Venezuela redimensiona su pensamiento militar

El presidente Hugo Chávez quería que el pasado 5 de julio, para el 30º aniversario de su promoción, estuviera listo el nuevo pensamiento militar venezolano. Su orden no pudo ser cumplida a tiempo. El general retirado Alberto Müller Rojas, ex jefe de la campaña presidencial de Chávez y fundador del partido Patria Para Todos, lo resume en una frase: “Creo que no está plenamente satisfecho con lo que escribimos; quiere rehacer ese capítulo o quizás hacer uno nuevo”.
Se refiere al capítulo relativo al vínculo de la nueva doctrina con las raíces históricas.
En el mensaje de fin de año que el mandatario dirigió a las guarniciones militares en diciembre pasado, definió a la Fuerza Armada Nacional como antiimperialista, pidió a sus soldados que aceleraran la “ofensiva ideológica radical hacia dentro de la institución militar” y ordenó dejar “redactado y elaborado el primer gran manual del nuevo pensamiento militar venezolano que partiera de las raíces”.
Se decidió entonces la constitución de una comisión cívico-militar que incluyera pensadores, historiadores y soldados. Además de Müller, participaron el almirante Orlando Maniglia, ministro de la Defensa, los generales de brigada Eduardo Centeno Mena, director del Instituto de Altos Estudios de Defensa de la Nación, José Mendoza (GN), director de Educación del Estado Mayor Conjunto, y Alejandro Tineo Peña (Ej.), director de Secretaría del ministerio, así como el general de división (Ej.) Nelson Benito Verde Graterol, jefe del Estado Mayor Conjunto, entre otros altos oficiales. En el grupo no trabajó ningún miembro de la Aviación, según refirió el general retirado.
De acuerdo con el ministro Maniglia, el documento final está “íntimamente ligado con el proyecto de Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, el concepto de seguridad y defensa del Presidente —basado en el fortalecimiento de la fuerza armada, la relación cívicomilitar y un movimiento de participación popular”. Esto se traduce en las nuevas estructuras que plantea el proyecto de ley –y que mayor resistencia han generado en la oposicióncomo la reserva, la Guardia Territorial y las zonas de defensa integral. El primer paso será la revisión de los programas de estudio, que pudieran comenzar a aplicarse en enero próximo.
La reflexión original de Chávez también fue debatida por un grupo de civiles que entregaron tres documentos al Presidente y el Consejo de Defensa de la Nación. Entre ellos, el ex rector de la UCV, Luis Fuenmayor Toro; Camilo Arcaya, doctorado en filosofía; el sociólogo Pablo Peñaranda y el arquitecto y profesor de arquitectura de la UCV, Federico Villanueva. Fuenmayor Toro explicó que del grupo surgieron varias propuestas.
La ofensiva radical e ideológica espera a que Chávez dé luz verde al documento. “Él agarra las cosas por momentos, después cuando baja la presión le da un reposo y las repiensa, cosa que puede ser buena”, explica Müller.
Guerra anunciada
“Desde que toma el poder Chávez, ya ese problema estaba definido como un punto de agenda del nuevo régimen: la reforma de la FAN y del esquema de defensa nacional”, relata el general retirado.
No se trataría de una nueva doctrina —pues rechaza su carácter dogmático— sino de una “adecuación de la forma de concebir la guerra por parte de los militares venezolanos según como es actualmente. Se ha producido un cambio sustantivo en el modo de combate (…) ya no se trata del enfrentamiento de corporaciones organizadas para hacer la guerra, sino del enfrentamiento entre los pueblos”.
La tesis se distancia del modelo bipolar derivado de la Segunda Guerra Mundial. En Venezuela, como apunta Müller, la doctrina de seguridad nacional se basaba más en controlar las amenazas internas que las externas: “El enemigo fundamental eran los movimientos contestatarios internos contra el orden establecido, no había enemigos externos, esos los enfrentaba la potencia”.
