Maras invaden a Florida

RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
La presencia en Estados Unidos de las pandillas centroamericanas, más conocidas como las »maras», está a punto de convertirse en un problema de seguridad nacional.
En conversaciones informales, las autoridades evitan que se transmita la más mínima señal de alarma, pero recientemente, al regreso de una gira por Honduras, el senador demócrata por la Florida Bill Nelson dio un serio indicio de la potencial gravedad del problema.
Rodeado de los principales agentes e investigadores, locales y federales, que encaran la amenaza de las pandillas en la Florida, Nelson anunció en las oficinas del Alguacil del Condado Broward la presentación de un proyecto de ley dedicado exclusivamente a la persecución de los mareros, en particular de la llamada Mara Salvatrucha o MS-13.
»Muchos de estos pandilleros vienen en busca de refugio, y no los queremos aquí», señaló Nelson, quien detalló cómo el proyecto, cuya discusión comenzará en los próximos días, crea penas de 10 años de cárcel exclusivamente para los que introduzcan clandestinamente a los pandilleros en Estados Unidos.
En su opinión, la MS-13 «es una de las pandillas callejeras más violentas, y todos los estimados [de las autoridades] indican una naturaleza depravada, lo cual nos dice que es poco todo lo que podamos hacer para mantenerlos fuera de aquí».
Según cifras del Departamento de Justicia, se han detectado entre 8,000 y 10,000 miembros de la MS-13 en 31 estados de la nación. Y en Centroamérica la cifra se eleva a unos 50,000.
La Mara Salvatrucha nació en los centros urbanos de la costa oeste de Estados Unidos, en el seno de comunidades emigradas centroamericanas, principalmente de El Salvador. De hecho, en el lenguaje callejero de ese país, »mara» significa cuadrilla, »salva» viene de salvadoreño y »trucha» quiere decir callejero.
A principios de esta década, Estados Unidos desplegó un polémico plan de deportación de sus miembros y comenzó a enviar miles de pandilleros salvadoreños, hondureños y guatemaltecos de regreso a sus países, donde sus actividades se transformaron en un serio problema de seguridad pública por la violencia de los crímenes.
Pero en los últimos años, muchos de ellos han vuelto clandestinamente a Estados Unidos, y se han asentado poco a poco por todo el país.
El día que Nelson presentó su proyecto de ley, a su lado se encontraba uno de los hombres que más de cerca ha seguido las actividades de las pandillas en la Florida, el agente especial del FBI Andrew A. Apollony.
Días antes en su oficina del NW de Miami, Apollony dijo a El Nuevo Herald que si bien las actividades de la MS-13 no son preocupantes en el sur de la Florida, sí han comenzado a detectar indicios que están comenzando a encender alarmas rojas.
»Yo siempre estoy preocupado, pero en este caso un poco más», dijo el agente, refiriéndose a los mareros.
Apollony sabe de lo que habla. Vino al sur de la Florida tras casi 10 años en Nueva Jersey, donde los mareros tienen un fuerte bastión. »Ellos son fuertes también en el estado de Virginia», acotó.
De hecho, esta semana, la policía desarticuló una red de maras en Nueva Jersey y arrestó a 14 de ellos.
Los mareros son fáciles de identificar. Además de las extrema ferocidad de sus crímenes, cubren sus cuerpos con tatuajes de índole religiosa y las letras MS en el pecho.
En Miami, alrededor de 11 de ellos fueron detenidos en los dos últimos meses, pero los autoridades dijeron que han detectado un incremento de los robos a la propiedad que indica la presencia de una banda de mareros en el área.
»Ellos asaltan casas, autos, cosas así. Al contrario de los pandilleros colombianos, por ejemplo, que les gusta más robar joyas, diamantes…», dijo Apollony.
Se calcula que en el sur de la Florida hay más de 150 pandillas y unos 2,000 pandilleros de todo tipo, no sólo de la MS-13, pero no son tan agresivas como en otras zonas del país.
El FBI ha identificado a las pandillas como locales, nacionales y transcontinentales. »No tenemos aquí, por ejemplo, pandilleros de motocicletas, como en la costa oeste y el centro del país», explicó.
En contrapartida, en el sur de la Florida los investigadores ha podido detectar una incipiente criminalidad de origen oriental, además de la llamada mafia rusa y los mareros.
»La droga ocupa el centro de todas estas actividades, en mayor o menor medida, y es lo que mueve a las pandillas. Muchos de los enfrentamientos entre ellos son por eso», añadió Apollony.
En las investigaciones sobre la MS-13, los agentes estadounidenses han establecido lazos de colaboración con las autoridades de El Salvador, Honduras y Guatemala, y en algunos de esos países –que no quisieron precisar– tienen estacionados, con carácter permanente, a varios investigadores.
El canciller salvadoreño, Francisco E. Laínez, dijo a El Nuevo Herald que la comunicación entre su país y EEUU es muy buena, pero El Salvador tiene dos preocupaciones sobre cómo se está haciendo frente al fenómeno.
En la reciente Asamblea General de la Organización de Estados Americanos celebrada en Ft. Lauderdale, Laínez propuso que la lucha contra el pandillerismo sea continental. La propuesta fue aprobada por unanimidad, pero a él le sigue preocupando la creación de un mecanismo que, de cierta manera, permita el seguimiento de los pandilleros después que son deportados.
»Nosotros [recibimos] todo tipo de deportaciones, no podemos decir que todas son de pandilleros. Pero lo importante aquí es que se comprenda que si un pandillero es deportado y no se buscan mecanismos para que esa información sea compartida, se corre el riesgo de que vuelva a entrar clandestinamente en este país [Estados Unidos]», dijo el canciller a El Nuevo Herald.
Cuando son detectados, los mareros son identificados y deportados sumariamente a sus países de origen si no son buscados por las autoridades estadounidenses por algún crimen que hayan cometido, como es el caso de dos miembros de la MS-13 declarados culpables en Virginia de acuchillar y degollar a una testigo del gobierno, de 17 años, que se encontraba embarazada.
El pasado 9 de junio, la policía del condado Miami-Dade arrestó a Rolando Fuentes, un pandillero que se fugó de California y buscó refugio en Florida tras asesinar a dos personas. Fuentes no era miembro de la MS-13, sino de la Pandilla de la Calle 18, igual de feroz.
Estos arrestos fueron parte de una investigación nacional, que comenzó en enero, llamada Operación Escudo Comunitario, la cual indaga sobre las actividades pandilleriles en seis áreas metropolitanas del país, incluida Miami, y que ya llevó a la cárcel a 300 pandilleros de la Mara Salvatrucha.
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