Caretas: casos Granda y Montesinos se asemejan

FUE al principio un incidente grave entre dos países importantes de América del Sur y ahora amenaza con transformarse en problema continental. Condoleezza Rice, la secretaria de Estado de Estados Unidos acaba de expresar que Venezuela no es una democracia y que la política de Hugo Chávez es ajena a la región.
La mecha la encendió Hugo Chávez, presidente de Venezuela, por albergar a Rodrigo Granda, un jefe de las «Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia» (Farc).
El caso tiene un asombroso parecido con el de la captura de Vladimiro Montesinos, también capturado en Caracas, después de que Hugo Chávez negara reiteradamente que estuviera en Venezuela.
El escándalo reciente fue mantenido en silencio durante un mes, pero el 13 de enero estalló, cuando Hugo Chávez, presidente de Venezuela, llamó a consultas a su embajador en Bogotá y acusó a la Policía colombiana de haber secuestrado a Rodrigo Granda en el centro de Caracas.
Todo había empezado el 13 de diciembre del año recién fenecido. Eran las cuatro de la tarde cuando cuatro vehículos se detuvieron frente al café Razzetti de Caracas. Del interior saltaron varios individuos que se identificaron como agentes de la seguridad venezolana. En el interior de la cafetería, Granda esperaba al periodista colombiano Omar Roberto, con quien tenía concertada una cita.
Granda, encargado de las relaciones internacionales de las Farc, fue rápidamente apresado, esposado e introducido en la maletera de uno de los automóviles.
«En el baúl de uno de los carros permanecí durante 14 horas de viaje, me bajaron en Cúcuta (Colombia) y fui entregado a la Policía colombiana», contó Granda al diario bogotano El Tiempo.
Jesse Chacón, ministro del Interior de Venezuela, dijo el jueves último que a Granda lo habían conducido en un jeep verde, con placas de una entidad policial venezolana, que siguió la ruta Caracas, Aragua, Carabobo, Cojedes, Portuguesa, Barinas, Táchira y Cúcuta. Para esto debieron atravesar 800 kilómetros desde las orillas del Caribe y pasar por cuando menos 14 puestos de vigilancia.
¿CORRUPCION MILITAR EN VENEZUELA?
El que no surgieran problemas durante ese extenso recorrido puede deberse a la placa del vehículo, pero también a la presencia real de oficiales de la Guardia Nacional de Venezuela.
Chacón, el ministro venezolano, ha afirmado que en la acción participaron el teniente José Quintero Aguilar, quien era nada menos que comandante del Grupo de Acciones Especiales de la Guardia Nacional de Venezuela, así como tres guardias nacionales, tres oficiales del Ejército y un suboficial subalterno. Todos ellos están presos.
Asegura Chacón que los policías y militares venezolanos comprometidos recibieron un millón o millón y medio de dólares, aunque reconoció no tener pruebas sobre esto.
Sea como fuere, el hecho de que esos oficiales participaran en un plan como éste indica un grado de descomposición que debe preocupar a Chávez.
TENSION DIPLOMATICA
Chávez ha lanzado una ofensiva contra lo que considera un acto ilegal, un delito, al efectuar un secuestro en territorio venezolano y sobornar personal de la fuerza pública.
Colombia, a su vez, sostiene que recibió al prisionero en su territorio, dando a entender que no participó en el episodio caraqueño.
No queda ahí la cosa. La presidencia de Colombia, a través de un comunicado, ha indicado que entregará pruebas sobre la protección que funcionarios venezolanos brindaban a Granda.
El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, ha insistido en que el albergue de terroristas viola la soberanía de Colombia y aumenta el riesgo de terror contra sus ciudadanos.
Uribe propuso, por otra parte, un encuentro con Hugo Chávez, pero en el marco de una cumbre presidencial de países de la flamante Comunidad Sudamericana de Naciones. Chávez ha rechazado esta fórmula, pues considera que se trata de un asunto bilateral.
La revista Semana de Bogotá ha publicado esta semana una extensa entrevista al prisionero Granda. En ella, el guerrillero suelta algunas perlas. Por ejemplo: «Frente a las Farc, el presidente Hugo Chávez tiene una posición pública muy conocida. Nosotros no hemos tenido una relación tan directa».
EL PARALELO MONTESINOS
En el Perú ha pasado inadvertida la semejanza del caso Granda con el de Montesinos.
En recordada conferencia de prensa, el 28 de junio del 2001, Ketín Vidal, entonces ministro del Interior del presidente Paniagua, relató la historia de la captura de Montesinos. Luis Miquelena, ministro del Interior de Hugo Chávez, negaba, como todas las autoridades de Venezuela, Chávez incluido, que Montesinos estuviera en ese país. Vidal le demostró el ingreso del prófugo en la habitación 118 del caraqueño Hotel Avila y hasta le presentó fotos familiares de Montesinos allí encontradas. Por ejemplo, fotos de él y sus hijas en edad temprana, fotos antiguas, que revelaban irrebatiblemente el rastro del ex asesor de Fujimori.
Las autoridades venezolanas tuvieron que soltar presa. Al final, fueron ellas las que interceptaron un Toyota blanco en que Montesinos, traicionado por sus guardaespaldas, iba camino a la embajada peruana.
El dinero jugó, igual que en el caso Granda, importante papel. Primero, un ex policía venezolano, José Guevara, guardaespaldas de Montesinos en Caracas, intentó cobrar US$ 38 millones de una cuenta de éste en el Pacific Industrial Bank de Miami. Gracias a un alerta peruano, el FBI lo detuvo y él reveló la ubicación del ex asesor.
Al final, la oferta de US$ 5 millones por la captura animó a otros custodios de Montesinos. Ellos lo embarcaron en el Toyota blanco, con el pretexto de cambiar de refugio. En el camino los interceptó un grupo de la Inteligencia militar de Venezuela. Al día siguiente, Hugo Chávez se dio el lujo de anunciar la captura.
El affaire Montesinos terminó sin drama mayor. Ahora, en cambio, el caso Granda agita cancillerías y gobiernos de América.

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