Cuba estaría desarrollando armas biológicas

PABLO BACHELET / The Miami Herald
WASHINGTON
Hace Cuba un »intento» de desarrollar armas biológicas, o tiene un »programa? ¿Está «en desarrollo» o La Habana está »creándolo»? Y, ¿de dónde saca la inteligencia norteamericana su información sobre Cuba?
Estas preguntas se han mantenido latentes, pero con escasa atención de los medios de prensa, desde el 2002, cuando el subsecretario de Estado para el control de armas, John Bolton, declaró públicamente que Cuba llevaba a cabo un «intento limitado de investigación y desarrollo de armas biológicas ofensivas».
Pero ahora están recibiendo mucha más atención mientras Bolton, designado por Bush como embajador ante la ONU, se debate contra quejas de que trató de despedir o reasignar a dos analistas de inteligencia de los Estados Unidos porque no estaban de acuerdo con sus palabras sobre Cuba.
Las audiencias de confirmación de Bolton y sus testimonios anteriores ante el Congreso no revelan prueba verificable alguna de si Cuba está o no trabajando en armas biológicas, pero sí una visión fascinante de cómo la comunidad de inteligencia norteamericana ha manejado el lado semántico del asunto.
La disputa surge de un Estimado Nacional de Inteligencia (NIE, según sus siglas en inglés) secreto sobre el potencial de armas biológicas en todo el mundo, llevado a cabo por la CIA y otras agencias de inteligencia en 1999. Los funcionarios de los Estados Unidos que lo han visto dicen que el informe expresa por primera vez una profunda preocupación sobre Cuba.
Aunque el lenguaje exacto del NIE continúa siendo secreto, en marzo del 2002 Carl W. Ford, entonces jefe del ala de inteligencia del Departamento de Estado, hizo declaraciones públicas sobre algunos de los hallazgos del NIE. Ford dijo ante el Comité de Relaciones Internacionales del Senado que «los Estados Unidos creen que Cuba lleva a cabo al menos un intento limitado y en desarrollo de investigación y creación de armas biológicas ofensivas».
Añadió que asimismo La Habana »ha brindado biotecnología de uso dual a estados que no respetan la ley», una referencia a la venta de Cuba a Irán de biotecnología para usos médicos. Cuba ha negado todo trabajo en armas biológicas, pero admite las ventas a Irán.
Las declaraciones de Ford pasaron mayormente inadvertidas. Pero dos meses más tarde, el 6 de mayo, Bolton pasó a la primera plana de los periódicos al usar casi el mismo lenguaje en un discurso ante la Fundación Heritage en Washington.
Cuba lleva a cabo un »intento limitado de investigación y creación de armas biológicas ofensivas», afirmó Bolton, quien más tarde declararía ante el Congreso que no usó la expresión »en desarrollo», que Ford había usado, por ser «espuria».
En junio del 2002, el senador Christopher Dodd de Connecticut, por mucho tiempo un defensor del mejoramiento de las relaciones con Cuba, convocó una audiencia del Comité de Relaciones Internacionales del Senado sobre el tema.
Ford admitió ante los senadores que la distinción entre armas biológicas y trabajo legítimo de biotecnología era »un reto difícil para la inteligencia», pero se mantuvo en sus trece.
»Estamos sugiriendo claramente que Cuba está trabajando en armas biológicas», afirmó.
Aludiendo a algunas de las sutilezas semánticas a que se dedica a veces la comunidad de inteligencia, Ford explicó también por qué había usado la palabra »intento» y no «programa».
»Un intento, para nosotros, es la investigación y creación necesarias para la producción en el laboratorio de armas biológicas que pueden ser usadas de forma convencional», dijo. «Un programa sugiere para nosotros algo mucho más sustancial que lo que puede verse en las pruebas».
Y así quedaron las cosas hasta este año, cuando el comité del Senado que sopesaba la nominación de Bolton a la ONU recibió quejas de sus ataques a dos analistas de inteligencia, Christian Westermann del Departamento de Estado y Futon Armstrong, ex analista principal de la CIA para Latinoamérica, debido a que no estuvieron de acuerdo con su discurso sobre Cuba.
Bolton negó haber tratado de forzar el punto de vista de la inteligencia sobre Cuba. Pero las transcripciones del Comité del Senado muestran que él había tenido un encontronazo con Westermann, entonces el especialista interno en armas biológicas del Departamento de Estado, un mes antes del primer discurso de Ford ante el Congreso, cuando Bolton envió su discurso a la Fundación Heritage para ser aprobado por Westermann.
Se desconocen hasta el momento las palabras exactas del borrador que Bolton envió a Westermann. Pero, de acuerdo con un informe del 7 de julio del 2004 del Comité de Inteligencia del Senado, centrado principalmente en las evaluaciones de preguerra de los Estados Unidos de las armas de exterminio masivo de Irak, Westermann hizo objeciones al lenguaje propuesto por Bolton.
Westermann propuso un lenguaje alternativo que no decía nada sobre la creación de armas biológicas: «Cuba ha demostrado que se ha propuesto crear una infraestructura de biotecnología altamente avanzada y arreglar una colaboración internacional con estados que no respetan la ley, que podría incluir la proliferación de tecnologías de uso dual a países que se considera poseen armas biológicas».
Fue entonces que la furia de Bolton se descargó sobre Westermann. Y el discurso que finalmente pronunció ante la Fundación Heritage, presumiblemente aprobado para entonces por la inteligencia norteamericana, incluyó un lenguaje mucho más fuerte sobre las armas biológicas.
¿Y cuáles son las pruebas contra Cuba?
Ford testificó en junio del 2002 que las pruebas eran »sustanciales». Sin embargo, y al mismo tiempo, admitió que ninguna información de los Estados Unidos sobre el potencial de armas biológicas de Cuba procedía de cubanos que hubiesen trabajado directamente en dichos programas. De los cubanos entrevistados, añadió, «ninguno de ellos poseía pruebas directas».
Bolton dijo en marzo del 2004 a un comité del Congreso que »la prueba de la existencia de un esfuerzo en desarrollo de investigación y creación de armas biológicas por parte de Cuba era sólida», pero añadió que parte de la información de los Estados Unidos provenía «de fuentes cuyo acceso, confiabilidad y motivaciones son cuestionables».
Bolton admitió asimismo que la habilidad del gobierno de los Estados Unidos para evaluar cualquier programa de armas biológicas de Cuba había sido envenenada en principio por Ana Belén Montes, una analista cubana de la Agencia de Inteligencia de Defensa que confesó haber servido de espía para La Habana y fue sentenciada a 25 años de cárcel en el 2002.
Bolton declaró ante el panel del Congreso que Montes »envió de vuelta a La Habana parte de nuestra información más delicada sobre Cuba», y que su trabajo de espionaje había «fortalecido materialmente los esfuerzos de Cuba para la negación y el engaño».
En el pasado septiembre, el New York Times reportó que la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos había concluido que ya no estaba claro si Cuba poseía un programa de armas biológicas activo o no, citando a un funcionario de inteligencia no identificado que afirmaba que la comunidad de la inteligencia «continuaba creyendo que Cuba poseía el potencial técnico para dedicarse a algunos aspectos de un programa de armas biológicas ofensivas».
Poco después, un funcionario de inteligencia trató de explicar al Herald la nueva posición:
»No estamos diciendo con absoluta seguridad que ellos no tienen un programa de armas biológicas», declaró el funcionario. «Lo que estamos diciendo es que hemos perdido parte de nuestra confianza en que lo tienen».

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