La elección de Karol Wojtyla como Papa en 1978 sorprendió al mundo católico.
Ningún analista había apostado que el obispo de Cracovia de 58 años alcanzaría la jerarquía de Sumo Pontífice.
Lo cierto es que Wojtyla era respetado debido a su resistencia al régimen comunista de Polonia. Pero no formaba parte de la «comunidad» del Vaticano y, fundamentalmente, no era italiano.
Un nuevo Papa en 1978.
Con el tiempo se convirtió en uno de los rostros más famosos en el mundo. Visitó más de 120 países y se ganó la reputación de ser un luchador internacional por las libertades.
Sin embargo, sus críticos le objetan lo que ven como su marcado conservadurismo. Señalan que sus pronunciamientos en cuestiones como el aborto, la contracepción y los derechos de las mujeres han afectado a millones de personas.
Escuche: La vida de Juan Pablo II. Dur: 6’22»
Deportista
Karol Wojtyla -el Papa más joven de este siglo cuando fue elegido- nació el 18 de mayo de 1920 cerca de Cracovia, Polonia.
Durante su juventud se destacó en los deportes, entre ellos el fútbol y el esquí. Además era un apasionado del teatro y en algún momento pensó en ser actor.
Siendo joven, Juan Pablo II se destacó en el fútbol y el esquí.
La Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi encontraron a Wojtyla trabajando como peón. Estudió teología desde 1942 y fue obligado a ocultarse en 1944 tras la suspensión de la enseñanza religiosa.
Continuó su carrera después de la guerra y fue ordenado sacerdote en 1946. Su promoción fue rápida: en 1964 se convirtió en arzobispo de la ciudad y tres años más tarde pasó a ser cardenal.
Entre tanto, continuó sus estudios teológicos y fue visto varias veces en Roma, pero no más que otros cardenales de diócesis distantes.
Año de Papas
1978 fue el año de los tres Papas. Pablo VI murió a los 80. Su sucesor, elegido en un solo día, adoptó el nombre de Juan Pablo en honor a sus dos predecesores. Pero treinta y tres días más tarde también él falleció.
Wojtyla es ordenado como arzobispo de Cracovia.
Una vez más el Colegio de Cardenales llevó a cabo en la Capilla Sixtina el ritual de siglos para nombrar Papa. Dos días después Karol Wojtyla se convirtió en el sucesor de San Pedro.
Juan Pablo II inició una nueva era en la Iglesia Católica. Dinámico y accesible, el nuevo Pontífice era un líder fácilmente reconocible para la mayor comunidad cristiana del mundo.
Su insistencia en acercarse a las multitudes casi lo conduce a la muerte en mayo de 1981. Asomándose de su vehículo en la Plaza de San Pedro recibió un disparo de un fanático turco y resultó gravemente herido. Luego de una larga convalescencia, se reunió con su casi asesino y lo perdonó.
En 1982 visitó Gran Bretaña en un viaje cargado de significado histórico, durante la guerra con Argentina en las islas Malvinas o Falklands. Por primera vez desde la Reforma un Papa se encontró con el Arzobispo de Canterbury.
Juan Pablo II promovió un acuerdo pacífico en el conflicto del Atlántico Sur, algo que repitió días después en Argentina. Participó en numerosos servicios ecuménicos con la Iglesia de Inglaterra, algo impensable en épocas anteriores.
El atentado al Papa en 1981.
Grandes multitudes, católicos y protestantes, prestaron atención a cada uno de sus movimientos y palabras sobre la unión entre Roma y Canterbury, una unión que hoy parece más lejana que nunca por diferencias en cuanto al sacerdocio femenino.
Con éxito dispar, el Papa no se cansó de intentar cerrar heridas con las otras iglesias cristianas y el resto de las religiones. En 2000 pidió perdón por las acciones del Vaticano en la historia.
Pero, por ejemplo, para algunos rabinos judíos la disculpa fue demasiado general y nunca mencionó el papel de Pío XII, a quien se acusó de ignorar la existencia de los campos de concentración nazis.
Juan Pablo II también promovió el diálogo entre cristianos y musulmanes. En Siria se convirtió en el primer Papa que visitó una mezquita. Y firmó con Turquía un acuerdo para promover las relaciones con el Islam.
Entre dos bloques
Con la caída del bloque soviético mejoraron las relaciones entre el Kremlin y el Vaticano. En 1989 Mikhail Gorbachov visitó Roma. Fue la primera vez que un líder soviético cruzaba el umbral de San Pedro.
«El Papa -le dijo Gorbachov entonces a su esposa Raisa- es la autoridad moral más importante del mundo y es eslavo». El entendimiento entre ambas personalidades sin duda facilitó el camino hacia la democracia en el bloque oriental.
El Papa en cifras
25 años de papado
Creó más de 460 santos
100 viajes
2.399 discursos 129 países y 614 ciudades visitadas
Fue a Polonia 9 veces
Francia: 6
España, México y EE.UU.: 5
Portugal y Brasil: 4
El colapso del comunismo coincidió con las crecientes demandas en el Oeste por un compromiso político en la enseñanza religiosa. Al rechazar todas esas exigencias, Juan Pablo II dio por terminado el debate antes de que comenzara.
Karol Wojtyla era un hombre complejo. Mientras que pedía acciones para combatir la pobreza en el mundo, insistía en que la contracepción era moralmente inaceptable. Afirmaba que quería mejorar la condición femenina y al mismo tiempo escribía que la maternidad debía ser la aspiración natural de la mujer.
Frecuentemente criticó la liberalidad que observaba a su alrededor. Los homosexuales le inspiraban irritación y compasión, para preocupación de los defensores de los derechos de los gays.
Un carácter distintivo de su papado fue la creación de más de 460 santos, cifra mucho mayor que la de cualquiera de sus predecesores.
Entre ellos figura el fundador del Opus Dei, el español Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975). Esta canonización causó polémica dentro y fuera de la Iglesia.
Incansable viajero
A pesar de la debilidad de su salud en los últimos años, debido fundamentalmente al mal de Parkinson, Juan Pablo II continuó viajando. Fue a América Latina, a las repúblicas de la ex Yugoslavia y a Tierra Santa, sitios afectados por sus propios problemas pastorales y políticos.
Un pontífice frágil en los últimos tiempos.
Durante el pontificado de Juan Pablo II hubo enormes cambios en el mundo: el colapso del comunismo, el incremento de la deuda externa en los países en vías de desarrollo, la difusión del SIDA y la globalización de la economía.
El Papa trabajó para mantener la dignidad humana contra los que consideraba peligros de la vida moderna.
Hasta último momento luchó por la paz en el mundo. Apoyó el envío de una fuerza internacional al Medio Oriente y fue uno de los más fervientes opositores a la guerra en Irak.
Su legado fue darle al previamente monolítico y distante Vaticano un rostro más humano, más humanitario.
Su inquebrantable fe, su calidez personal y sus incansables esfuerzos por los pobres y la concordia convirtieron a Juan Pablo II en una de las figuras más sobresalientes del siglo XX y principios del XXI.