EFE –
El ministro francés de Interior, Nicolás Sarkozy, destacó hoy la necesidad de una «estrategia global», que incluye la cooperación internacional y la adaptación de los medios de lucha, frente a la amenaza estratégica del terrorismo «global».
Al abrir una jornada de estudios dedicada a «los franceses frente al terrorismo» y destinada a nutrir el «libro blanco» que el Gobierno prepara sobre esta plaga, Sarkozy dijo que es «real» el riesgo de acciones violentas en territorio francés.
«Francia no puede sentirse a salvo o protegida», no más que los otros Estados democráticos, aseguró Sarkozy, para quien, en contra de las esperanzas suscitadas por el fin del sistema bipolar surgido de Yalta, «hemos entrado en una fase de desestabilización global».
Para Sarkozy, con lo que los expertos llaman «el yihadismo global» ha surgido «para mucho tiempo, por desgracia, un terrorismo global», que exige «repensar nuestros modos de protección».
El terrorismo ha dado «un salto cualitativo y cuantitativo» en «el atractivo ideológico y la capacidad de federar de movimientos contestatarios diversos, la elevación del nivel de las violencias infligidas al adversario y en la extensión mundial de los atentados», explicó.
«Todos los continentes son golpeados», dijo el ministro, quien recordó los atentados de Nueva York, Madrid y Londres, y los recientes en Amán.
Señaló que la «fuerza funesta» de este terrorismo reside ante todo en que «preconiza una ideología contestataria global de las sociedades occidentales».
Al comentar el «salto» dado por el terrorismo, recordó la llegada de kamikazes «al territorio de las democracias» y, como «otro hecho nuevo», señaló que ciudadanos franceses se han convertido en «kamikazes que ejercen sus crímenes en otros países distintos al suyo».
Hasta la fecha, los servicios secretos franceses han identificado a 22 jóvenes franceses o que salieron de Francia para combatir en Irak, de los cuales siete han muerto, al menos dos de ellos en atentados suicida, según medios galos.
La amenaza para Francia proviene de grupos implantados en el extranjero, como ilustran las declaraciones del jefe del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), pero también de personas que viven en este país, «reclutadas por las estructuras salafistas, formadas en las escuelas de Oriente Medio o Próximo y que, de vuelta a nuestro país, constituyen fuentes de peligro».
El ministro evocó «la capacidad de autonomía mortífera» de los equipos que han sido desmantelados en territorio francés y que tienen a la vez «todos los poderes para encontrar fondos, decidir matar y, al mismo tiempo, se refieren a una organización intelectual central. El sistema de los holding con una gran independencia de las filiales no tienen nada que envidiarles».
Para combatir el terrorismo, se requiere la cooperación internacional, dijo el ministro, al señalar que los arrestos de los últimos meses se deben a informaciones procedentes del extranjero.
«Sin acciones comunes de los Estados concernidos», sin intercambios de informaciones y de búsqueda y arresto de los terroristas o de quienes les apoyan, no se puede hacer una prevención verdadera de los atentados, explicó.
Pero también hay que llevar a cabo una reflexión y «una acción vigorosa» en el plano interno para neutralizar las redes islamistas, dijo, al evocar el reforzamiento de los medios e instrumentos de la lucha antiterrorista, incluido el proyecto de ley que debatirá el Parlamento la semana próxima.
Desde comienzos de 2002, más de 367 personas han sido detenidas y casi 100 han sido procesadas y encarceladas en Francia, mientras que casi 50 han sido expulsadas, entre ellas una decena de imanes que hacían apología del terrorismo o del odio, señaló.
Otro motivo de preocupación para Francia es que la generación de los terroristas islamistas de 1995 (cuando hubo atentados en el metro de París) «ha salido o va a salir de la cárcel» y que el grado de reincidencia de estos individuos ronda el 90-95 por ciento, subrayó el ministro.