Hoy, según el Gobierno, la amenaza para Venezuela es Estados Unidos. “En su proyecto de estrategia de seguridad nacional, presentado al Congreso en septiembre de 2002, Bush estableció su derecho de atacar a cualquier país que considerara como enemigo potencial. Es una amenaza pública y notoria, no es un cuento, es una guerra avisada”, aseguró Müller.
El nuevo pensamiento militar gira pues en torno a la noción de guerra asimétrica, que Müller define como “una relación desigual de fines, medios y modos de acción entre los adversarios”.
Pero entre quienes critican esta revisión, como el doctor en Ciencias Políticas, coronel retirado José Machillanda, la percepción es que “el impacto de este cambio sería el de una confrontación entre un modelo profesional que tiene 100 años en Venezuela y ha sido exitoso y un modelo marxistaleninista que niega el profesionalismo militar y propicia, desde el partido único y el autoritarismo del Ejecutivo, el comando y control del estamento militar venezolano”.
En su opinión, los cambios deben obedecer a una demanda de los órganos de planificación de la FAN, fundamentados en “el Concepto Estratégico de Estado” concebido por el poder político. “Pareciese que se fundamenta en intereses ideológicos y proyectos ajenos a la esencia del componente de fuerza venezolano”, advierte.
Las pretensiones del nuevo pensamiento militar, explica, “se parecen más a un anacronismo, con una gran intencionalidad de utilizar el componente militar en funciones diferentes a la defensa”.
No existen “guerras antiimperialistas; el concepto de guerra asimétrica ha sido grotesca y equivocadamente entendido para mostrar diferencia de tamaño.
Esa supuesta amenaza imperial con esa equivocada concepción de guerra asimétrica le facilitará, junto con el nacionalismo emocional y primitivo, acercarse al armamentismo”, consideró.
LA ÚNICA AMENAZA
El nuevo pensamiento militar está basado en una sola amenaza: la intención de Estados Unidos de “declarar a cualquier país del mundo enemigo y atacarlo”. Hasta el momento, la Fuerza Armada había manejado otras situaciones posibles de conflicto que incluían a Cuba, Colombia y Guyana. La amenaza actual, según Alberto Müller Rojas, se traduce en varias hipótesis de conflicto:
La acción directa de tropas estadounidenses sobre el territorio venezolano.
La acción indirecta de Estados Unidos, desarrollada desde un país fronterizo, como Colombia, por ejemplo. No se considera que el conflicto colombiano se desborde hacia Venezuela, pues “las fuerzas rebeldes no tienen ningún interés en trasladar el conflicto”, sino que Estados Unidos utilice a Colombia como base para actuar.
La acción encubierta de fuerzas especiales estadounidenses dentro del país en combinación “con quintas columnas nacionales”. Esa habría sido la situación ocurrida en el país antes, durante y después del 11 de Abril.
Para cuando invadan al país
El proyecto de Lofan, que sería la expresión jurídica del nuevo pensamiento militar, estipula la creación por decreto presidencial de “zonas de defensa integral”, para “garantizar la seguridad de la nación”, y de nuevas “zonas militares”.
Sobre estas últimas, Müller señaló que son una versión actualizada de las que existían en el país hasta que cayó el gobierno de Rómulo Gallegos en 1948.
De acuerdo con el proyecto legal, las zonas militares “son espacios (…) producto de la división del país en regiones de características relativamente homogéneas, destinadas a proveer la base del potencial humano y material necesarios para la defensa militar” y además tienen “bajo su responsabilidad la conducción directa de las operaciones de resistencia para garantizar el ejercicio de la soberanía nacional”.
Su propósito incluirá la transformación de la economía del área “en una economía de guerra”.
Sobre este último punto, aclaró que se adaptará la producción normal “para producir elementos bélicos para el caso de guerra”.
Con este principio, las fábricas de enlatados harían raciones de combate, por ejemplo.
