Ricardo Matheus
Más de 30 allanamientos han practicado las autoridades durante las últimas horas tratando de dar con el paradero del narcoguerrillero José María Corredor, o Adrián Rodríguez Buitriago o Andrés Guanave Guachupiro, quien de manera sospechosa se fugó de los calabozos de El Helicoide, donde funciona el cuartel principal de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), cuyos funcionarios lo habían capturado semanas antes.
Los trabajos de investigación están dirigidos por Yoraco Bauza, fiscal 14 a nivel nacional y por Jésica Rivero. Las visitas domiciliarias han sido practicadas en el litoral central a todo lo largo de la costa, en Puerto Cabello, estado Carabobo y en varios muelles del oriente, porque existe la presunción de que los cómplices de este peligroso sujeto planificaron la evasión de Venezuela por vía marítima, con destino a Panamá o a Cartagenas, Colombia.
Los detectives que fueron comisionados para las pesquisas, allanaron hoteles y pensiones de todo el litoral central, pero no localizaron rastros del fugitivo. Los trabajos de investigación continúan. Siguen como presuntos cómplices del fugitivo, el inspector José Hernández, además de los detectives Orlando Pernía y Jover Chourio, quienes estuvieron de guardia durante el fin de semana pasado, al momento de la fuga. El mayor peso de la responsabilidad apunta hacia el detective Jover Chourio. El estaba a cargo de la sección Control de Aprehendidos. Confesó haberse llevado las llaves de los calabozos hacia la cama donde durmió. El manojo lo colocó debajo de su almohada. Cuando se despertó no encontró al narcoguerrillero, pero las llaves seguían debajo de la almohada. Con base a esos detalles, los fiscales del Ministerio Público solicitaron una experticia profunda a la citada llave, para determinar si en fecha reciente le sacaron copia, cuestión que se puede demostrar, porque las máquinas utilizadas para ese tipo de artesanía, dejan huellas en la especie utilizada como patrón.
DESINFORMADOS
Hasta la tarde de ayer, los funcionarios sumados a la investigación desconocían a ciencia cierta, no sólo quiénes son los detectives comprometidos con el guerrillero y con el narcotráfico internacional, sino tampoco habían establecido la puerta utilizada por el maleante para ganar la calle, y muchos menos si fue sacado dentro de alguna de las patrullas que abandonaron la sede durante ese fin de semana. Sobre esta parte de la pesquisa, han sido llamados a declarar todos los patrulleros que salieron a cumplir obligaciones de prevención durante los días y noches comprendidos entre el viernes 10 y el domingo 12 próximos pasados. No descartan que en alguna de estas unidades se haya ejecutado la evasión. También mantienen el monitoreo de las cuentas bancarias de los detectives sospechosos, de sus familiares y de sus amigos más cercanos. Cada uno de estos funcionarios es sometido a investigaciones especiales, a partir de cuatro meses hacia atrás, y después que el narcoguerrillero fue llevado detenido a la sede principal de la Disip, porque allí puede estar una pista importante para identificar al cómplice.
Otra situación que llama la atención, es que todavía las autoridades venezolanas desconocen el nombre exacto del evadido. La policía de Colombia lo tiene identificado como José María Corredor, en el FBI lo conocen como Adrián Rodríguez Buitriago (a) «Chepe», y en Venezuela suponen que el nombre verdadero es Andrés Guanave Guachupiro. El cambio de identidades dificulta mucho más la ubicación del fugitivo, porque tal vez al momento de ganar la calle, sus secuaces lo dotaron de documentación falsa y es posible que esté viajando por el mundo mientras los detectives lo buscan en Venezuela.