Hace 60 años comenzó la Guerra Fría

Paul Reynolds
BBC
Hace 60 años en una semana como esta, durante una cumbre en Potsdam, Alemania, el entonces primer ministro británico Winston Churchill se quejó ante Josef Stalin sobre las medidas represivas que sufrían diplomáticos británicos en Rumania soviética.
«Una cortina de hierro ha caído», le dijo Churchill, y pareciera que la frase le gustó.
Ocho meses después, en respuesta a la repartición de Europa que se había acordado en Potsdam, la reformuló: «Al definir los linderos desde Settin, en el Mar Báltico, hasta Trieste en el Mar Adriático, una cortina de hierro ha caído sobre el continente».
Churchill, Roosevelt y Stalin: aliados y luego rivales.
Pero fue en la ciudad alemana donde los aliados dejaron de ser tales, y se rompió la alianza de la Segunda Guerra Mundial con la Unión Soviética.
Es decir, en Potsdam, empezó la guerra fría.
Irrelevante
Ninguno de los asistentes a este encuentro -Churchill, Stalin y el entonces mandatario estadounidense, Harry Truman- veían algún sentido a la cumbre, pero era sin duda necesaria luego de la derrota alemana y el recién ascenso de Truman al poder por Franklin Delano Roosevelt.
De hecho, Truman en sus memorias admite que no quería ir, toda vez que Churchill fue depuesto de su cargo justamente durante la cumbre, y fue sustituido por un partido laborista reformista.
Fue Stalin quien insistió en hacer la reunión en un área controlada pro los soviéticos, cerca de Berlín en un palacio de la realeza prusiana.
En Potsdam se reafirmaron los acuerdos de Yalta -cinco meses antes- donde se dividía Alemania, se extendía el territorio polaco y se prometían elecciones libres (nunca realizadas) en los espacios controlados por la USSR.
Tuvieron que pasar unos 50 años para que lo acordado en este pueblo a las afueras de Berlín se renovara, y se dijo que con la caída del comunismo no habría más conflictos. Pero no ha sido así.
Nada más hay que ver la última cumbre del G8, donde los temas fueron la pobreza en África y el calentamiento global, todo muy lejos de lo discutido en Potsdam.
Legado dudoso
Todos sabían de la bomba que luego se lanzaría sobre Hiroshima.
Pero hay un legado que sí permanece vivo en las memorias de esa cumbre de hace 60 años.
Lea: 60 años de la bomba atómica
Mientras Truman esperaba que la reunión comenzara, recibió una llamada que estaba esperando. Lo que pasó a través del teléfono fue un mensaje codificado que le decía que la bomba atómica había sido probada con éxito.
El mandatario estadounidense sintió la obligación de comunicarle esto a Stalin, que una arma de «capacidad destructiva inusual» había sido desarrollada.
Pero Stalin mostró poco interés, pues a fin de cuentas ya lo sabía todo a través de su amplia red de espionaje.
Al final los tres jefes de gobierno emitieron una declaración alertando a Japón que sería destruida de no rendirse, pero nunca se le dijo nada de la bomba.
De hecho no se discutió si quiera si utilizarla, todos coincidían, hasta el momento, que el país asiático tendría que ser invadido.
Fue sólo después, el 24 de julio, cuando Truman y Churchill tomaron la decisión.
El 5 de agosto, mientras Truman se dirigía a su hogar, la primera bomba atómica se lanzó sobre Hiroshima.

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