María Teresa País
Fotos: Adrián Rodríguez
Todos los venezolanos de un tiempo para acá mantenemos una constante preocupación, aunada a una gran incertidumbre que tiene que ver con la seguridad vial y todo lo que ella implica: legislación vial; prevención y educación vial; causa, consecuencias y atención en situaciones de accidentes de tránsito; el futuro de los lesionados de por vida a causa de accidentes en las carreteras; el transporte público y de carga; medidas y campañas de los entes gubernamentales. De allí que el Instituto Nacional de Tránsito Terrestre, así como el Cuerpo Técnico de Vigilancia del Tránsito y Transporte Terrestre desde hace algunos meses estén empeñados en desarrollar un Programa Integral de Educación y Seguridad Vial.
Cada fin de semana el número de accidentes viales aumenta y ésta es la tercera causa de muerte en Venezuela, siendo la primera causa de mortalidad en la población escolar y en personas en edades comprendidas entre los 15 y 44 años de edad. Según el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre, Venezuela ocupa el primer lugar en Latinoamérica y tercero en el mundo, en accidentes de tránsito. Por esa razón los entes gubernamentales han iniciado a través de los comunicadores sociales y medios de comunicación en general, como agentes concientizadores y educadores, una Campaña de Educación Vial en todo el territorio nacional, con el fin de influir en la conducta de los conductores, una vez que de éstos depende en buena manera solventar o minimizar esta situación.
La vialidad conspira
Evidentemente el estado de las vías, carreteras y autopistas son un factor importante en la prevención de accidentes. Sí las señalizaciones, cruces, puentes, viaductos y todo aquello que sirva de vías de comunicación están en buen estado, tienen un mantenimiento permanente y son auxiliados y atendidos en situaciones de contingencia, los usuarios
de las mismas tendrán mayor número de posibilidades de afrontar todos los inconvenientes que puedan surgir como conductores y los riesgos serán minimizados.
El Ministerio de Infraestructura se encuentra trabajando con el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre, sin embargo la Sociedad de Ingenieros Civiles de Venezuela se ha manifestado en muchas oportunidades planteando la necesidad de mantener las carreteras, puentes y viaductos en óptimas condiciones con el fin de resguardar las vidas de los usuarios.
La Sociedad alertó sobre la situación de los puentes Unare y Clarines que se encuentran en la vía hacia oriente. El ingeniero Leonardo Mata indicó que a pesar de las reparaciones «hay elementos que están fallando por ahí».
Mata, quien es presidente de la Sociedad de Ingenieros Civiles de Venezuela, refirió que ya en el año 2004 «recomendamos al Ministerio de Infraestructura, por escrito, que tuvieran cuidado con el puente de Unare».
-La solución es un puente nuevo, indicó Mata. Se hicieron unas reparaciones muy rápidas para abrir la vía y ahora hay que evaluar el comportamiento del acero empleado, sin embargo éste va a seguir siendo un puente provisional, una vez que tiene más de cincuenta años de servicio.
En cuanto al Viaducto de La Guaira informó que la institución que él preside, ha contemplado un grupo de propuestas para solventar los problemas del Viaducto 1 de la autopista Caracas-La Guaira. Entre los argumentos que esgrime Sovinciv está latente la falla geológica; la cual es calificada como indetenible. También se ha hablado que de ocurrir algún evento de tipo sismológico, es decir de movimientos extraordinarios de la tierra, «lo que podría suceder es que se aumentara el desplazamiento sobre el arco y por ello no vemos factible focalizar todos los esfuerzos simplemente en el Viaducto 1», acotó Marta.
Por ello es que se ha planteado la construcción de un Viaducto alterno, que de acuerdo a varios estudios, se podría ubicar en el extremo derecho del actual. Por otro lado, no se puede dejar de pensar que ese Viaducto alterno tiene un alto costo y un tiempo de ejecución considerable que no favorece a la resolución del problema de forma inmediata.
Mata prosigue: «Vemos que las alternativas viables para satisfacer la demanda, en un determinado momento, son suficientes por el volumen de la misma». De allí que sea necesario informar a la colectividad del cierre de la autopista en ese punto, con el fin de ejecutar las reparaciones totales y así propiciar que la población tome medidas de contingencia.
El hampa toma las carreteras
Una de las cosas que también determina la inseguridad vial es el uso irracional de las vías, de las señalizaciones y de las medidas de tránsito, una vez que el caraqueño, por ejemplo, no respeta un semáforo en horas nocturnas por temor a ser asaltado por el hampa común, siendo ésta una circunstancia que nutre las estadísticas de accidentes; a la par de lo que sucede en las zonas rurales.
Mientras sigue interrumpido el tránsito en Clarines, Estado Anzoátegui, por la inundación que sufrió en el mes de junio el puente provisional colocado ya hace algún tiempo para conectar las vías alternas de los Llanos y Guanapito, los conductores han sido asaltados y el transporte de carga ha sido objeto de saqueos y hurtos, según lo han denunciado ante el gobernador Tarek William Saab, quien, según la prensa nacional, inspeccionó los trabajos de reparación del puente principal, ubicado en el Municipio Bruzual, y prometió solventar la situación. El gobernador en aquella oportunidad se mostró receptivo ante las denuncias de la mala vialidad y de los hechos de inseguridad registrados y en su momento argumentó que lo que sucedía es que los hechos de la naturaleza como el desbordamiento del río Unare, es una situación difícil de controlar.
La inseguridad se ha incrementado hasta el punto que en las vías que fueron utilizadas como alternas por los conductores significaron sitios seguros para que el hampa los asaltara y los gandoleros eran objeto de saqueos, ante la ausencia de policías y efectivos de la Guardia Nacional, por lo que esto –según los afectados- es un índice de inseguridad en las carreteras y vías venezolanas.
El puente de Unare ha sufrido los embates de la naturaleza por la crecida del río Unare, sin embargo los entes gubernamentales se han ocupado de la situación, la misma es muy grave y los usuarios del mismo están a merced no sólo de la contingencia vial, sino del hampa. Es necesario vigilancia las 24 horas.
Finalmente tenemos que decir que la inseguridad vial en nuestro país no sólo es cuestión de conciencia del usuario frente al volante, ni de una falta de campaña de educación vial, sino de la toma de las vías por parte de los entes oficiales en cuanto a su óptima transitabilidad y a la seguridad que debería reinar en ellas al poner al margen a la delincuencia común.