Las operaciones de incautación realizadas por las autoridades contra bienes del extraditado narcotraficante Víctor Patiño Fómeque sorprendieron por su dimensión. Lo que la opinión pública no sabía era que detrás de ellas hay una historia de intriga, delación y muertes que hace helar la sangre.
Víctor Patiño Fómeque se inició como guardaespaldas en el cartel del norte del Valle del Cauca y llegó a ser el más importante transportador de cocaína desde Buenaventura y Tumaco. En 1995 se entregó a la justicia colombiana, pero siguió traficando desde la cárcel de Villa Hermosa, por lo cual fue extraditado a Estados Unidos a fines de 2002. Desde entonces decidió confesar cómo traficaba, con quiénes lo hacía y cuál era su fortuna.
Cuando sus antiguos aliados se enteraron emprendieron una sangrienta venganza que acabó con 35 de sus familiares, socios, fiscales, abogados, contadores y amigos. Algunas de sus propiedades fueron destruidas, se apoderaron de otras, le robaron 52 millones de dólares que tenía encaletados y obligaron a 25 personas de su familia a huir. Su mamá, sus hermanas, cuñados, ex esposas, hijos, primos y sobrinos viven protegidos en Estados Unidos.
Pero al capo le quedaba la carta de entregar bienes para conseguir beneficios y, de paso, incluir los que sus enemigos le habían arrebatado. Aunque su número fue limitado, una labor de inteligencia que duró un año logró demostrar con matrículas, escrituras y certificados de tradición, propiedades que ni las autoridades se imaginaban que eran del capo.
De esa manera la Fiscalía, la Dijin y la Dirección de Estupefacientes comenzaron la incautación de 500 bienes que pasarán a manos del Estado. Entre las primeras 299 figuran casas, apartamentos, locales, centros comerciales, condominios, fincas, ganado y un astillero. Se calcula que en esta primera fase se incautaron 1.997 hectáreas de tierra y 72.000 metros cuadrados de construcción avaluados en 151.000 millones de pesos, unos 65 millones de dólares.
Unos 250 hombres de la Dijin sorprendieron a los ocupantes de los bienes en el Valle, Cali y Bogotá. Entre los cinco apartamentos que se incautaron en la capital está un lujoso penthouse de 600 metros cuadrados en las Colinas de Suba, avaluado en 1.200 millones de pesos, en el que vive fuertemente escoltada Marta Hernández Ospina. Ella dijo ser la representante para Colombia de la iglesia Oración Fuerte al Espíritu Santo, una secta de tendencia cristiana que opera en 40 países, liderada desde Brasil por Edir Macedo. «En 1995, un obispo disidente de esta iglesia relató que el cartel de Cali le había dado a Macedo varios millones de dólares para la compra de TV Record, una cadena de televisión, y que la justicia y el gobierno de Brasil investigan a sus líderes por presuntos vínculos con los narcotraficantes», sostiene en un artículo el periodista Alfredo Silleta.
Luego los oficiales de la Dijin ingresaron a otro apartamento en La Carolina, al norte de Bogotá, de 500 metros cuadrados, en donde encontraron a un hombre armado y con tres automóviles Toyota, quien dijo ser ganadero y periodista. Vive en el inmenso inmueble con solo una cama para dormir y paga 1.200.000 pesos de administración. A pocas cuadras incautaron otro apartamento en Plenitud; además, una oficina en donde funciona una embajada, un local valorado en 3.000 millones de pesos alquilado para la venta de muebles y una finca en La Calera.
Al mismo tiempo las autoridades se sorprendieron en Buenaventura cuando ingresaron al único centro comercial del puerto, La 14 de Buenavista. Incautaron 155 locales comerciales de Patiño Fómeque, lo mismo que un astillero con salida al mar que usó el capo para sacar toneladas de cocaína hacia México y Estados Unidos.
Simultáneamente, en Cali embargaron 23 apartamentos, 12 casas, nueve lotes y tres oficinas. Y en el Valle del Cauca, 12 lujosas fincas, una de ellas en Calima, con la casa en forma de barco, y La Galicia en Palmira, un inmenso terreno que se observa desde el aire cuando los aviones aterrizan en el aeropuerto Bonilla Aragón. La propiedad estaba destrozada y rodeada de enormes huecos que hicieron los enemigos de Patiño buscando los dólares que había dejado encaletados.
Es tanta la fortuna que logró amasar Patiño Fómeque que, la operación de incautación de sus bienes está dividida en dos etapas. La primera fue la que se cumplió la semana pasada y la siguiente será en el Caribe y en el Eje Cafetero. En Cartagena, en donde las autoridades consideran que se mueven cuantiosas sumas del dinero de los mafiosos, el capo tenía inversiones millonarias y testaferros que por años han pasado inadvertidos en el mundo caribeño de la construcción. Y en Armenia y sus alrededores, donde el capo dejó sus más acérrimos enemigos, a quienes señala del asesinato de su hermano Luis Ocampo Fómeque y del exterminio de sus familiares y colaboradores.
La preocupación ahora será para las 45 personas que prestaron su nombre para ocultar la fortuna del narcotraficante. Les espera un proceso penal si no logran justificar la procedencia lícita de las propiedades.
La ofensiva de Patiño por sacar a sus enemigos de sus inmuebles a costa de perderlos tuvo dos beneficiarios: el propio Patiño, que consiguió rebajas adicionales de pena en Estados Unidos, y el gobierno de Colombia, que se dio un banquete de incautaciones absolutamente sorprendentes.