Conflicto EE.UU.-Venezuela domina asamblea de la OEA

NESTOR IKEDA
Associated Press
FORT LAUDERDALE, Florida – La asamblea de cancilleres de la OEA está corroborando que la agenda estadounidense hacia América Latina pasa primero por el enfrentamiento político entre Estados Unidos y Venezuela. Después está el resto.
Los ministros no han podido ocultar su incomodidad por lo que llaman «mucho Venezuela», un aspecto coyuntural que está poniendo de lado la atención de otros temas de la agenda de 94 puntos de la reunión en Fort Lauderdale.
Reuniones como ésta de la OEA se realizan anualmente. Aun cuando el país anfitrión fija el tema central, los embajadores de los 34 estados miembros aprueban el resto de la agenda.
Pero las aristas derivadas del populismo del presidente venezolano Hugo Chávez en sus relaciones con Estados Unidos han estado presentes incluso en el trabajo preparatorio en la capital estadounidense y ahora aparecen protagónicamente en Fort Lauderdale.
La secretaria de Estado Condoleezza Rice ha confirmado en su discurso inaugural el domingo por la noche que estilos de gobierno como el de Chávez no sólo incomodan a Washington sino que también, según ella, dividen al continente.
«La división en las Américas se da hoy no entre gobiernos de izquierda o de derecha», dijo. «Se da entre gobiernos elegidos que gobiernan democráticamente, y aquellos que no lo hacen».
En la práctica, ello significa que Cuba, con un régimen comunista desde hace más de 40 años, no es más una preocupación para Estados Unidos, como ya lo había afirmado hace meses Colin Powell, el predecesor de Rice en el Departamento de Estado.
Indicios de la actual preocupación han sido aireados en el Congreso de Washington, donde en febrero el subsecretario de Estado Robert Zoellick habló en su audiencia de confirmación sobre la necesidad de que Estados Unidos «trabaje» contra el «rampante populismo» en Latinoamérica.
Conocedor de la realidad latinoamericana por sus contactos previos como negociador comercial de Bush, Zoellick soltó una idea que luego se convertiría en política de estado y aquí en Fort Lauderdale estaba trabando la conferencia:
La OEA, dijo, tiene procedimientos para promover la democracia y actuar ante su eventual ruptura, pero le falta en el medio un mecanismo que, al activarse, evite pasar del primer extremo al segundo.
Esa idea está en el corazón del tema central del debate en Fort Lauderdale, que tiene como lema «hacer realidad los beneficios de la democracia».
El canciller venezolano Alí Rodríguez Araque ha dicho que es «inadmisible» el intento estadounidense de crear ese mecanismo, que daría a los gobiernos la sensación de ser vigilados por un tutor.
El texto final sobre ese mandato, que va a figurar en la Declaración de Florida a emitirse el martes, está siendo intensamente negociado entre los grupos regionales de la OEA.
Brasil ha entrado al debate.
El canciller Celso Amorim dijo que quisiera evocarse que Estados Unidos quería instaurar en la OEA una versión del consejo de seguridad de las Naciones Unidas, pero tampoco hallaba motivos para preocuparse por la «conducta individual» de Chávez.
En Venezuela hubo un referéndum en agosto, la OEA participó en él, tuvo un reconocimiento internacional y «la oposición tenía la posibilidad de destituirlo (a Chávez), pero no ocurrió», declaró Amorim corroborando la posición del dirigente venezolano de que son los propios pueblos los que supervisan a los gobiernos que eligen.
«Ese juego es parte de la democracia», dijo Amorim a reporteros. «Entiendo que el punto de vista de la minoría (en un país) tiene que ser respetado, pero también el de la mayoría debe respetarse».

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