Las renuncias de los altos funcionarios de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el año pasado, crearon controversias en Estados Unidos, sobre todo porque algunas dimisiones fueron presentadas por agentes críticos de la guerra contra el terrorismo.
La primera renuncia, en junio de 2004, correspondió a quien fuese director general del organismo por siete años, George Tenet, seguido del subdirector de Operaciones, James Pavit.
Tenet es objeto de severas críticas por «no haber evitado los atentados del 11 de septiembre de 2001 y por las informaciones erróneas sobre las armas de destrucción masiva (ADM) que justificaron la guerra en Irak». El argumentó razones de carácter personal.
Observadores reseñan que esta renuncia cobró relevancia por ser «la primera dimisión presentada por un funcionario de nivel de gabinete desde octubre de 1973, cuando el ministro de Justicia, Elliott Richardson, y su adjunto, Willian Ruckelshaus, dejaron sus cargos en protesta por el despido del fiscal general del caso de Watergate, Archibal Cox, por el entonces presidente estadounidense Richard Nixon».
En el marco de la reelección del presidente Bush los cambios siguieron en la Agencia Central de Inteligencia.
Uno tras otro renunciaron: John MacLaughlin, subdirector de la CIA; Stephen R. Kappes, de Servicios Clandestinos, y Michael Sulick, el segundo al cargo.
Las hipótesis sobre la crisis interna en el organismo adquirieron fuerza con la renuncia del ex jefe de la división encargada de buscar al líder de la red Al Qaida, Osama bin Laden, Michael Scheuer.
Este ex agente comentó que dejó la CIA, después de 22 años de carrera, «para hablar más libremente del fracaso de Washington ante la amenaza de Al Qaida y sobre la necesidad de reformar los procedimientos para hacer frente a este desafío».
Sin dejar lugar a dudas, Scheuer fue el autor del libro Imperial Hubris, en el que reseñó que «las élites que gobiernan Estados Unidos están voluntariamente ciegas a las realidades del mundo. Lo ven como quieren que sea, más que como es. Creen que cada uno desea ser sólo como los norteamericanos».
Aunque manifestó que sus superiores le prohibieron hablar en público, Scheuer concedió todo tipo de entrevistas sobre «la transformación de Al Qaida, de organización terrorista internacional a insurrección islámica global».
De igual forma, el nombramiento de Porter Goss como nuevo director de la CIA ha dado de qué hablar. Trascendió que mantiene una intensa disputa con el resto de los funcionarios de la agencia.
Versiones sostienen que Goss se está «deshaciendo» de agentes que ocupan puestos clave por supuestas órdenes de la Casa Blanca.