• La producción de cocaína va en aumento. Los cultivos de coca se masifican y, pese al drama, EE.UU. recorta la ayuda antidrogas.
• Un agente americano muerto y dos toneladas de cocaína requisadas en 40 días
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La banda estaba compuesta por unos 25 narcotraficantes. Han caído 13 hasta el momento.
«Atención. El pez va al mar».
Era la señal que los agentes operativos de la Dirección Nacional Antidrogas (Dinandro) esperaban desde hacía varios meses. Por fin, la mañana del miércoles 9, el Isotanque de placa WD-3701 abandonaba la cochera de Chorrillos.
Los detectives tomaron sus posiciones. El pesado vehículo se dirigía al Callao cargado de cocaína, según intuía la Dirandro. Había que actuar rápido.
En la avenida Argentina, se dio la orden final: «¡Intervengan!». Los policías que detuvieron el Isotanque se sorprendieron al ver su contenido: no había nada adentro. Un grupo estadounidense de expertos llegó al lugar para apoyar a los efectivos peruanos. Entre ellos figuraba Bryan Tutle (39), agente de La Oficina de Asuntos Antinarcóticos de la Embajada Americana (NAS).
¿Dónde estaba la coca? Tutle se ofreció a resolver el acertijo y entró solo al Isotanque con una sierra eléctrica. Empezó a cortar las paredes internas, pero una explosión producto de los gases químicos le causó la muerte. La Dinandro halló 800 kilos de cocaína acondicionados en el interior del camión.
Tutle era uno de los mejores agentes de la embajada de EE.UU. Había participado en dos operativos claves: el caso Génesis (noviembre del 2003), en el que se desbarató una mafia alemana que pretendía sacar del país 200 kilos de cocaína en juegos mecánicos (CARETAS 1798), y también en el caso de la pota con coca.
Su muerte, sin embargo, se produjo en un momento particularmente complicado para el país: esa misma semana, EE.UU. anunciaba precisamente el recorte de la ayuda antidrogas al Perú de US$ 60 a US$ 42 millones para el 2006.
Lo sorprendente es que, sólo en los últimos 40 días, se han incautado dos toneladas de cocaína y las operaciones policiales no cesan.
Al cierre de edición, se supo que el cabecilla de la banda del Isotanque es el prófugo empresario peruano Carlos Arturo Saavedra Young
El capo ya estuvo procesado por narcotráfico. Los policías han determinado que adquirió el camión en Texas en octubre pasado y que habría sido financiado por colombianos. Saavedra se ha convertido hasta el momento en el pez gordo del caso.
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Embajada de EE.UU. en Lima y medida adversa. Der.: «El narcotráfico afecta la democracia, la seguridad nacional y es uno de los pilares de los terroristas».
Pero, ¿qué sucede con el narcotráfico y la producción de coca en el país? El zar antidrogas peruano Nils Ericsson prefiere evitar los eufemismos:
«La situación es dramática y alarmante. Los cárteles están más fuertes que nunca y es evidente que hay coca por todos lados. Nunca hemos estado tan mal. El Perú está camino a convertirse en un `narcopaís’ si no actuamos rápido», dijo a CARETAS.
Las causas del problema son variadas, según su opinión y la de otros expertos. El precio del kilo de la hoja de coca se ha disparado de un dólar a cuatro y cinco en zonas neurálgicas como el Valle del Apurímac y el Valle del Monzón.
Ello ha motivado el aumento alarmante de los cultivos. El área total de cocales registrados este año es de 48,600 hectáreas frente a las 42,000 que había en el 2004.
La tendencia va en aumento. Los programas de desarrollo alternativo no dan los resultados esperados, la interdicción aérea sigue en suspenso, el control de la droga por mar hace agua y, ahora, el gobierno de Estados Unidos ha anunciado un recorte de US$ 18’000,000.00 para el 2006 en la ayuda antidrogas al Perú.
«Debido a las responsabilidades que tenemos en Afganistán e Iraq de establecer fuertes instituciones, hay una presión sobre el presupuesto federal y por eso hay recorte en los programas de asistencia», dijo el embajador estadounidense en el Perú, James Curtis, durante un encuentro con periodistas en el Callao.
Pero Ericsson no oculta su malestar. «Necesitábamos ese dinero, no podemos negarlo. Confiamos en que al final se nos entreguen más recursos».
El martes 15 el jefe de la Dinandro, general PNP Eduardo Montero, se mostró cauto en sus declaraciones ante la prensa. Consideró que el Perú no podría convertirse en un «narcopaís», porque acá no operan cárteles de la droga, pero admitió que la lucha antinarcóticos se verá afectada con el recorte del presupuesto.
Las cifras que elaboró su despacho son más realistas. En el 2004, se produjeron 150 toneladas de cocaína pura y se incautaron sólo 13 toneladas.
La Dirandro cree que -por cada tonelada decomisada- otras tres logran salir del país, la mayoría por mar.
Los informes indican también que los cárteles mexicanos han desplazado a los colombianos y son los que más operan en el país. Los mafiosos envían a sus mandos medios con cifras astronómicas para comprar «burros» (personal), acopiar la coca, procesarla y marcharse antes de que les echen el guante. La mayoría de la cocaína va a México y de allí a los EE.UU., Europa y Asia. «Cada aspecto que uno mira es alarmante», replica Ericsson desde su oficina en Miraflores. «El narcotráfico afecta la democracia, la seguridad nacional y es uno de los pilares de las organizaciones terroristas. Debemos cuidarnos». (Américo Zambrano).