Demandan a Johnson & Johnson por problemas con medicamento

A. VEIGA / Associated Press
LOS ANGELES
Los padres de una niña de 7 años demandaron ayer a los fabricantes de Children’s Motrin y otras compañías que distribuyen el analgésico infantil, alegando que su hija perdió el sentido de la vista y sufrió otros efectos secundarios severos tras tomar el medicamento.
La demanda, presentada a nombre de Sabrina Brierton Johnson de Los Angeles, busca una compensación no especificada y una multa impuesta como castigo ejemplar contra la gigante del cuidado sanitario Johnson & Johnson, la subsidiaria McNeil Consumer & Specialty Pharmaceuticals y otras varias firmas, entre ellas las minoristas Ralphs Grocery y las farmacias Sav-On de Albertsons Inc.
En la querella, Kenneth y Joan Brierton Johnson acusan a los demandados de negligencia, incumplimiento de garantía y de esconder a los consumidores y médicos los potenciales riesgos de la medicina para el dolor y la gripe, específicamente el riesgo de desarrollar dos desórdenes: el síndrome de Stevens-Johnson y una necrólisis epidérmica tóxica –causadas típicamente por una reacción adversa a un medicamento o a un virus.
Sabrina tomó Children’s Motrin en gotas el 8 de septiembre del 2003, tras regresar de la escuela con fiebre. Hasta donde se sabía, la niña no era alérgica a ningún medicamento, según la demanda presentada en la Corte Superior del Condado de Los Angeles.
A la mañana siguiente, la niña despertó con una fiebre alta y otros síntomas, como una coloración rojiza en los ojos y llagas en la boca. Fue hospitalizada, pero al día siguiente perdió la vista en ambos ojos.
Los médicos más tarde concluyeron que Sabrina había contraído el síndrome de Stevens-Johnson tras tomar Children’s Motrin, según la demanda.
Desde entonces, ha sido sometida a varias cirugías de los ojos.
»En nombre de los niños de todas partes, nuestra familia quiere que Children’s Motrin sea retirado del mercado hasta que su empaque incluya una advertencia sobre el riesgo de sufrir el síndrome de Stevens-Johnson y describa sus síntomas», declaró la madre de la niña en un comunicado.
La queja también alega que las compañías sabían de una relación entre la medicina y los desórdenes de sus propias pruebas clínicas que datan de finales de la década de 1980, y que hasta incluyeron advertencias de tales riesgos en el medicamento antes de que pudiera comprarse sin receta.

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