FEDERICO QUILODRAN
Associated Press
LOS ANGELES, Chile – Las patrullas terrestres del ejército rescataron el viernes a otros cuatro militares extraviados desde hace tres días en la cordillera de los Andes durante una tormenta de viento y nieve, reduciendo a 41 la lista de extraviados, se informó oficialmente.
El general Alfredo Ewin, comandante de operaciones terrestres, informó en Los Angeles que el viernes fueron ubicados por las patrullas de rescate cuatro militares: un capitán, un teniente, un cabo y un soldado.
De acuerdo con el informe, los desaparecidos son 41, de los cuales 40 son conscriptos alistados el 4 de abril para cumplir con su servicio militar obligatorio. Los conscriptos tienen entre 18 y 19 años sin ninguna experiencia para sobrevivir en la montaña.
Ewin dijo que el capitán rescatado, identificado como Claudio Gutiérrez, pidió unirse a las patrullas de rescate para ayudar en la búsqueda de los extraviados.
El general añadió que aviones estaban listos para despegar cuando el tiempo lo permita para lanzar unas 500 raciones de alimentos y combustible sobre el refugio identificado como «Los Barros».
En el refugio de «Los Barros» se informó que se encontraban «sin novedad» y con raciones alimenticias para 10 días 112 militares.
En otro refugio montaña más abajo, llamado «La Cortina», fueron enviados médicos y enfermeros para recibir a los militares que sean rescatados.
Según el general Ewin los muertos identificados son cuatro. Indicó que un soldado murió en La Cortina y otros tres murieron en zonas dispersas según «información de gente que los vió fallecer».
Los jóvenes conscriptos que sobrevivieron, relataron en el regimiento en esta ciudad que vieron caer a varios de sus compañeros cuando marchaban en medio de la nieve, pero nada pudieron hacer por ellos.
Aparentemente, reaccionando ante severas críticas desde todos los sectores, el ministro de Defensa Jaime Ravinet responsabilizó de la tragedia al oficial que el miércoles ordenó el regreso de los soldados desde uno de los refugios hacia Los Angeles, al terminar un período de instrucción en la nieve.
«El haber salido del refugio Los Barros (el miércoles) bajo condiciones de nieve, ahí está la falla», dijo Ravinet en rueda de prensa en Santiago.
Añadió que de las cinco compañías –unos 485 hombres y mujeres– que participaban en el entrenamiento, sólo una estaba con tenidas apropiadas de alta montaña.
El general Rodolfo González, jefe de la tercera división del ejército, que fue abucheado y gritado por desesperados familiares de los desaparecidos, dijo el viernes en el regimiento de Los Angeles que «No puedo decir que no hay responsabilidad, que no se pudieron cometer errores».
González añadió que las cinco compañías que participaban en el ejercicio iniciaron el regresó, bajo la lluvia, a las 05.00 de la madrugada del miércoles, y se extraviaron durante una nevazón y «viento blanco» horas después.
El viernes al mediodía, la mayoría de los militares involucrados en la instrucción en la cordillera ya había regresado al regimiento en esta ciudad, salvo los 112 en el refugio de Los Barros y los 41 extraviados.
El ejército ha desplegado un enorme operativo para dar con los desaparecidos que incluye 400 hombres, aviones, paracaidistas, helicópteros, máquinas bulldozer, 12 camiones, 7 ambulancias, médicos y enfermeros.
Esta es la peor tragedia que afecta a la institución en tiempos de paz, la anterior se registró en 1927, cuando chocó un tren que llevaba unos 201 cadetes hacia Buenos Aires para participar en un acto por el aniversario patrio argentino, con un saldo de 12 muertos y más de 50 heridos. Los ilesos o menos heridos participaron finalmente en el acto.
Muchos de los sobrevivientes no ocultaron el trauma que les produjo el intempestivo temporal, cuando se encontraban en período de instrucción en la alta montaña.
Un joven soldado que no quiso dar su nombre estaba muy impactado. «Yo solo miraba para adelante y no quería mirar para el lado o atrás, para no ver a los compañeros que caían…» dijo a los periodistas.
Los conscriptos, todos entre 18 y 19 años, habían comenzado en abril a cumplir su servicio militar obligatorio.
«Es como si hubiera vuelto a vivir», dijo Abraham Castillo, de 18 años, quien, al igual que la mayoría, se escuda en una supuesta orden de no declarar a la prensa para no revelar sus sentimientos.
Castillo estaba tembloroso y vacilante y rehusó contar la odisea, pero su padre no ocultó su alegría por recuperar al hijo y dijo que confió en Dios en reencontrar y en las recomendaciones que le enseñó debía tener en la montaña.
«Me caí en un momento y me vi en una situación relajante, no sabía qué me pasaba, pero me levanté y el teniente dijo que podíamos dejar la mochila que pesa entre 45 y 50 kilos y nos salváramos», contó Juan Millar, otro de los conscriptos en el regimiento.
Agregó que algunos compañeros que iban atrás caían y los cabos los recogían, pero cuando ellos no podían más «quedaban (los dejaban) en la nieve».
Señaló que le pesará toda su vida no haber podido ayudar a amigos que cayeron en la nieve.
El general González relató que «hubo casos en los que un cabo, un sargento, arrastraron hasta tres soldados en un saco de dormir a cuestas, por kilómetros… han lidiado con ellos y ahora están acá, a salvo».
Centenares de familiares de los desparecidos se congregan desde el miércoles en la noche en el gimnasio y en el patio del Regimiento Los Angeles, a unos 620 kilómetros al sureste de Santiago.
Muchos familiares desesperados protagonizaron algunos incidentes en el regimiento, al exigir a gritos, llorosos y a golpes una información definitiva sobre los extraviados.