Entrega de Don Berna reaviva desmovilización de las AUC

Diego Fernando Murillo Bejarano, ‘Don Berna’, camina lento y sin esposas entre la maleza de la ‘zona de ubicación’, en Santa Fe de Ralito (Córdoba). Un paso al frente marchan el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, y el director de la Policía, general Jorge Daniel Castro. El funcionario y el oficial exhiben un gesto de satisfacción que en ese momento, 6 de la tarde del viernes pasado, simboliza un punto final en la crisis más grave que ha tenido el proceso de negociación entre el gobierno y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Después de tres días de búsqueda, en la operación policial más grande para cazar a un solo hombre desde los tiempos de Pablo Escobar, ‘Don Berna’ decidió entregarse voluntariamente en la propia zona de Ralito a pesar de que ya se habían trasladado centenares de hombres tras sus huellas desde la selvática Urabá hasta los barrios populares de Medellín. Con camisa de manga corta, un poncho adornado con los colores de la bandera de Colombia -la misma ropa que siempre usa en casa- ‘Don Berna’ subió al helicóptero para ponerse a órdenes de las autoridades que lo investigan por un múltiple crimen entre cuyas víctimas estaba uno de los diputados liberales más estimados en el departamento (Ver recuadro en la página 34). ‘Don Berna’ subió a la nave tranquilo, se sentó y respiró profundamente.
Muchos colombianos también respiraron con tranquilidad, pues los temores por una escalada de violencia terrorista se esfumaron con su entrega. Además el proceso de paz continuó su marcha y se anunció la reactivación de más desmovilizaciones. Entre ellas las estructuras militares comandadas por Vicente Castaño Gil y Javier Montañez, el primero considerado el verdadero poder dentro de las AUC y el segundo uno de los pesos pesados del Bloque Central Bolívar, columna vertebral de las mismas en el territorio nacional (Ver recuadro en la página 36).
Sin embargo, a la hora del balance, ¿quién ganó y quién perdió con este episodio que mantuvo al país en vilo durante 72 horas? En primer lugar hay que anotar que entre las salidas posibles, todas riesgosas y negativas, para el gobierno el epílogo del viernes era la menos mala. Otro camino, por ejemplo una ruptura del proceso, hubiera sido fatal para el presidente Álvaro Uribe. Habría puesto en tela de juicio el controvertido proceso de Ralito y la propia credibilidad de la política de seguridad democrática. Un escenario indeseable e incómodo, sobre todo para la campaña electoral.
El lunes 23 de mayo la policía presentó a ocho miembros del bloque ‘Héroes de Tolová’ señalados de ser los autores materiales del asesinato del diputado Orlando Benítez, su hermana y su conductor
El martes 24 el presidente, Álvaro Uribe Vélez, ordenó de manera ‘indelegable’ al director de la Policía Nacional capturar dentro o fuera de la zona de ubicación a ‘Don Berna’.
El anuncio de la orden de detención contra ‘Don Berna’ causó parálisis en el transporte en Medellín
Una fuga prolongada hubiera sido igual de mala. Basta imaginar un escenario en el que los colombianos se despertaran con el anuncio de que ha pasado un día más y las autoridades aún no han podido capturar a tan peligroso delincuente. El hecho ya se vivió en tiempos de Pablo Escobar y no solo afectó la fe de la gente del común en el futuro del país, sino que el ex presidente César Gaviria lo recuerda como el momento más oscuro y triste de su gobierno. Además la sensación de que ‘Don Berna’ en cualquier momento recurriera al terrorismo para enfrentar al Estado hubiera sido demoledora para la confianza que se ha generado con los resultados de la política de seguridad del actual gobierno.
Por eso, la entrega de ‘Don Berna’ en la misma semana en que el presidente Uribe ordenó su captura fue recibida con un parte de tranquilidad. La crisis se controló, el Presidente volvió a enviar una señal de firmeza, y se detonó la bomba que significaba una inminente ‘caguanización’ del proceso de Ralito. Al final de la semana, ‘Don Berna’ estaba ‘a órdenes de la justicia’. En particular, hubo dos personas que pueden sentirse ganadoras: el comisionado Restrepo, quien además ahora puede mostrar más desmovilizaciones en lo que él llama «quitarle más hombres a la guerra» y el general Castro, director de la Policía. Al alto oficial en la práctica lo echó a la boca del lobo el presidente Uribe cuando le ordenó de manera ‘indelegable’ capturar a ‘Don Berna’. Diez helicópteros Black Hawk, cuatro aviones y 2.000 hombres no iban a aguantar una situación prolongada. De hecho, sus mejores hombres el viernes ya estaban en Medellín buscando más pistas cuando, en realidad, ‘Don Berna’ ni siquiera había salido de la zona pues estaba protegido por los otros comandantes paramilitares. Castro puede decir que cumplió su misión.
