París. La ola de violencia que sacude a Francia alcanzó proporciones dramáticas con el anuncio de la primera muerte ligada a los actos vandálicos que estremecen al país desde hace doce días.
El hombre que falleció fue víctima de una fuerte paliza propinada por un joven encolerizado en la región de Stains, en la periferia norte de París, señaló AFP.
Trescientas localidades de todo el país fueron pasto de la ira de miles de jóvenes de origen africano o magrebí que se sienten excluidos de la sociedad francesa a pesar de haber nacido en Francia.
Según un balance policial, un total de 1.408 vehículos fueron quemados, un récord desde que empezó esta ola de violencia urbana el pasado 27 de octubre.
Durante la noche del domingo fueron detenidas 395 personas, mientras que el día anterior hubo 312 arrestos y casi 1.300 vehículos quemados.
Debido a la difícil situación, el Gobierno francés ya no descarta la intervención militar y es posible que imponga toques de queda locales.
El alcalde de la ciudad de Raincy decretó un «toque de queda excepcional», en lo que constituye la primera medida de este tipo destinada a contener la peor revuelta que conoce Francia en cuarenta años.
Los ministros del gabinete francés tenían previsto reunirse hoy para autorizar la imposición del toque de queda.
Unos 8.000 policías y cerca de 1.600 reservistas fueron alistados por las fuerzas de seguridad, dijo el primer ministro Dominique de Villepin.
Respecto de los reclamos para una intervención militar, manifestó: «Todavía no alcanzamos ese punto. Se irá paso por paso y se tomarán todas las medidas necesarias», aseguró.
En otro aspecto, la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF) promulgó una fatwa (decreto religioso) con la finalidad de condenar la violencia en los suburbios del país «con la mayor firmeza» y urgió a los jóvenes musulmanes a «apaciguar su cólera».
La fatwa establece que «está prohibido a todo musulmán participar en cualquier acción que golpee los bienes privados o públicos o que pueda atentar contra la vida ajena».