Investigadores mexicanos que laboran en la ciudad de Querétaro ya encontraron una nueva fórmula para superar la resistencia de los chalecos antibalas que ellos mismos diseñaron hace un año, y que ya eran mejores a los que emplean los cuerpos policiacos en todo el país.
Rogelio Rodríguez Talavera, quien es doctor en Física y secretario académico del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA), dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) campus Juriquilla, explicó que hace unos nueve meses terminaron el diseño de un chaleco antibalas con capacidad para tener mayor durabilidad y resistencia que los chalecos comunes de este tipo.
Ese chaleco, dijo, es capaz de resistir impactos de bala calibres .38 y nueve milímetros, que se le conoce como nivel dos, pero ahora «lo modificamos para aumentar su tiempo de vida y elevar su resistencia al nivel de protección tres, que resiste calibres más altos y poderosos».
Hace nueve meses, el mismo Rodríguez Talavera daba a conocer que mediante un proceso químico que modifica la consistencia de la fibra denominada kevlar, que se usa para la elaboración de los chalecos antibalas, redujeron su peso y al mismo tiempo aumentaron su resistencia.
Lograron reducir en un promedio de ocho a tres kilos el peso de los chalecos empleados por los policías federales, estatales y municipales de las corporaciones en el país. Ahora, además de mantener esa característica de ligereza, agregaron un elemento de mayor resistencia, por lo que en menos de un mes podrán ponerse a la venta estos implementos «ultraresistentes».
El cambio
«Nuestra contribución dijo el investigador mexicano se centra en proteger estas fibras de que están hechos los chalecos antibalas, que es kevlar esencialmente o derivados del mismo que caen dentro del grupo de los llamados poliamidas.
«La idea era hacerlos más ligeros, aumentar su capacidad de resistencia balística, además de que no acaloren a la persona que lo está usando; que (ésta) pueda transpirar y sentir menos peso, y lo proteja de forma efectiva».
Dijo que la tecnología mexicana que se ha empleado es distinta a la que usan en Estados Unidos a la cual ya han superado.
«Normalmente un chaleco antibalas se ve como tela. En nuestros chalecos parecen laminitas del mismo material. Está diseñado para disipar en forma más rápida la energía; los chalecos de Estados Unidos no, esos son como tela con la trama entrecruzada para poder desviar en todas direcciones la energía del impacto».
Además, la materia prima que es el kevlat, una patente de Dupont no se procesa igual. «En los estadounidenses se procesa como hilo normal y en nuestros chalecos como listones que se tejen y que hacen que aumente la protección a menor peso».
Un chaleco antibalas, explicó, deja de funcionar porque poco a poco la fibra kevlat se va degradando, y es ésta la que resiste el alto impacto. «Nosotros contribuimos a proporcionar una duración significativamente mayor a la vida del kevlat, lo que repercute en que un chaleco que duraba de cuatro a cinco años, hoy dure ocho o más, y eso abarata el costo del producto».
El costo por unidad podría fluctuar en alrededor de 400 dólares, precisó el secretario académico del CFATA.