Ola gigante golpeó a crucero cerca de EE.UU.

CHARLES RABIN
The Miami Herald
En la oscuridad de la madrugada, en alta mar, los pasajeros del barco más nuevo de la línea de Norwegian Cruises se despertaron sobresaltados cuando una ola enorme dañó los camarotes a la altura del décimo puente.
Cuando la ola se retiró (algunos estimados afirman que su altura sobrepasó los 60 pies) dos ventanas de los puentes noveno y décimo habían sido arrancadas, 62 cabinas presentaban daños por agua y cuatro personas tuvieron que ser atendidas a causa de heridas y golpes.
La nave, anegada a unas 250 millas al este de Savannah, Georgia, se vio forzada a alterar la etapa final de su viaje hacia el puerto de Nueva York este sábado y ancló en Charleston, Carolina del Sur, por una noche. Fue un duro amanecer para la nave Dawn, que en español quiere decir Amanecer.
»El barco se hallaba ya en medio del mal tiempo. El capitán dijo que éste comenzaba a calmarse, y de pronto una ola perdida nos azotó», dijo la portavoz de Norwegian Susan Robison.
El barco, que tiene 965 pies, estuvo de visita el jueves en el puerto de Miami, donde sus más de 2,000 pasajeros tuvieron una oportunidad para desembarcar, salir de compras, irse a la playa o salir a almorzar.
Una mujer a bordo del buque que jugaba con las máquinas de juego en el sexto puente dijo que, cuando la ola los alcanzó, algunas personas gritaron y perdieron el equilibrio. Afirmó que su esposo, que dormía en el décimo puente, se cayó de la cama.
»Cuando la ola golpeó la nave hizo un ruido muy fuerte. Podía escucharse el agua golpeando los costados del barco», dijo Eileen Niedzinski, de 61 años, de Somerville, Nueva Jersey.
Niedzinski, hablando vía satélite a bordo de la nave en la tarde del domingo, describió que la situación «causó mucho miedo».
»La gente gritó», explicó Niedzinski, mientras los tripulantes »corrían de un lado a otro» calmando a los pasajeros. A bordo de la nave se hallaban también su hija y una tía, ambas en silla de ruedas.
Agregó que las olas comenzaron a golpear el buque en la noche del viernes. El capitán mantuvo informados a los pasajeros a través de un sistema de altoparlantes cada media hora. Los asistentes repartieron ginger ale y galletas a los pasajeros que luchaban contra el mareo.
Robison dijo que los trabajadores se las arreglaron para cubrir las ventanas dañadas en alta mar. Pero la nave cambió su rumbo de todas maneras hacia el puerto de Charleston, donde la Guardia Costera de Estados Unidos aprobó la reparación de las ventanas rotas.
Aunque el casco sufrió daños, la nave no llegó a llenarse de agua.
En la mañana del domingo ya navegaba rumbo a Nueva York, aunque con menos pasajeros: algunos se bajaron en Charleston y tomaron un vuelo fletado por la línea de cruceros para regresar a Nueva York.
La logística en Charleston fue dura, dijo Robison. Jugadores de golf profesionales se hallaban jugando su torneo semanal en Hilton Head Island, y la mayoría, si no todos, de los cuartos de hotel y las limosinas de Charleston estaban alquiladas.
Norwegian llamó varios ómnibus de Savannah, Georgia, para que transportasen a unas 300 personas al vuelo fletado a Nueva York.
Otros continuaron su viaje, mientras los 22 bares y restaurantes de la nave ofrecían bebidas gratuitas por el resto del crucero. Todos los pasajeros obtendrán un reembolso del 50 por ciento, así como un 50 por ciento de descuento en cualquier crucero en el futuro, declaró Robison.
Robison dijo que, después de la ola, no hubo necesidad en ningún momento de sonar una »alarma general» o preparar a los pasajeros para abordar los botes salvavidas. Los pasajeros se colocaron salvavidas como medida de precaución. Luego del golpe, los pasajeros fueron llevados de prisa al atrio central de la nave, las secciones dañadas fueron aseguradas y se notificó a la Guardia Costera de Estados Unidos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *