Caso Jackson: 2 realidades

Michael Jackson tiene fundadas razones para estar optimista en el juicio que le siguen en una corte de Santa María, estado de California, por acoso de menores, uso de drogas para cometer esta felonía y 7 cargos relacionados.
Ha transcurrido más de mes y medio de debate oral a puertas cerradas, y a juzgar por lo que ha trascendido a la opinión pública ha sido poco lo que la acusación encabezada por el fiscal Thomas Sneddon ha podido comprobar en cuanto a las imputaciones específicas contra el cantante, surgidas de su aparente relación afectiva con un joven estadounidense de 13 años, gestada en la residencia conocida con el nombre de Neverland durante el año 2003.
La fiscalía ha logrado establecer que Jackson es un pedofílico en términos generales, es decir, que tiene una poderosa debilidad sexual hacia los menores de edad. Para ello, ha llevado al estrado a testigos directos e incluso a personas que en tiempos recientes juraron haber presenciado escenas sexuales del acusado con personas que no habían llegado a la mayoría de edad.
Estos testimonios provienen mayoritariamente de ex empleados del cantante. La defensa, ejercida por el abogado Thomas Mesereau, ha puesto en evidencia lo que podríamos llamar la “impureza” de estos testigos. Un caso emblemático ha sido el de Adrian Mc Manus, ex trabajadora de Neverland, quien aseguró haber visto al acusado besando y acariciando a tres niños al mismo tiempo, y que uno de ellos supuestamente era el actor Macaulay Culkin. Mesereau destacó luego de esta deposición que la mujer intentó extorsionar a su ex jefe, amenazándolo con transformarse en un “testigo material” durante un eventual juicio.
Este juicio transcurre en dos planos: el de la corte y el del foro público. Los medios de comunicación han hecho un esfuerzo importante por conocer y divulgar lo que ocurre en el tribunal del juez Rodney Melville. Pero en teoría siempre cabe la posibilidad de que algún detalle importante, de esos que inclinan el veredicto de un jurado, se escape del escrutinio periodístico.
En el plano de la opinión pública Jackson podría resultar “no culpable” si el debate oral hubiese finalizado al momento de la redacción de esta nota. Esto lo han advertido los panelistas del canal E! Entertainment en sus recuentos diarios del juicio, así como el ex fiscal de San Francisco y analista para la cadena Fox News Jim Hammer, quien llegó a afirmar que “la Fiscalía tiene las manos vacías”.
A estas alturas es menester una distinción: el artista resultaría exculpado porque la fiscalía no pudo comprobar más allá de una duda razonable los delitos que le atribuyen. Pero en el fondo nadie duda de las veleidades de Jackson. Y en ese sentido él ya estaría sentenciado.
En el juicio contra el futbolista O.J. Simpson el manejo de la evidencia criminalística tuvo un peso vital. Se habló de muestras de sangre, cadenas de custodia, experticias de comparación balística, planimetrías, etc. En el caso de Jackson los afectos y su expresión juegan un rol fundamental. No sólo los del acusado y los testigos, sino también los de todos los miembros del jurado. Allí se ha centrado la pelea, y por esto señalamos que el acusado tiene fundadas razones para estar optimista. ¿Estará la fiscalía reservándose la “munición pesada” para el final de esta historia? De no ser así, podemos figurarnos cuál será la el veredicto.

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