Por Dan Feder
Especial para Narco News
11 de agosto de 2005
La política “antidrogas” de Estados Unidos se enfrenta con un grave revés esta semana, y los guerreros anti-drogas van aflojando sus corbatas, a medida que va subiendo el calor. Durante una rueda de prensa ofrecida el lunes, Adam Ereli, vocero adjunto del Departamento de Estado, respondió a las advertencias del presidente venezolano Hugo Chávez, referidas a que Venezuela ya no trabajaría más con la Oficina Administrativa para el Control de Drogas (DEA, según sus siglas en inglés). Chávez dijo que su gobierno – sin que ello signifique abandonar los esfuerzos para combatir el narcotráfico y lavado de dinero en su propio país- había concluido que la guerra antidrogas de la DEA no tiene nada que ver con acabar con el negocio, sino que forma parte de una estrategia de introversión política en asuntos latinoamericanos, tal y como Narco News lo ha reportado por más que cinco años.
En su respuesta floja, Ereli acusó al gobierno Venezuela de hacer ruido sobre los crímenes de la DEA, con el fin de ocultar su deficiente desempeño en cuanto el control de drogas, pese a que los propios afirmaciones y informes de EU desmienten tal afirmación. Ereli reactivó, además, una de las armas más viejas en la guerra contra las drogas de EU, al amenazar con anular la “certificación” de Venezuela, como país colaborador en la guerra antidrogas.
Ereli le dijo a la prensa en Washington:
Bueno, en primer lugar, las acusaciones en donde se indica que, de alguna manera, la DEA está involucrada en actividades de espionaje no tienen base. Son insustanciales e injustificables. En cuanto a los informes donde se indica que Venezuela ya no cooperará más con la Oficina Administrativa para el Control de Drogas en la lucha contra el narcotráfico, hay que decir que son lamentables.
Cooperar en la lucha contra el comercio ilícito de drogas es beneficioso tanto para Estados Unidos como para Venezuela, y si dicha alianza fracasa los únicos beneficiados serán los narcotraficantes.
En segundo lugar, por nuestra parte, queremos seguir con la cooperación en la lucha antidrogas, pero debo anotar que en los últimos meses, hemos visto que el compromiso de Venezuela ha empeorado notablemente, en este aspecto.
Mirando hacia adelante habría que tomar una decisión: si Venezuela, de hecho, siguiera insistiendo en dar por terminada esta cooperación, dicha determinación tendría impacto en las deliberaciones relacionadas con nuestro proceso anual de decisiones respecto los esfuerzos de Venezuela para cooperar con la lucha antidrogas, acogiéndose al Internacional Narcotics Control Act (Decreto Internacional para el Control de Drogas).
Si Venezuela, supuestamente, ha “empeorado notablemente” en sus labores antinarcóticos, ¿por que estamos teniendo noticias sobre ello apenas ahora? Los funcionarios estadounidenses siempre aprovechan cualquier oportunidad para desprestigiar al gobierno venezolano, para hacer las mismas acusaciones de siempre, sin “sustancia ni justificación”, tales como que Chávez financia la guerrilla colombiana, que fomenta protestas en Bolivia u otras afirmaciones. ¿Entonces por qué EU no había armando un escándalo sobre esto antes?
El hecho es que EU ha reconocido, frecuentemente -pero sin pompa excesiva- los éxitos del gobierno chavista en este campo, pese a algunos problemas de corrupción dentro de la fuerza publica que afectan a cada país por donde se mueven los narcodólares. A continuación vienen unas citas claves al respecto, extraídas del International Narcotics Control Strategy Report (INCSR, o Informe sobre la Estrategia Internacional para el Control de Narcóticos), realizado en el 2005:
Las incautaciones de cocaína durante los primeros seis meses del 2004, eran iguales a la cantidad total incautada durante todo el año 2003, gracias, en gran parte, a dos incautaciones de varias toneladas hechas por cuerpos de seguridad venezolanos que trabajaron junto con fuerzas estadounidenses y británicas. El gobierno también realizó unos 400 incautaciones de cocaína y heroína durante la primera mitad del año. Muchas organizaciones importantes del trafico de cocaína y heroína fueron atacadas de manera eficaz durante el 2004 y se llevaron a cabo varias extradiciones.
