Un informe de la Asociación Nacional de Manufactureros (NAM) de Estados Unidos, donde se presta especial atención a las copias ilegales de repuestos o recambios para el automóvil, estimó que el negocio de la piratería internacional asciende a 300.000 millones de dólares al año y que afecta a cerca de 52 países ente ellos varios de América Latina.
La entidad admitió que si bien el gobierno del presidente George W. Bush ha mostrado firmeza en sus esfuerzos, «la realidad es que los problemas de piratería y contrabando están creciendo a mayor ritmo cada día».
En su informe 2004, la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (Ustr) hace notar que si bien se han registrado mejoras en varios países sobre protección de propiedad intelectual, todavía subsisten otros en los que el problema no sólo ha subsistido sino se ha agravado.
Paraguay figura con China en una «sección especial» debido a que ambos países se habían comprometido ya con Estados Unidos a encarar problemas específicos mencionados en informes previos, pero no han hecho nada por cumplirlos.
La NAM, la mayor asociación empresarial estadounidense con más de 14.000 firmas asociadas, dijo que el informe de la Ustr «confirma que el contrabando de productos ha sobrepasado los bienes de lujo para convertirse en la plaga de virtualmente cada sector industrial».
Golpe a empresas chinas
La piratería y falsificación de productos que ha dañado a la industria europea durante más de una década, ha empezado a afectar también a las marcas chinas, según expertos del sector citados en el último boletín de la Cámara de Comercio de la UE en China.
El número de bienes pirata que atravesó las fronteras de la Unión Europea «aumentó en un 900 por ciento» durante la última década, y muchos de estos productos vienen de Asia, según Philip Bartley, experto del Programa de Protección Intelectual entre la UE y China.
Las falsificaciones, que no sólo afectan a productos de lujo, sino también ropa, juguetes, teléfonos, refacciones o repuestos para vehículos, colonias e incluso comida, provocan enormes pérdidas a las empresas extranjeras.
«La situación está empeorando», según Bartley, quien considera que las leyes de protección intelectual existentes en China son muy buenas, «su problema es la aplicación», ya que las autoridades locales y las fuerzas del orden hacen la vista gorda.
En China, el sector privado, principal motor de la economía, es el más afectado, a medida que los competidores copian y falsifican productos y servicios, siempre de menor calidad, lo que puede provocar también graves problemas a los consumidores, como en el caso de las partes, piezas, componentes y repuestos para autos y camiones o medicinas falsas.