Associated Press
LIMA – Veintidós policías custodian a un mexicano señalado por las autoridades como uno de los cabecillas del «Cártel de Tijuana», que después de más de 36 meses de internamiento en una prisión, sin haber sido sentenciado, logró su traslado a una casa.
La casa, ubicada en el distrito Santa Anita, al este de Lima, fue elegida por el mexicano Miguel Angel Morales Morales, de 45 años, informó el jueves el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), entidad estatal que administra las prisiones en el país.
Una fuente del ministerio del Interior dijo a la AP que son 22 los policías que, por turnos, vigilan a Morales, para evitar que se fugue.
Según la legislación peruana ninguna persona puede permanecer encarcelada más de 36 meses sin sentencia.
Morales y otros 55 cómplices fueron arrestados en el puerto de Chimbote, al noroeste de Lima, el 9 de junio del 2002, cuando se disponían a despachar clandestinamente a México, por vía marítima, 1.700 kilos de cocaína.
Morales, mediante un recurso de hábeas corpus, solicitó recientemente su traslado del penal Miguel Castro Castro, a un domicilio escogido por él, alegando que llevaba más de 36 meses en prisión, sin haber sido sentenciado. Un juez acogió su pedido amparado en la legislación y dispuso su traslado al domicilio elegido por él, donde permanecerá mientras dure el juicio que comenzó el mes pasado, hasta que sea sentenciado.
Según el INPE otros cuatro integrantes del «Cártel de Tijuana» han presentado sendos recursos de hábeas corpus, siguiendo el ejemplo de Morales, pero aun no han sido resueltos.
El «Cartel de Tijuana», según las autoridades, en el Perú estaba integrada por unas 120 personas: 48 extranjeros, entre mexicanos, colombianos y guatemaltecos; y 72 peruanos, según una nota del Poder Judicial. De los 120 integrantes de la banda, sólo 56 -incluso Morales- están arrestados, mientras que los 64 restantes se encuentran prófugos.
Según las autoridades, décadas atrás, el narcotraficante colombiano Evaristo Porras Ardila, defendido entonces por el abogado Vladimiro Montesinos, se fugó de un hospital del puerto El Callao, al oeste de Lima, adonde fue llevado cuando fingió una aparente dolencia.
Según se informó, Porras dijo a los policías que lo vigilaban en el hospital que iba al baño, y de allí desapareció. Al parecer unos cómplices le prepararon un viaje por vía aérea al extranjero, y Porras salió directamente del hospital al aeropuerto.