Destacó que su estructura será parte del aparato administrativo de la defensa y sólo serán del operativo “en los casos en los cuales el poder publico nacional haya desaparecido”.
Legalizar la resistencia popular
Al igual que la reserva, la guardia territorial formaría parte de la estrategia elaborada para superar el escollo asimétrico planteado en el actual panorama internacional. Alberto Müller Rojas defiende esta estructura como fundamental pues organizaría la resistencia popular: “La voluntad de los venezolanos contra la invasión extranjera”.
Sus integrantes ya fueron definidos en el proyecto de Lofan: “Los ciudadanos (as) que voluntariamente se organicen para cumplir funciones de resistencia lo harán ante cualquier invasión interna o de fuerza extranjera, estos grupos deben ser debidamente registrados por la Comandancia General de la Reserva Militar y Movilización Nacional quedando bajo su mando y conducción”.
De acuerdo con el nuevo pensamiento que refiere Müller, quienes se sumen a esta fuerza “tendrán también un entrenamiento militar, califican como combatientes (…) son militares, de hecho y de derecho. Su tratamiento por parte del adversario debe ser conforme con el derecho humanitario de guerra, a riesgo de caer en acciones criminales de lesa humanidad”.
El concepto se basa en los modelos empleados en Vietnam, entre otros conflictos armados.
“Frente a una estrategia directa como la que está empleando el imperio, contraponemos una indirecta, dentro del esquema de la guerra prolongada. Sustentado básicamente en la resistencia popular pero sin eliminar el uso de acciones convencionales”. La diferencia con el modelo que opera en Irak, indica, es que será una resistencia organizada y unificada con el fin de defender la nación.
Müller Rojas apunta que la idea tampoco es novedad y que ha operado exitosamente en Suiza, donde todos los ciudadanos forman parte de una estructura similar:
“Eso es lo que ha explicado que ese país, en dos guerras en el teatro europeo, haya sido respetado.
Ese es el objetivo de nuestro pensamiento militar”.
El poder blando
La reedición de la reserva, complemento tradicional de la Fuerza Armada Nacional, se encuentra dentro de lo que Alberto Müller Rojas define como “poder blando”, cuyo objetivo no es otro que hacer frente al “poder duro” que representan las fuerzas invasoras de una potencia extranjera.
Esa es, de acuerdo con el general retirado, parte importante de la estrategia para superar la asimetría frente al enemigo.
Luego de varias modificaciones, la redacción del proyecto de Ley Orgánica de la Fuerza Armada, actualmente en segunda discusión en la Asamblea Nacional, definió la fuerza de complemento: “La Reserva Nacional está constituida por los venezolanos (as) que hayan cumplido con el servicio militar o que voluntariamente se incorporen a las unidades de reserva que al efecto sean conformadas (…) ”.
Como explica Müller, esta estructura forma parte del aparato de defensa de la nación y por ello sus integrantes “están militarizados” ; añade que quienes constituyen la reserva califican como combatientes, legal y legítimamente movilizados.
En opinión de José Machillanda la reserva planteada “nada tiene que ver con lo que se conoce en cualquier Ejército como la reserva militar” ; considera que es “una maniobra política engañosa e intencionada para crear una organización paralela, con dependencia directa del Presidente y sin capacidad operativa militar (…) demuestra la incapacidad del régimen para controlar y maniatar al componente armado”.
Sin embargo, Müller negó que la figura sea en realidad un cuerpo ajeno a la cadena de mando. “En caso de movilizarse, estará bajo el mando del comando de operaciones conjuntas, Cufan”, precisó. En todo caso, a su juicio las críticas no son más que sofismas pues “todo siempre ha estado bajo el mando del Presidente”. Recordó que la reserva, originalmente denominada Milicias Nacionales, se creó el 14 de mayo de 1836.
“Eso no es ningún invento de ahora, ni es cubano”, afirmó.

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