Un espectacular desfile naval conmemoró este martes en Portsmouth, Inglaterra, los 200 años de la batalla de Trafalgar.
Más de 170 buques de unos 40 países recordaron el combate, en el que la flota inglesa, comandada por el almirante Horacio Nelson, venció a las escuadras combinadas de Francia y España.
Inglaterra pasa a ser una potencia planetaria; tiene ahora la capacidad para proyectar sus intereses a todo el mundo
Capitán de Navío, Mario Mascarelo, director del Museo Naval de Uruguay
A la ceremonia, en la que se recreó la batalla original, asistieron la Reina Isabel II de Inglaterra y representantes de más de 53 marinas del mundo.
Y es que Trafalgar es mucho más que una batalla; marcó el fin de 300 años de hegemonía española en los mares y dio inicio a más de un siglo de poderío naval británico.
En la imparable concatenación de causas y efectos que llamamos historia, Trafalgar también marcó profundamente a América Latina.
Nace el imperio
Al ganar la batalla de Trafalgar, «Inglaterra no sólo aventa la posibilidad de ser invadida por Napoleón, sino que ciñe firmemente el cetro de Neptuno, pasando a ser una potencia planetaria», dijo a BBC Mundo el Capitán de Navío Mario Mascarelo, director del Museo Naval de Uruguay.
Los restos de Nelson descansan en Londres, uno de los cañones de la batalla se quedó por siempre en el Río de la Plata.
«Ahora Inglaterra tiene la capacidad para proyectar sus intereses políticos a todo el mundo, es el inicio del Imperio Británico mundial», agrega.
La batalla tuvo lugar el 21 de octubre de 1805, aunque las celebraciones se adelanten. En el fragor de humo, gritos y estallidos de pólvora, 27 navíos ingleses se enfrentaron a 33 buques de la flota aliada frente al cabo de Trafalgar, en la provincia de Cádiz.
La flota inglesa, al mando de Nelson, atacó en forma de dos columnas paralelas a la formación perpendicular franco-española.
Fue un baño de sangre, mas de mil españoles, dos mil franceses y 400 británicos perdieron la vida, entre ellos el propio Nelson. Unos 4.000 hombres resultaron heridos.
Pero mas allá de las 8.000 vidas que se jugaron en el combate, Trafalgar marcó a millones de personas en el mundo.
El colonialismo británico en África y Medio Oriente, y los movimientos de independencia en América Latina, tienen líneas directas que los comunican con aquella batalla épica.
Hasta el Río de la Plata
Buques de unos 40 países participan en las conmemoraciones.
«Este año festejamos los 200 años de Trafalgar, el año que viene recordamos 200 años de las invasiones inglesas al Río de la Plata; también es en esa época la invasión inglesa de la colonia holandesa de Cabo, que inicia todo el proceso de colonización de Sudáfrica. Justamente la expedición de Sudáfrica cruza el Atlántico y se dirige al Río de la Plata», señala el capitán Mascarelo.
Apenas un año después de Trafalgar, el poderío naval inglés efectúa dos invasiones en las que intenta dominar el Río de la Plata; ambas terminan en fracaso miltar. Y ello por varios motivos, entre ellos la propia geografía de la región con sus bancos de arena que hace del Río de la Plata un «embudo mortal», según Mascarelo.
Según recuerda el capitán, «cuando los ingleses pentraban a Buenos Aires entraron en la ciudad desfilando, y la gente emboscada en azoteas les tiraba con lo que tenían, tejas, piedras, aceite hirviendo».
La independencia de las colonias españolas en América también está íntimamente ligada a Trafalgar.
A partir de cinco años posteriores a estas conmemoraciones de Trafalgar se empezarán a festejar en América también los 200 años de cada una de las independencias
Capitán Mascarelo
«El poder naval era la argamasa del Imperio Colonial español. Al no tener ya esa suerte de cordón umbilical, en las colonias se da primero el sentimiento de que se tienen que defender solas, segundo de que pueden comerciar solas y esa concatenación lleva al deseo de autonomía política», afirma Mascarelo.
«A partir de cinco años posteriores a estas conmemoraciones de Trafalgar se empezarán a festejar en América también los 200 años de cada una de las independencias», agrega.
En otro giro de la historia, destruida la flota francesa, Napoleón contesta con el bloqueo por tierra y ataca a Rusia y a la Península Ibérica. La invasión de 1808 pone en huida a la Corte portuguesa hacia Río de Janeiro, a donde llega amparada por el poder naval de su aliado, Inglaterra.
La lucha portuguesa por dominar América sería un factor clave en las luchas de independencia.
Muerte de Nelson
¿Sabrían las mujeres que tiraban aceite hirviendo desde las azoteas de Buenos Aires de la historia del almirante Nelson?
Cerca de 4.000 hombres perdieron la vida.
¿Conocerían las familias rusas que sufrieron la invasión de las fuerzas napoleónicas que aquella fue consecuencia directa de una batalla frente a un cabo llamado Trafalgar?
El propio Nelson no llegó a ver las consecuencias del combate que le costó la vida. Cuando tuvo lugar la batalla, Nelson, un hombre que había ingresado a la Marina a los 12 años, contaba ya 47.
Otros enfrentamientos navales le habín costado la parte inferior de un brazo y el ojo derecho.
Cuenta la historia que durante la batalla, una bala penetró su hombro y le perforó el pulmón. Recuperó el conocimiento brevemente, pero murió poco después del final de la batalla. Su buque fue remolcado con el cuerpo de Nelson a bordo, conservado en un barril de coñac.
Desde Trafalgar hasta Uruguay
Nelson está enterrado en Londres, pero uno de los símbolos de Trafalgar se quedó por siempre en el Río de la Plata.
El buque penetró la Bahía de Maldonado y luego de haber pasado un temporal bastante serio, el buque, dañado, encontró un banco de arena entre la Isla Gorriti y la Playa Mansa de Punta del Este
Capitán Mascarelo
El buque Agamenón, que tomó parte en el combate, llegó en 1809 a las costas de Uruguay, en una patrulla enviada por Inglaterra como parte de sus negociaciones estratégicas con la región.
«El buque penetró la Bahía de Maldonado y luego de haber pasado un temporal bastante serio, el buque, dañado, encontró un banco de arena entre la Isla Gorriti y la Playa Mansa de Punta del Este», relató el capitán Mascarelo a BBC Mundo.
«En una mala maniobra para zafarlo un ancla le hace una rotura de un costado del casco y el barco comienza a hundirse lentamente», agrega.
No fue sino hasta 1996 que un detector magnético registró una anomalía y un buzo profesional, Hector Bado, luego de varios intentos, logró enganchar lo que resultó ser uno de los cañones del Agamenón.
El cañón, de más de dos toneladas y reconocido por expertos británicos, está hoy en manos de la Armada de Uruguay y se espera que tenga un papel de honor en los eventos marcados en octubre para recordar la importancia de aquella batalla de 1805.
Ese cañon del Agamenon es tal vez el mejor símbolo de que Trafalgar cambió, en eventos innumerables y concatenados, nuestro mundo.