Temen que Venezuela arme a las FARC

GONZALO GUILLEN / El Nuevo Herald
BOGOTA
La compra de 100,000 fusiles de asalto AK-103 y AK-104 que Venezuela le hará a la firma rusa Izhmash Joint Stock Company, amenaza con convertirse en fuente de suministro de municiones para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), advierten analistas internacionales de armas.
Los AK-47, de los que las FARC tienen cerca de 10,000 y los paramilitares alrededor de 5,000, pueden ser cargados con los mismos proyectiles que utilizan los AK-103 y AK-104 que comprará el presidente Hugo Chávez.
Actualmente, cada proyectil llega a costar en el mercado negro hasta más de un dólar.
La adquisición de esas armas implicará el montaje de una fábrica de municiones en Venezuela y es posible que buena parte de la producción »termine en manos de la insurgencia colombiana, convirtiéndose así Venezuela en el principal abastecedor de la guerrilla colombiana», advierte un estudio de Análisis e Inteligencia (AI), firma española de consultoría en temas de seguridad a escala global.
Esta apreciación es compartida por Washington: »La compra ha elevado preguntas sobre el propósito final. Nuestra preocupación por esta compra de armas se agranda dada la tolerancia de Venezuela frente a grupos como las FARC, el ELN y otros», dijo un comunicado del Departamento de Estado divulgado el pasado viernes por The Washington Times.
El presidente Chávez en el pasado ha negado la presencia de armamento venezolano de reglamento en manos de las FARC. Y ha defendido la compra de la armas.
»Si al imperialismo se le ocurra meterse con Venezuela, tendrán que vérselas con el pueblo de (Simón) Bolívar, que está dispuesto a defender su soberanía y dignidad», dijo Chávez el pasado 3 de febrero, cuando anunció que las armas rusas están por llegar.
»Venezuela no se meterá con nadie, pero que nadie se meta con Venezuela», dijo en el mismo discurso.
Serguei Lavroy, ministro de Relaciones Exteriores ruso, dijo a su vez que la venta »no contradice normas u obligaciones internacionales» y estimó que Washington trata simplemente «de humillar a Rusia».
De cualquier manera, Venezuela se convertirá »en el principal fabricante de munición 7.62×39 mm de América Latina», asegura AI.
El estudio, en poder de El Nuevo Herald, sostiene también que la anunciada adquisición embrollará a Venezuela con fusilería que exige una clase de munición (7.62×39 mm) »considerada obsoleta por su poca precisión y balística inadecuada para el combate moderno y sólo sigue siendo usada por ejércitos del Tercer Mundo que tienen más de 20 años de atraso tecnológico y por grupos insurgentes, como las FARC, y remanentes de Sendero Luminoso». La mayor parte de la munición 7.62×39 las FARC la obtienen a través de una red que opera en Ecuador, manejada clandestinamente por militares de ese país que permiten el ingreso de los pertrechos a través de los puertos marítimos y luego protegen su traslado hasta la frontera con Colombia.
Con base en el Plan de Consolidación Estratégica de las Fuerzas Armadas 1998-2007, un prospecto oficial secreto que determina el tipo de armamentos que debe mantener y reponer Venezuela, la vieja fusilería belga Automatique Légre FAL, calibre 7.62×51 mm deberá ser substituida por un arma que utilice munición de formato 5.56x 45 mm, por ser »de mejor alcance, precisión y el hecho de poder cargar [cada soldado] mayores cantidades de municiones hacia el teatro de operaciones», sostiene AI.
Tan pronto fue adoptada la decisión de adquirir fusilería moderna de calibre 5.56×45 mm, la Dirección de Armamento de las Fuerzas Armadas Nacionales (DARFA) invitó a ofrecer sus productos a 17 compañías del mundo que fabrican armas de salto de ese calibre y nueve de ellas presentaron sus equipos en la licitación que fue abierta, así:
La fábrica Nacional Herstal, de Bélgica, ofreció el fusil FN FNC que hoy usan las fuerzas armadas de Suecia e Indonesia.
La fábrica Izhmash Joint Stock Company, de Rusia, ofreció sus eficientes AK-101 y AK-102 a un precio por unidad inferior a $300 y la reputación de ser una versión mejorada del venerable Kalashnikov AK-47.
La empresa australiana Steyr’s ofreció el modelo AUG, actualmente usado en pocas cantidades por la policía secreta venezolana DISIP.
La alemana Heckler & Koch’s propuso su fusil HK33A2, Israeli Military Industries expuso sus modelos Galil AR y SAR NATO, la suiza Sig Sauer mostró sus modernos fusiles 5.56×45 de la serie 550, y Vector, de Suráfrica, concursó con sus modelos estándar de 5.56.
Por su parte, la estadounidense Colt presentó el eficiente M16A2 y la versión compacta Colt M4, ambos de reglamento en las fuerzas armadas de Estados Unidos, mientras que Francia ofreció el modelo Farmas que usa su ejército.
»No teníamos la menor duda de que la empresa oferente rusa Izhmash Joint Stock Company sería elegida para dotar a las Fuerzas Armadas de Venezuela con una nueva arma de reglamento», explicó Antonio Ferrara, director de AI, «tomando en consideración que el presidente Chávez estaba tratando de romper la dependencia de sus fuerzas armadas con el material bélico proporcionado por Estados Unidos».
Sin embargo, el propio Chávez rechazó toda la amplia gama de modernos y versátiles fusiles 5.56, y, según AI, tomó directamente la decisión de comprar los atrasados AK 103, versión estándar, y los AK 104, versión compacta, anunciada oficialmente el pasado 26 de noviembre por su ministro de Defensa, Jorge Luis García Carneiro.
»Esta decisión ha llamado nuestra atención por contradecir los propios postulados de las Fuerzas Armadas de Venezuela, que tenían por meta sustituir todas sus armas [fusiles FAL belgas] de calibre 7.62×51 mm por fusiles más modernos 5.56 …, siguiendo la tendencia de todos los ejércitos modernos y los parámetros de estandarización de la OTAN», sostiene AI.
La simpatía que Chávez ha mostrado siempre por las FARC y la abundante presencia de armas oficiales venezolanas en poder de esa guerrilla alientan la sospecha de que también puedan llegar las municiones a su poder.
»Obviamente, los bandidos de Colombia, que son 17 mil de las FARC y otro tanto de las AUC, deben estar muy contentos de saber que van a montar esa fábrica a la vuelta de la esquina», exclamó a El Nuevo Herald un coronel de los servicios de inteligencia del Ejército colombiano.

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