Más de 1.2 millones de personas perderán la vida debido a un accidente de tránsito y cerca de 50 millones sufrirán lesiones que incluso pueden convertirlas en discapacitadas, convirtiendo el hecho en la novena causa de muerte en todo el mundo, de acuerdo con las cifras de la Organización Mundial de la Salud.
Las preocupantes estadísticas fueron citadas por Carlos Gil, del Touring y Automóvil Club de Venezuela, durante la conferencia “Seguridad vial, un problema de todos”, dictada en las instalaciones del Museo del Transporte, en el marco del programa para celebrar los 100 años de la llegada del automóvil a Venezuela.
En el desarrollo de su exposición, Gil llamó la atención sobre el hecho de que los países con menores ingresos son los que sufren una mayor incidencia de accidentes viales, al tiempo que comparó cómo, debido a esta causa, en América Latina mueren anualmente 14.8 personas por cada 100 mil habitantes, mientras que en Europa el indicador se reduce a 11 personas por cada 100 mil habitantes. Durante el año 2000 en los 31 países de América Latina y el Caribe murieron 22 mil personas cifra superior a las 110 mil víctimas registras en las 35 naciones con mayores ingresos en el mundo.
Aun con el incremento de los sistemas de seguridad en el automóvil y con las campañas de seguridad vial que llevan adelante los países desarrollados, las proyecciones no son alentadoras, pues se estima que del puesto número nueve que actualmente ocupan los accidentes en el ranking de las causas de muerte, llegaran a la tercera casilla en el año 2020, superando incluso a las enfermedades cerebrovasculares y las muertes causadas por el VIH/SIDA que del segundo lugar bajará al puesto 10.
Una simulación sobre un accidente, sufrido por un vehículo en el que viaja un niño, mostró a los presentes las consecuencias de no llevar debidamente asegurado un infante cuando viaja en el automóvil, al tiempo que Gil explicaba la imposibilidad de que una madre pueda retener en sus brazos a un niño ante la eventualidad de un accidente, debido al peso que adquiere la masa en el momento del impacto.
El ponente afirmó que la única manera de reducir la mortalidad por esta causa es aumentar la frecuencia e intensidad de las campañas de seguridad vial, pues los gastos que ocasiona esta situación representan más del 1% del PBI anual, exigiendo en los países de medianos y bajos recursos una erogación equivalente a 65 millardos de dólares anuales, una suma obviamente superior al monto destinado a la prevención de accidentes viales. Según las estadísticas que ilustraron la presentación, en América Latina se gastan cada año casi 20 mil millones de dólares en atención a las víctimas involucradas en esta situación.
En cuanto a Venezuela, aun cuando hay ciertas reservas sobre la confiabilidad estadística, Carlos Gil explicó que de acuerdo con las autoridades de tránsito, durante el año 2002 en el país ocurrieron 86.634 accidentes viales, los cuales dejaron como saldo 2.321 muertos y más de 23.400 heridos. Tomando en cuenta que en Venezuela se estima el parque vehicular en 2 millones 700 mil unidades, durante 2002 se produjeron 3 muertos y 14 heridos por cada 100 accidentes y el promedio es de 91 accidentes por cada 100 kilómetros recorridos. “Los accidentes no son accidentales”, dijo Gil, advirtiendo que el 90% son el resultado de una conducta irresponsable al volante, pues los indicadores muestran que 84% se deben a errores humanos y 4% fallas del vehículo, y que entre los factores humanos que más inciden en esta situación está el exceso de velocidad (33%), el consumo de alcohol (28%) y el poco uso de los cinturones de seguridad (10%).
La historia sangrienta del automóvil indica que desde su aparición en el mundo han muerto más de 40 millones de personas debido a los accidentes viales, registrándose como primera víctima una mujer de 44 años, quien murió en 1896, luego de ser atropellada en Londres, por un automóvil que se desplazaba a una velocidad de 12 Km/h. También en los anales venezolanos se registra como una de las primeras muertes causadas por un automóvil, el fallecimiento en Caracas del Dr. José Gregorio Hernández, quien el 29 de junio de 1919, cuando intentaba cruzar por delante de un tranvía, fue arrollado por un automóvil que viajaba a 30 kilómetros por hora.
Con la presentación de una serie de mensajes institucionales y su evaluación posterior, el ponente demostró como la educación puede contribuir a reducir la mortalidad a causa de los accidentes viales, y concluyó su charla haciendo un llamado a los presentes a involucrarse en las actividades de seguridad vial.
Abierto el debate a los presentes, intervino el asistente al Comandante General del Cuerpo de Bomberos de Caracas, Teniente Coronel Jesús Alberto Rattia, quien alertó a los presentes sobre la necesidad de respetar los vehículos que atienden las emergencias, explicando la imposibilidad de detener una unidad bomberil ante el abuso de un conductor que trata de “ganarle” la calle sin medir las consecuencias y la distancia que requiere para frenar un camión de bomberos que obviamente debe desplazarse a gran velocidad. Así mismo se escucharon sugerencias y propuestas de otros integrantes del público, quienes llamaron la atención sobre la ausencia de los representantes de los cuerpos de tránsito y de la Guardia Nacional, así como del Ministerio de Educación en un foro sobre un tema tan importante como es la seguridad vial.