmediata de las víctimas.
Finalizada la estabilización, en caso de ser un sólo herido, se procederá a preparar la evacuación.
En el caso de que exista más de un herido a evacuar, y de que dichos heridos se encuentren correctamente estabilizados, se esperará a la llegada de los recursos solicitados, en los que se realizará la evacuación por orden de prioridad.
Si nos encontramos con una única víctima con ausencia de consciencia, de pulso y de respiración, determinaremos que ha entrado en parada cardio-respiratoria e iniciaremos la RCP (Reanimación Cardio-Pulmonar). Si existiesen otros afectados además de la víctima anterior, se procederá según la técnica del triaje.
No movilizar ni trasladar a los ya fallecidos sin orden expresa de la Autoridad Competente.