Serbin: conflictos internos son un peligro en América Latina

PEDRO PABLO PEÑALOZA
EL UNIVERSAL
En América Latina y el Caribe el enemigo duerme en casa. «Esta región es más pacífica que otras, porque tiene menos conflictos armados; sin embargo, es una de las que presenta mayores desigualdades sociales, lo que representa un caldo de cultivo para la emergencia de confrontaciones bélicas en el futuro», evalúa Andrés Serbin, presidente de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (Cries).
Serbin, antiguo asesor del Sistema Económico Latinoamericano (SELA) y profesor de la Universidad Central de Venezuela, no teme la explosión de la guerra entre naciones, sino la implosión de sistemas débiles e incapaces de encarar las amenazas que se asoman en el horizonte.
«En América Latina la tendencia al conflicto armado entre países decrece desde hace una década; sin embargo, tienden a incrementarse otros tipos de confrontaciones bélicas: el conflicto interno, doméstico, en situaciones de polarización política y falta de institucionalidad democrática para manejar diferencias; y, en segundo término, los conflictos relacionados con los fenómenos transnacionales, como el narcotráfico y el tráfico de armas, que son difíciles de controlar por Estados frágiles», argumenta el investi gador.
En este escenario, Serbin apuesta por el fortalecimiento de la sociedad civil para denunciar y frenar las causas que generan destrucciones y derramamiento de sangre. «Los ciudadanos organizados no resuelven conflictos, pues esa etapa es responsabilidad de los actores políticos; empero, sí pueden evitar que se produzcan», afirma convencido.
Alerta civil
Sustentándose en ese planteamiento, unos mil líderes de ONG y centros académicos se reunirán del 19 al 21 de este mes en Nueva York, Estados Unidos, para debatir y presentar a la ONU planes de acción regional y planetario para impedir choques bélicos.
La iniciativa surge del secretario general del ente mundial, Kofi Annan, quien hace tres años convocó a la sociedad civil, sentando las bases de la Asociación Global para la Prevención de Conflictos Armados, que incluye a quince grupos de todo el orbe.
En el caso de América Latina y el Caribe, este compromiso recayó en Cries, grupo que elaboró una propuesta para el mantenimiento de la paz en el área tras consultar a organismos gubernamentales, centros de estudios y miembros de la sociedad civil.
«Como consecuencia de ese esfuerzo redactamos un documento con tres puntos básicos: la conformación de una plataforma regional de redes de ONG; el desarrollo de un observatorio sobre conflictos que está basado en un sistema infográfico de alerta temprana, apoyándose en las informaciones que proveen las organizaciones y la capacidad de análisis de ciertas instituciones académicas; y una permanente diseminación de los datos a actores políticos y sociales para prepararlos ante la eventualidad de un conflicto armado», resume Serbin.
Para localizar los posibles focos de tensión, Cries ha preparado «indicadores socioeconómicos y sociopolíticos que, alimentados por las averiguaciones que se realicen desde el terreno, permitan identificar dónde se presentan factores que avisan acerca de la emergencia de un confrontación bélica».
No obstante, el énfasis principal se pondrá en la formación de los latinoamericanos. «Tenemos que capacitar a nuestra sociedad civil para que ejerza sus derechos», comenta Serbin, quien advierte que sus palabras no deben interpretarse como un ataque contra los gobiernos.
«La tradición en América Latina es que la sociedad civil adopte una postura antigubernamental, mas nosotros planteamos la construcción conjunta de canales pacíficos de prevención y resolución de conflictos armados, en una alianza entre los ciudadanos y el Estado».
Serbin opina que estos pasos deben darse ahora, aprovechando que los fusiles están callados. «Tenemos que aplicar estrategias como esta y atacar las raíces de los problemas que afectan a las mayorías de la región, porque si no sufriremos un continente conflictivo en el futuro».

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