Veinticuatro pastores alemanes (y belgas) se pasean desde ayer por los pasillos de 57 estaciones del Metro de Madrid para garantizar la seguridad en el suburbano. Se trata de una prueba piloto que durará dos meses. Pero ya han dicho los responsables políticos que, de salir bien (lo cual no tienen ninguna duda), el servicio se ampliará en número y se extenderá a la práctica totalidad de la red metropolitana. Se trata de seguir el ejemplo de otros Metros como el de París y, en España, de Bilbao o Barcelona. Aunque, según dijo ayer la consejera de Transportes, María Dolores Cospedal, en estos dos últimos casos «la finalidad es distinta». La unidad canina del Metro de Madrid tiene como principal misión la de prevenir actos vandálicos o incívicos, incrementar la seguridad de los usuarios y los trabajadores, así como reducir el vandalismo. También colaborará en los desalojos y en las revisiones nocturnas de las estaciones y depósitos, sobre todo, por las noches y en fin de semana. «Las experiencias llevadas a cabo en las instalaciones del suburbano de otras ciudades del mundo -indicó la consejera- han demostrado la efectividad de la vigilancia con perros, especialmente para disuadir de la comisión de algún delito como, por ejemplo, los robos y también algún que otro acto vandálico». Y aunque ayer no se hiciera ningún comentario al respecto, este dispositivo canino también estará preparado para detectar explosivos. De hecho varios de estos 24 perros ya están capacitados para ello.
Y no es que el Metro de Madrid sea un ejemplo de inseguridad. Según datos, en el último año ha descendido un 29 por ciento el número de delitos contra la propiedad. En general, según apuntó Cospedal, los incidentes en el suburbano han disminuido un 11 por ciento en los últimos doce meses.
Formación de cinco semanas
La unidad canina recorrerá, en un primer momento, las líneas 1, 3, 4, 5, 6 (circular), 7, 9 y Metrosur. En total, ocho líneas de Metro. Los vigilantes de seguridad, por su parte, recibirán cursos de formación durante cinco semanas y siempre irán con el mismo perro para conseguir el mejor grado de efectividad en el servicio. Cada uno de los agentes tendrá que llevar una mochila donde guardará una botella de agua y un cepillo para el animal. Los canes realizarán turnos de ocho horas diarias, aunque tendrán descanso cada noventa minutos. La vigilancia será mayor en lugares y horas que se prevean conflictos de antemano, como zonas de bares. También se supervisarán espacios donde suelen pintar los grafiteros.
El concejal de Seguridad y Servicios a la Comunidad, Pedro Calvo, señaló que la «movilidad y seguridad son dos conceptos que han de ir unidos», e insistió en el constante proceso de «adaptación y modernización» de la EMT y del Metro para ofrecer «el mejor servicio posible». Y es que por el suburbano madrileño circulan cada día dos millones de personas. Según sus responsables, el Metro madrileño se ha convertido en una de las redes más seguras del mundo, «sensación que además se ha conseguido trasladar al usuario». Los perros, esperan, pueden ayudar a reforzar esta impresión.