Pero que la entrega haya sido la menos mala de las opciones, no significa que no tenga consecuencias inciertas o preocupantes. Para salvar el proceso, el gobierno tuvo que mostrarse flexible frente a los otros comandantes. En ninguna parte del comunicado oficial del gobierno, expedido a raíz de la entrega, se nombra la palabra ‘cárcel’ para ‘Don Berna’ sino de «un sitio definido por el gobierno nacional bajo el cuidado del Inpec y la Fuerza Pública». ¿Evitará la prisión, después de que la Fiscalía lo sindicó de un asesinato realizado en los tiempos de negociación?
José Francisco Mestra, Liris Benítez Palencia y el diputado Orlando Benítez Palencia , asesinados en la tarde del domingo 10 de abril en una zona de control de ‘Don Berna’. El sepelio fue multitudinario
‘Don Berna’ figura como inspector de las AUC y es uno de los hombres solicitados por narcotráfico por Estados Unidos
Además, ‘Don Berna’ se entregó en condición de ‘desmovilizado’, lo que le da un blindaje especial para enfrentar la justicia. Ahora se va a investigar su crimen, hecho que a él no debe preocuparle mucho pues en una entrevista que publica la página oficial de las AUC ya tenía claro su actitud frente a las múltiples acusaciones que pesan sobre él por masacres, asesinatos (está sindicado del crimen de Mario Calderón y Elsa Alvarado, por citar un caso) y narcotráfico que incluye una solicitud de extradición de Estados Unidos.»En ese aspecto hay que hacer claridad. Esta es una negociación política y lo político está por encima de consideraciones jurídicas», dijo. ¿Mantiene esta posibilidad, a pesar de la crisis de esta semana?
«Que se entregue y por la acusación de este nuevo asesinato lo metemos todo dentro de la ley de justicia y paz que discutimos en el Congreso y paga en total cuatro años», había advertido el miércoles el senador Carlos Moreno de Caro. ¿Le garantiza la continuación del proceso que no sea extraditado a Estados Unidos?
Las AUC aprovecharon el momento para impulsar las desmovilizaciones de Castaño Gil y Montañez, lo que les permitirá estar protegidos jurídicamente dentro de una fórmula semejante a la que hoy beneficia a Salvatore Mancuso. ¿No hubo, después de lo ocurrido, nuevos compromisos de los comandantes de la AUC sobre la seriedad del cese del fuego? El otro interrogante tiene que ver con la evaluación que hará la comunidad internacional del impasse de la semana pasada, y de su inesperado desenlace. Tanto en Europa como en Estados Unidos surgirán presiones para un castigo ejemplar contra ‘Don Berna’ por el delito del cual lo acusa la Fiscalía. Y no faltarán indagaciones sobre la manera como se produjo la entrega. ¿Por qué fracasó la operación militar para capturarlo?
Otro será, seguramente, la evaluación que se hará en el país, donde existe la esperanza de que los comandantes de las AUC estén en la negociación y no al mando de 20.000 hombres armados. Ernesto Báez, por ejemplo, lo advirtió el viernes. «No quiero ni pensar qué harían los 4.000 hombres que orienta el comandante Adolfo Paz (‘Don Berna’) sin su liderazgo». Una expresión que demuestra que en el largo camino que aún le queda a la negociación, es muy probable que surjan nuevos incidentes, como el de la semana pasada. Y la historia del Caguán demostró que la reiteración de impasses y la falta de resultados le agotan la paciencia a la opinión pública. Lo único que hay que esperar es que así como se está tratando de evitar que la situación en Ralito se ‘caguanice’ como sucedió con las Farc, que esa intención no termine en una Catedral como ocurrió con Pablo Escobar.

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