Bajo control militar penal de máxima seguridad de México

Soldados y agentes de la policía federal de México tomaron control este viernes de la cárcel de máxima seguridad del país.
Las autoridades temen que algunos reos intenten escaparse.
El hermano del notorio narcotraficante Joaquín Guzmán, conocido como El Chapo, fue asesinado recientemente dentro de la prisión, donde se han producido otros dos asesinatos, aparentemente provocados por una guerra entre miembros de carteles de la droga.
Las autoridades mexicanas actuaron ante el temor de que la administración del penal había perdido el control.
Además, las autoridades aseguraron que poseen informes de que algunos prisioneros planeaban escaparse del penal.
Desde junio de 2004, al menos 30 personas han muerto en hechos de violencia relacionados con el narcotráfico, en una «guerra» a nivel nacional.
Poderosa amistad
El origen de esa guerra parece haber sido la amistad que han desarrollado los dos poderosos jefes de carteles de la droga, Osiel Cárdenas Guillén y Benjamín Arellano Félix, ambos recluidos en Las Palmas.
Tras tomar el control de la prisión, las autoridades mexicanas reubicaron en distintas celdas a Cárdenas Guillén y Arellano Félix.
El subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, Miguel Ángel Yunes, anunció a la prensa que los dos capos quedaron incomunicados.
El objetivo es impedir que puedan planificar enfrentamientos con rivales.
Cárdenas Guillén es jefe del cartel de El Golfo y Arellano Félix es líder del cartel de Tijuana.
Cuatro tanques fueron estacionados fuera del penal.
Celulares incautados
Las autoridades incautaron dos teléfonos celulares, cocaína, alambres, objetos punzantes y una televisión, informó Yunes.
El viernes, cientos de soldados y policías iniciaron el operativo para tomar control del penal. Cuatro tanques fueron estacionados fuera de la cárcel y se instalaron varios puestos de revisión militar a la entrada de la prisión.
El Ministerio de Seguridad emitió un comunicado en el que aseguró que la operación tuvo como objetivo «recuperar el estado de seguridad máxima (…) después de que las autoridades del centro declararon un estado de alerta por los riesgos graves para la integridad física de algunos internos y la posibilidad de un intento de fuga».

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