MARIA ISOLIETT IGLESIAS
EL UNIVERSAL
Ana Isabel sufrió en carne propia la duplicación (mal llamada clonación) de su tarjeta de débito, con la que le sustrajeron de su cuenta varios miles de bolívares.
Ella forma parte de las varias personas que se han acercado hasta la División de Delitos Informáticos para denunciar esa irregularidad. Según recordó la señora (quien no quiso especificar su identidad) unas dos semanas antes de darse cuenta de que faltaba una suma considerable en su cuenta y que se habían realizado compras con su tarjeta magnética de débito, ella había estado frente a un cajero «un poco extraño…parecía falso. Tanto que no pude realizar ninguna operación. Cuando fui a la policía científica en la Urdaneta me explicaron que se trataba de una pantalla falsa. Esa la utilizan para que cuando se introduzca la tarjeta en la ranura, quede toda la información grabada», refirió la agraviada.
El comisario Oswaldo Guevara, jefe del despacho arriba mencionado, explicó que se trata de una agrupación itinerante que suele actuar en lugares poco concurridos. «Hemos encontrado pantallas falsas en el Centro Comercial El Tolón y en algunos lugares de Baruta…con la información recogida a lo largo de las arduas investigaciones llegamos a siete antisociales dedicados a consumar este delito, pero todavía hay varios pululando por las calles. No es un delito fácil de resolver».
Pero además de colocar pantallas falsas, algunos desadaptados operan con las «pescadoras» en tiendas. «En un procedimiento detuvimos a un vendedor que, además de pasar la tarjeta por la máquina de débito, lo hizo por la que graba todos los datos de la banda magnética para duplicarla (la pescadora), pero la dueña del plástico se dio cuenta, hizo el reclamo correspondiente y se dio parte a la policía. El joven quedó detenido», explicó Guevara.
Pilas en la calle
Entre otro de los delitos ocurridos con mayor frecuencia está «el cambiazo». Se trata, indicó Guevara, de cambiarle al usuario su tarjeta por otra en plena transacción frente a un cajero automático.
Lo hacen con personas que siempre frecuentan los mismos expendios de dinero. Las vigilan para identificar la clave de seguridad y las interceptan con cualquier excusa. Le piden su plástico para compararlo y luego se lo cambian. Los incautos, un poco despistados, no se dan cuenta sino cuando le han debitado sumas considerables de dinero.
Este tipo de modus operandi, agregó Guevara, se ha registrado en toda el área metropolitana, pero con mayor incidencia en Chacaíto, Centro Comercial El Tolón, Centro Comercial San Ignacio y centro de la ciudad. Los que suelen reunirse para consolidar la fechoría provienen de Catia y Petare.