…
El gobierno reconoce que el consumo de drogas es alto y esta trabajando duro para reducirlo. Hay docenas de grupos privados y estatales así como ong´s que trabajan por la reducción de demanda en Venezuela. Dichos organismos se agrupan en asociaciones mas grandes que se reúnen y se colaboran entre sí regularmente. Según la ley, cada empresa privada con mas de 200 empleados debe donar el uno por ciento de sus ganancias a la educación pública y a programas de reducción de demanda. En Venezuela, nunca faltan recursos para esta última medida .
…
La DEA y las fuerzas británicas trabajan estrechamente con unidades antinarcóticos venezolanas vetadas por el gobierno. Dichas unidades siguen teniendo mucho éxito, no sólo en incautar varias toneladas de cocaína, sino también en destruir las organizaciones que trafiquen drogas en y desde Venezuela…
Y como informe Gregory Wilpert en Venezuelanalysis.com:
Según el informe anual de 2003 de la embajada EU en Venezuela, los esfuerzos para la interdicción de drogas en ese país se incrementaron drásticamente cuando Chávez llegó al poder. Por ejemplo, la interdicción de cannabis se dobló durante los primeros cuatro años de su presidencia, en comparación de los cuatro años anteriores a la misma. Eso sin contar que la interdicción de heroína se triplicó en este periodo.
La embajada de EU dejó de publicar en su sitio web informes anuales sobre control de drogas en el 2003. Según este último informe, el gobierno venezolano logró mejoras en el control de drogas, a pesar de los trastornos políticos de 2002. “El numero de interdicciones fue alto, gracias, en gran parte, a la implementación de varios programas nuevos”.
En cuanto al proceso de certificación referido por Ereli, la historia deja bien claro que esta aprobación otorgada por Washington – en materia de drogas o derechos humanos – en realidad se constituye como un ejercicio político, destinado a premiar a países que coopera con los intereses estadounidenses y a presionar a aquellos de los que EU quiere ciertas concesiones. Colombia es un ejemplo perfecto de ello. Nada más basta leer esta entrevista con el ex fiscal general de Colombia, Gustavo de Greiff, publicada en el periódico mexicano Por Esto!:
…El gobierno más interesado y beneficiado por la política antidrogas y que es, al mismo tiempo, gran promotor de las mismas – aseguró-, es el estadounidense, el cual ha utilizado está política para mantener subyugados a los países de América Latina. Por un lado por la amenaza de la descertificación, la cual, tal y como afirma De Greiff: “ sirvió como castigo en caso de no cumplir con las condiciones impuestas por los Estados Unidos, aunque no tuvieran nada que ver con la guerra antidrogas, como fue el caso de 1995, cuando el embajador de Estados Unidos condicionó la certificación de Colombia a la modificación del convenio bananero con Europa”. Y por otro lado, con un intervencionismo político y militar cada vez más evidente que pretende mantener el dominio y proteger el depósito de materias primas baratas de la Unión Americana.
(También vale la pena leer un reportaje del 2002 de Al Giordano sobre un caso típico de hipocresía sobre la certificación en México.)
De hecho, coincidencialmente, en Colombia la “certificación en derechos humanos” apenas hasta ahora ha sido aprobada después de esperar casi un año (lean este reportaje, en ingles, publicado por el Center for Internacional Policy para más detalles). Y, luego de aquellos momentos cariñosos entre Bush y Uribe en Crawford (Texas), pueden apostar que Colombia no va a tener tampoco muchos problemas para obtener su certificación antidrogas, dentro de un tiempo. Sin importar que, entre otras cosas, la ley de “justicia y paz” en Colombia aliente a los narco-paramilitares a vender sus reservas de cocaína, seguros de poder quedarse con las buenas ganancias, mientras se reincorporan legalmente a la sociedad.
Por un lado, la amenaza de la “descertificación” es patética, pues depende de la vieja lógica de que un país tiene que hacer el mayor esfuerzo posible para ganar la aprobación de EU y, con ello, la legitimidad internacional. Chávez ha sido una de las principales personalidades que ha puesto fin a este trance hipnótico, y tal maniobra no afectará ni a él ni a sus simpatizantes. Pero si leemos la descertificación entre líneas, encontraremos una violenta amenaza que Chávez ha denunciado varias veces y que los funcionarios oficiales de EU descartan con tanta indignación. Estados Unidos ha negado la certificación antidrogas a sólo dos países latinoamericanos en toda la historia. Uno de ellos es Colombia. El otro es Panamá, en donde a la descertificación fue seguida, rápidamente, por una sangrienta invasión gringa.