Los desastres militares de Patascoy, Las Delicias y Puerres, ocurridos hace cerca de una década –en los que murieron unos 200 soldados–, parecían haber quedado en el olvido. Sin embargo, las dantescas imágenes de la destrucción de la base de la Infantería de Marina en Iscuandé, Nariño –donde el martes pasado murieron 15 soldados, y otros 25 quedaron heridos– hicieron rememorar aquellos trágicos episodios en los que las Farc les propinaron los más severos golpes a las Fuerzas Militares.
Para atacar la base de Iscuandé, los guerrilleros acudieron a la misma técnica aplicada años atrás para arrasar el cerro de comunicaciones de Patascoy, la base de Las Delicias y la caravana de camiones de Puerres: esperaron con paciencia a que los militares cometieran errores y luego los atacaron en forma despiadada.
El propio presidente Álvaro Uribe reconoció que los soldados estuvieron de fiesta y levantaron algunos controles que a la postre facilitaron el asalto. “Hubo errores de supervisión, control y vigilancia por parte del superior inmediato y, además, faltó apoyo”.
Algo parecido ocurrió el miércoles con el ataque a un camión que transportaba soldados entre Puerto Asís y Mocoa, en Putumayo. Guerrilleros de las Farc pusieron varias cargas explosivas al lado de la vía, hicieron volar el automotor y causaron la muerte de ocho soldados. En este caso –según explicó el jefe del Estado–, se produjo un grave error porque el teniente que estaba al mando de la patrulla se fue sin permiso a hacer algunas diligencias personales.
Debate por derrotas
Los sucesivos éxitos militares de las Farc en escasas 48 horas –en Meta murieron otros cuatro soldados– generaron de inmediato un debate sobre la efectividad de la política de Seguridad Democrática y los reiterados anuncios oficiales en el sentido de que ese grupo alzado en armas esta al borde de la derrota.
Además, la escalada subversiva tuvo mayor trascendencia porque ocurrió justo cuando en Cartagena sesionaba la Mesa de Coordinación y Cooperación Internacional conformada por 24 países de Europa, América Latina, Japón y Estados Unidos, así como por organismos multilaterales como Naciones Unidas, la Unión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
¿Qué va a pasar con la seguridad democrática si ocurren nuevas derrotas militares? Gonzalo de Francisco, analista.
A la controversia contribuyó además el vehemente discurso del Gobierno encaminado a convencer a la comunidad internacional de que en Colombia no existe una guerra interna, sino acciones terroristas desarrolladas por criminales.
Algunos analistas creen que los ataques de las Farc fueron ejecutados cuando se reunía en Cartagena la mesa de donantes, con el exclusivo propósito de desvirtuar las tesis oficiales sobre el conflicto armado y, de paso, debilitar la creencia de que las Fuerzas Armadas están derrotando a las guerrillas.
“Por el manejo que se dio a estos ataques, es claro que Uribe y el Gobierno salen fortalecidos –reflexionó el experto Gonzalo de Francisco–. Pero ¿qué va a pasar si ocurren nuevas derrotas militares? Es posible que se agote la paciencia de la gente frente a la eficacia de la seguridad democrática”.
Salto de la pulga
Según De Francisco, en los hechos de la semana pasada quedó demostrado que las Farc siguen al pie de la letra la teoría del salto de la pulga, es decir, golpear donde es posible, huir de inmediato y salir en busca de otro objetivo. “Es lo que conocemos como el encampesinamiento de las Farc, que consiste en que los guerrilleros se visten como personas normales, guardan sus fusiles, esperan el momento apropiado y luego atacan en forma letal”.
De igual manera, De Francisco asegura que es prematuro predecir que las Farc hayan decidido dar por terminado el repliegue estratégico ordenado tras la llegada de Uribe al poder. “Eso sólo se sabrá si en las próximas semanas atacan otras bases fijas de la Fuerza Pública”.
«En el gobierno de Pastrana hubo 907 ataques de las Farc, y en el de Uribe ya van 900.» Alfredo Rangel.
Entre tanto, Alfredo Rangel, director de la Fundación Seguridad y Democracia, dijo que el país tiene la creencia errada de que en el Gobierno de Uribe las Farc han estado inactivas. Por el contrario, el analista asegura que los guerrilleros se han dedicado a realizar hostigamientos menores que no son registrados en los medios de comunicación nacionales o regionales. “En el gobierno de Pastrana registramos 907 acciones subversivas, mientras que en los dos años del actual gobierno ya van 900”.
Rangel desestimó el triunfalismo de algunos altos oficiales que pregonan la derrota militar de las Farc. “Mire, según nuestros análisis, a las Farc les han dado muy duro en Cundinamarca y el oriente de Antioquia, donde prácticamente no existen. Pero, en el resto del país, incluida la zona de influencia del Plan Patriota, están intactas”.
Aun cuando es claro que el país digirió las explicaciones del Gobierno y de los mandos militares en el sentido de que las Farc aprovecharon las flaquezas de los soldados, la muerte de los 27 uniformados significa un doble campanazo de alerta. Para la Fuerza Pública, que puede perder la moral si encuentra que pese a los enormes presupuestos, el enemigo es difícil de derrotar. Y para la opinión, que es volátil y olvidadiza, y que en pocos días puede perder la confianza en la bandera de la seguridad democrática.