Cuartos de pánico pueden costar hasta 100 mil dólares

Atrapadas en su habitación del pánico de Nueva York, una cámara oculta construida como santuario en caso de robo o allanamiento de morada, la recién divorciada Meg Altman (Jodie Foster) y su joven hija Sarah (Kristen Stewart) se encuentran atrapadas en un mortal juego de persecución con tres intrusos—Burnham (Forest Whitaker), Raoul (Dwight Yoakam) y Junior (Jared Leto)—durante una brutal invasión a su casa. Lo que no saben es que ese cuarto es el objetivo porque lo que quieren los intrusos está dentro de él.
Una presentación de Columbia Pictures, una producción de Hofflund/Polone, una película de Indelible, La Habitación del Pánico está dirigida por David Fincher, escrita por David Koepp y producida por Gavin Polone, Judy Hofflund, David Koepp y Cean Chaffin. Conrad W. Hall y Darius Khondji, ASC, AFC, son los directores de fotografía. El diseñador de producción es Arthur Max y el diseñador de vestuario es Michael Kaplan. James Haygood, A.C.E. y Angus Wall son los editores. Howard Shore es el compositor de la música. La Habitación del Pánico está clasificada por la MPAA como «restringida» por la violencia y el lenguaje que maneja.
La Habitación del Pánico: El mejor lugar para estar en el peor escenario.
En tiempos medievales se usaba como custodia del castillo. En el siglo XX se convirtió en un refugio para bombas y evolucionó después a refugio para tormentas. Ahora, incluso la Casa Blanca tiene una Habitación para Situaciones—un complejo moderno y seguro localizado en el sótano del edificio que ha existido desde la administración de Kennedy.
En la película La Habitación del Pánico, se trata de cuatro paredes de concreto, con una línea de teléfono oculta independiente de la línea principal de la casa, un sistema propio de ventilación y monitores de vigilancia que cubren casi cada esquina de la casa—todo protegido del mundo por una puerta impenetrable hecha de grueso metal. La Habitación del Pánico.
Meg Altman (Jodie Foster) y su hija Sarah (Kristen Stewart) se mudan a una casa en Nueva York equipada con una habitación del pánico, sin saber que muy pronto la necesitarán. Pero cuando tres hombres irrumpen en la casa a media noche, Meg y Sarah toman como santuario a la habitación del pánico sin saber que ésta habitación es el objetivo de los maleantes.. y harán lo que sea para entrar ahí.
«Un millonario excéntrico había construido esta habitación del pánico para poderse proteger en caso de que alguien quisiera robar su dinero,» dice Foster. «La habitación es muy especial. Tiene ocho monitores con cámaras por toda la casa. Tiene guardadas cosas que pueden ser de utilidad—una cobija, agua, todo para sobrevivir un mes ahí.»
Cuanto más dominio de las noticias americanas tienen los crímenes, el terrorismo y los secuestros internacionales, más necesaria se ha vuelto La Habitación del Pánico —un impenetrable lugar para refugiarse en caso de una intrusión armada. Miedo, paranoia e instintos protectores son las motivaciones, especialmente para aquellos que tienen motivos para hacer algo así. Y aunque las estadísticas muestran que el crimen en general va en descenso, «la gente toma acción con base en su percepción del riesgo más que en el riesgo real,» dice Jeff Fryrear de Instituto Nacional de Prevención Criminal en Louisville en un artículo del The New York Times titulado «The New ‘God Forbid’ Room.»
«Cuanto más inseguros nos sentimos, más nos alejamos,» dice Edward J. Blakely, decano de la Escuela de Planeación Urbana de USC, en el mismo artículo.
«Los niveles de paranoia actuales son absolutamente asombrosos,» dijo un fabricante de «Spycams» al The Wall Street Journal. Mientras los norteamericanos han estado interesados en tener acceso a formas más sofisticadas de protección como cámaras espía, identificador de llamadas y rastreadores de computadoras, las ventas en estos productos civiles han subido del 30% al 60% durante el año pasado, convirtiendo la seguridad y la vigilancia en una industria de $5 billones de dólares. Como lo reportó el The Wall Street Journal, la compañía Bolide International de Los Ángeles vendió 3,200 «Spycams» tan solo en los pasados dos meses—duplicando el numero de estos meses en el año pasado.
En California del Sur, una infundida inseguridad entre el estudio y otros magnates del negocio han hecho que la demanda por los cuartos seguros haya subido a niveles impredecibles. Gary Paster, un constructor de California, construyó su primer ‘cuarto seguro’ para una figura de la industria del entretenimiento en 1980. Paster comentó a The Los Angeles Business Journal ha dado un salto de difícilmente construir seis ‘cuartos seguros’ en un año a principios de los 90’s a construir ahora más de 60.
Los ‘cuartos seguros’ de Paster, que pueden costar hasta $100,000 dólares, están compuestos por puertas especiales de seguridad hechas de «Armortex,» un material resistente a las balas y seguros electromagnéticos construidos para aguantar desde bates de béisbol hasta pistolas automáticas de 9mm. Lo más popular son puertas de seguridad que convierten un closet o un baño en un ‘cuarto seguro.’
Según Javier Trevino, el presidente de Safeguard Security Services Inc. en San Antonio, que fabrica «paredes blindadas» de Armortex, los números siguen en ascenso. «Lo maravilloso es que tu puedes empapelarla, ponerle una lámina de piedra, y nunca sabrás que la pared está blindada,» dijo él al The New York Times.
Cada vez más seguido, los arquitectos preparan planos de ‘habitaciones de pánico» para los ricos y poderosos. Ellos se han convertido no solo en una necesidad para la gente adinerada, sino una medida de seguridad para corporaciones y suites ejecutivas. Los planos se mantienen en la confidencialidad desde los planos heliográficos hasta el final de la construcción, y son instaladas en el último minuto por equipos de seguridad designados.
«Nuestros clientes nos lo piden,» comenta un arquitecto al The New York Times, «especialmente cuando hay miedo a los motines, temblores o pánico por algún desastre masivo.»
Las razones por las cuales los clientes construyen ‘habitaciones de pánico’ son tan variadas como sus accesorios tecnológicos: algunos quieren algo más que un sencillo escondite donde guarecerse si se son atacados; otros creen que es una necesidad para resguardar sus riquezas de los ladrones comunes.
Para La Habitación del Pánico de David Fincher, puede ser la única cosa que mantiene vivas a Meg Altman y su hija.

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