Washington. El acto de juramentación de George W. Bush se caracterizó por un cúmulo de protestas protagonizadas por miles de personas que se manifestaron contra las políticas del Gobierno norteamericano en Irak.
Los ciudadanos, que se apostaron en las cercanías del Capitolio, portaban afiches contra la conflagración y reclamaban a gritos «poner fin a la sangrienta guerra». Además, responsabilizaron al mandatario de cometer un «asesinato masivo», dijo DPA.
Numerosas madres cuyos hijos cayeron en la guerra vestían camisetas con la inscripción «Presidente Bush, usted mató a mi hijo» y «Regresen las tropas a casa».
Las protestas fueron prohibidas en las inmediaciones del acto de juramentación alegando motivos de seguridad, y los ciudadanos que querían expresar opiniones disidentes debieron hacerlo en lugares previamente establecidos, donde no serían vistos por el Presidente y su familia.
Sin embargo, trascendió que la policía del Capitolio arrestó al ciudadano Richard Weaver, quien se infiltró en la primera ceremonia y fue fotografiado dándole la mano al mandatario.
La justicia había emitido una orden de arresto por su participación en la toma de poder de Bush de 2001, cuando un fotógrafo lo vio dándole la mano al Presidente y entregándole disimuladamente una moneda y una nota. También estuvo presente en la segunda ceremonia de posesión del mandatario Bill Clinton, en 1997.
Además, la policía detuvo a cinco personas que manifestaban durante el discurso del mandatario reelecto.
Tres personas sufrieron heridas leves a raíz de una sustancia «irritante» lanzada durante un incidente en un puesto de seguridad del desfile posterior al acto. El hecho se inició cuando cien manifestantes intentaron bloquear una garita de vigilancia.
Pese a estos eventos, el programa de actos se cumplió con estricto orden y tranquilidad.
Ni el frío polar (-2 grados) ni el impresionante dispositivo de seguridad puesto en marcha para la memorable ocasión disuadieron a las más de 750.000 personas que, enfundadas en abrigos, gorros y botas, se dieron cita en el Parque Central de Washington.
Unos celebraban, otros protestaban, pero todos estuvieron muy vigilados por los más de 6.000 policías y 7.000 militares que velaron por la paz en esta histórica jornada.
Rodeado de su familia, Bush juró el cargo como manda la tradición, aunque dos minutos antes de lo previsto. desde las escalinatas del Capitolio, engalanadas con cientos de banderas.
Sobre la misma Biblia que utilizaran George Washington en 1789 y su propio padre, George Bush, en 1989, el presidente reelecto juró solemnemente «respetar, defender y preservar» la Constitución de Estados Unidos, «con la ayuda de Dios».
Causó sorpresa la presencia del presidente de Tribunal Supremo, William Rehnquist, quien padece de cáncer.
El magistrado lució pálido, frágil, apoyándose en un bastón y con voz débil, mientras administró el juramento del cargo a Bush.