JULIA RIOS / AFP
MANAGUA
La capital nicaragüense vivió ayer una tensa jornada, cuando varios miles de manifestantes se apostaron en las inmediaciones de casa presidencial, y abuchearon y tiraron piedras al presidente Enrique Bolaños, quien respondió poniendo en alerta al ejército y la Policía.
Estudiantes, pobladores de barriadas marginales y autobuseros, se unieron en la marcha para reclamar una solución al problema de los combustibles que obligó a un incremento en las tarifas de los buses.
Bolaños, acompañado por miembros de su gabinete, fue atacado cuando salió a recibir en las inmediaciones de la presidencia a miles de manifestantes que le abuchearon, lanzaron piedras y dispararon al aire morteros artesanales, pero el mandatario fue protegido por policías antimotines y agentes.
En el incidente, uno de los hijos de Bolaños, Enrique Bolaños Abaunzas, resultó con una herida en la cabeza por una pedrada y fue sacado del lugar ensangrentado en una ambulancia, según constataron periodistas.
La jornada de batallas campales entre manifestantes y policías, que dura dos semanas, dejó un saldo de 22 heridos y 68 personas detenidas, y el temor general de la población de que la crisis se profundice.
Escuelas y colegios suspendieron sus clases ayer, mientras que la Policía aumentó la vigilancia en puntos estratégicos. Los transportistas del servicio urbano colectivo optaron por guardar los autobuses y unirse a la protesta.
Miles de ciudadanos tuvieron que caminar para llegar a sus trabajos, y otros optaron por quedarse en sus casas para evitar quedar atrapados en eventuales enfrentamientos.
En una posterior rueda de prensa, Bolaños aseguró que no piensa renunciar a su cargo, como le pidieron el lunes 96 de los 152 alcaldes del país, liderados por el edil de Managua, Dionisio Marenco, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda).
En cambio, el mandatario anunció en una cadena de radio y televisión: «He instruido al Ministro de Defensa y al Ejército de Nicaragua a mantener permanente atención, para contribuir a la tranquilidad y el orden nacional».
Bolaños orientó a la Policía a «utilizar todos los recursos necesarios que garanticen la seguridad, libre movilidad y el orden en todo el territorio».
Bolaños también anunció que suspendió un viaje que tenía previsto realizar a México esta semana, debido a la situación en el país.
El mandatario dijo que está dispuesto a un diálogo, pero que los manifestantes no lo desean.
»¿Cómo podés hablar solito? Ellos no quieren diálogo, ellos no quieren solución; quieren crear caos, y crear crisis, porque en esas aguas putrefactas es donde a ellos les gusta nadar», dijo Bolaños.
Sin embargo, el presidente fue enfático en que no rebajará el precio del servicio de transportes de 3 córdobas (18 centavos de dólar) a 2.50 córdobas (15 centavos) como lo demandan los estudiantes, porque los precios se rigen «por las leyes del mercado».
Al referirse al incidente en que fue abucheado el mandatario relató: ‘yo los fui a buscar: `¿Ustedes quieren hablar conmigo?’ … pero los líderes de los manifestantes se esconden bajo las enaguas de los que están detrás», añadió en una implícita referencia al FSLN, al que culpa de las protestas.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) criticó la falta de respuesta del gobierno a los reclamos de población y la represión indiscriminada de parte de la Policía que ha lanzado bombas lacrimógenas cerca de los barrios.
»Esta situación ha incentivado los ánimos de la población que ya empieza a salir a las calles, espontáneamente o instigada por algunos sectores, en respaldo a la lucha y en contra de la represión policial», señaló el organismo en un comunicado.