Gobierno colombiano reanudó conversaciones con el ELN

Hernando Álvarez
BBC Mundo, Colombia
El gobierno de Colombia y el segundo grupo guerrillero del país, el Ejército de Liberación Nacional, ELN, están cada día más cerca.
Galán podrá salir de su lugar de reclusión para adelantar consultas con la sociedad civil.
El miércoles, el gobierno del presidente Álvaro Uribe concedió por un período de tres meses la condición de negociador a uno de los líderes de ese grupo rebelde, Francisco Galán, quien se encuentra detenido en la cárcel de Itagüi, cerca de Medellín.
Bajo tal condición, Galán, quien fue arrestado en 1992, podrá salir de su lugar de reclusión para adelantar consultas con la sociedad civil y los diferentes estamentos del país, en aras de iniciar un proceso de paz.
Pero no se trata sólo de eso. El martes, en unas declaraciones que sorprendieron a la opinión pública, el presidente Uribe anunció que estaría dispuesto a aceptar que en el país hay un conflicto armado si el ELN se acoge a un cese de hostilidades.
El mandatario dijo que está dispuesto a «deponer sus convicciones personales en aras de la paz y aceptar la negociación de una solución definitiva del conflicto».
El reverzaso
El presidente cedió en un punto que parecía imposible que lo hiciera ya que llevaba meses haciendo cabildeo internacional para que no se reconociera un conflicto armado en el país sino una amenaza terrorista.
Uribe aceptaría que en el país hay un conflicto armado si el ELN se acoge a un cese al fuego.
Pero es importante aclarar que Uribe no ha cedido todavía y que la posibilidad de ceder tiene sus condiciones, como él mismo lo explicó: «Si se avanza en un proceso hacia la paz con el ELN, si se acepta pactar un cese de hostilidades con todas las garantías para hacer la paz y si se le da una señal de paz creíble al pueblo colombiano».
En diálogo con BBC Mundo, Alejo Vargas, politólogo de la Universidad Nacional y miembro de la comisión facilitadora civil para los diálogos con el ELN, dijo que el hecho de que a Francisco Galán se le reconozca el estatus de negociador ambienta las posibilidades para un proceso de conversaciones serias.
«No hay que olvidar que este gobierno siempre ha mantenido los canales de comunicación abiertos con el ELN. Yo soy de los que cree que la paz se hace entre los enemigos y no entre amigos y el gobierno de Uribe encarna, como ningún otro, lo que esta guerrilla considera como enemigo».
Por su parte, el opositor candidato presidencial Horacio Serpa criticó y aplaudió al mismo tiempo las últimas maniobras del gobierno de Uribe en este tema.
«Yo deseo que el gobierno sea más coherente: ‘que no hay conflicto armado, que si hay, que no le reconocemos condición política, que sí le reconocemos condición política’. Falta coherencia en el gobierno, falta una gran estrategia de paz. Pero me parece muy bueno que por fin el gobierno del presidente Uribe asuma como una necesidad para el país buscar un camino diferente al de la vía militar», aseguró Serpa.
Sin embargo, el profesor Vargas no le pone mucha atención a las definiciones: «Hay que entender que todo el tema de si hay o no un conflicto armado es algo propagandístico que pretende situarse en el discurso global de la guerra contra el terrorismo. Es un manejo político a un tema que no cambia la situación de fondo».
De hecho el Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, recordó este miércoles que el pasado mes de junio el gobierno le propuso a Francisco Galán establecer una mesa de acercamiento para definir un cese de hostilidades que contaría con la suspensión de acciones ofensivas contra el ELN por parte de la fuerza pública, como reciprocidad gubernamental.
Todavía falta
Pero pese a las buenas intenciones que muestran por el momento las partes, todavía queda mucha tela por cortar antes de que se pueda iniciar un proceso de paz entre el gobierno y el ELN.
Todavía queda mucha tela por cortar para que el gobierno pueda iniciar un proceso de paz con el ELN.
No hay que olvidar que el pasado 25 de agosto este grupo rebelde expidió un comunicado en el que identificó lo que considera como los cinco obstáculos que han impedido encontrar una solución política al conflicto interno.
El primero es negar las causas sociales, económicas y políticas que originaron el conflicto. El segundo es la falta de participación de la sociedad civil en un eventual proceso de paz. El tercero es negar que el conflicto haya producido una profunda crisis humanitaria en los sectores más empobrecidos de la sociedad.
El cuarto es la negación que hace el actual gobierno de la existencia del conflicto interno y el quinto es lo que califica de falsa negociación entre el gobierno y los paramilitares.
Por su parte el gobierno considera como condición esencial para cualquier proceso de paz con un grupo armado el cese de hostilidades.

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