Ecuador pidió a la ONU investigar uso de defoliante

NACIONES UNIDAS
El presidente ecuatoriano Alfredo Palacio pidió ayer a las Naciones Unidas «un análisis fidedigno» para determinar el impacto ecológico de las fumigaciones que Colombia está ejecutando cerca de la frontera común, de 640 kilómetro, en su campaña contra el narcotráfico.
A Ecuador «le preocupa la controversial aspersión aérea de glifosato como herbicida para eliminar cultivos ilícitos en la cercanía de nuestras fronteras», dijo Palacio ante la Asamblea General de la ONU.
«Los estudios sobre su utilización adolecen de deficiencias técnicas y metodológicas», agregó. «Por tanto, Ecuador solicita al sistema de las Naciones Unidas promover un análisis integral y fidedigno que determine el impacto real de dicha aspersión».
Palacio advirtió de los efectos negativos del herbicida, del que dijo puede afectar a la genética humana, producir quemaduras en la piel, la enfermedad de Parkinson y hasta riesgo de linfomas «No Hodgkin», entre otras dolencias y cánceres.
El Mandatario insistió en que, aunque los estudios científicos al respecto tienen que profundizarse aún más, «Ecuador considera indispensable acogerse al principio de la precaución», tal como reconocen diversos convenios internacionales y la Declaración de Río sobre Desarrollo y Medio Ambiente.
El gobernante también informó que pidió al Gobierno de Colombia «la suspensión de las aspersiones en una franja de diez kilómetros al norte de la frontera ecuatoriana», alegando que está ocasionando contaminación en fuentes fluviales y la vegetación en territorio ecuatoriano.
Al respecto, Colombia aseguró que el glifosato afecta sólo a cultivos de droga, por lo que no debe existir preocupación en Ecuador.
La posición ecuatoriana ha sido interpretada en algunos círculos de Washington como una falta de colaboración con la campaña internacional contra el tráfico de drogas de parte del gobierno de Palacio, a quien se le suele señalar también como un aliado del presidente venezolano Hugo Chávez.
El canciller Antonio Parra Gil insistiò en Quito que con esa posición Ecuador no está «impidiendo la lucha contra las drogas» en el mundo sino que trataba de que «no se envenene a mi gente».

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