Agentes de la policía de Nueva Orleans, con apoyo de efectivos de la Guardia Nacional, empezaron a desalojar a la fuerza a las personas que rehúsan abandonar sus hogares en la inundada ciudad devastada por el huracán Katrina.
La evacuación fue ordenada por razones de salud.
Cerca de 10.000 personas se han negado a dejar el centro urbano, a pesar de que el alcalde emitió una orden de evacuación obligatoria.
Las autoridades han llegado a esposar a los residentes que no han acatado el llamado a desalojar y luego los trasladan a un centro de evacuación.
Pero, altos funcionarios gubernamentales han asegurado que muchos de los que todavía permanecían en la ciudad están abandonando el lugar voluntariamente.
Las personas son esposadas y trasladadas a un centro de evacuación.
El jefe de la policía de Nueva Orleans, Anthony Fernández, informó a la agencia Associated Press, que para desalojar a las personas se utilizaría un método «sensible».
«No vamos a ser bruscos, vamos a utilizar la mínima cantidad de fuerza», aseguró el funcionario.
La evacuación fue ordenada por razones de salud ya que bacterias peligrosas han sido encontradas en las aguas de Nueva Orleans que habría ocasionado ya algunas muertes, mientras que el riesgo de brotes de enfermedades aumenta cada día.
Ayuda y críticas
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, promulgó una partida de emergencia de US$51.800 millones para financiar la recuperación de la zona del Golfo de México estadounidense.
El mandatario firmó la medida poco después de ser aprobada por el Senado.
El mandatario explicó que entre las medidas a tomar para ayudar a los miles de damnificados del huracán Katrina está el otorgamiento de ayuda inmediata de US$2.000 a las familias afectadas y declaró un día de oración nacional.
Sin embargo, las críticas a la gestión gubernamental hacia el desastre natural todavía siguen lejos de amainar.
El ex secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, se sumó a quienes han manifestado su malestar acerca de la respuesta del Gobierno a la crisis, y aseveró que «han habido muchas fallas en todos los niveles, local, estatal y federal».
«Creo que hubo más que suficientes avisos de los peligros que enfrentaba Nueva Orleans, pero no se hizo lo suficiente y no creo que se aprovechó bien el tiempo que hubo para prevenirlo, y la verdad, no entiendo por qué».