Habrá sanciones por fallas en operativo militar de rescate de secuestrados en Guaviare
La rápida intervención del Presidente para exigirles a los militares que reconocieran el error redujo el efecto ante la opinión pública.
Como un alquimista, una vez más Álvaro Uribe se puso a salvo de lo que pudo ser un duro golpe de opinión en contra de la política de seguridad democrática al exigir a los militares decir la verdad en el caso del secuestro masivo de 22 personas en El Retorno (Guaviare), corazón del Plan Patriota, el pasado lunes.
La acción de las Farc ocurrida a solo cinco kilómetros del Batallón Joaquín París y en jurisdicción de la base antinarcóticos de la Policía, de la Escuela de Fuerzas Especiales y de la Brigada Móvil número 7, solo puede entenderse como un desafío a la política de seguridad democrática, principal bandera de gobierno del presidente Uribe.
Pero el jefe del Estado sorprendió con una extraña réplica a un informe militar que aseguraba que gracias a la presión de la Fuerza Pública los guerrilleros habían dejado en libertad a 14 de los secuestrados.
Los militares habían capitalizado la liberación de los retenidos como resultado de su gestión, pero mentían.
“Los 14 liberados allá no se liberaron por presión militar sino porque la guerrilla tenía interés era en llevarse otros cinco o siete”, reprendió el Presidente y sentenció: “El Gobierno no puede ocultar la verdad”.
El mentís a los militares no es una salida nueva de Uribe. Es una actitud recurrente en su manera de gobernar con altos dividendos políticos. Por esa vía Uribe copa espacios de la oposición, se libera de responsabilidades y se pone del lado de la opinión.
Los asesores palaciegos aseguran que simplemente Uribe tiene la convicción de que si uno se equivoca y da la cara, gana confianza.
“Eso es lo que hizo el Presidente”, dijo uno de los miembros de su staff en la Casa de Nariño.
Nadie fue más crítico que el propio Uribe con este episodio del Gaviare. Su decisión de anticiparse a la crítica de la oposición deja en un perfecto fuera de lugar a sus contradictores.
La afirmación de que “en seguridad democrática falta mucho”, podría ser más esperada de un cadidato de la oposición, pero la pronunció el propio Presidente.
Uribe regularmente regaña y pide cuentas a sus subalternos en público, pero cuando se trata de militares casi siempre ruedan cabezas. Aunque en casos como el ocurrido tras el secuestro en Neiva o la muerte de los 19 uniformados en Mutatá (Antioquia), los oficiales relevados hayan tenido que ser reincorporados a sus funciones, después de las investigaciones.
Pero claro que el llamado de atención a los militares en público también se convierte en una advertencia más contundente para los altos mandos militares que tienen que evaluar que Uribe no puede seguir desgastándose solo en regaños, sino que evidentemente habrá relevos para mostrarlos como escarmiento.
El representante a la Cámara, Pedro Arenas, fue uno de los primeros en poner al descubierto el engaño de los militares y en denunciar que la zona es controlada por guerrilla y paramilitares.
“La población hoy está presa del temor y la incertidumbre, desconfía de los anuncios oficiales (…) la guerrilla ha declarado el proceso electoral como objetivo militar y ha dicho que boicoteará las elecciones”, dijo el congresista.
Ayer mismo, el ministro de Defensa, Camilo Ospina, llamó a Arenas y se comprometió a reforzar su esquema de seguridad y ha incluirlo el programa de protección que se le había prometido desde hace dos meses.
Así mismo, el funcionario le comentó al congresista que “rodarán cabezas” por el caso del secuestro masivo perpetrado por las Farc el pasado lunes a pocos kilómetros de San José, capital del departamento de Guaviare.
Según Arenas, la población había alertado desde hace varios días sobre la presencia de la guerrilla en inmediaciones a la capital, pero a esas denuncias no les prestaron atención ni en la brigada móvil 7 ni en el batallón Joaquín París. “Las ordenes del presidente Uribe tampoco se acatan”, puntualizó.
Esto dijeron…
“No se escatimaron esfuerzos y la reacción fue rápida. Si hubo algún obstáculo fue la falta de información inmediata de las personas que supieron del caso… Cuando está en juego el honor, hablar con la verdad es un requisito”.
Coronel Jorge Páez Ladino comandante de la Brigada Móvil 7, que tiene bajo su jurisdicción el área donde ocurrió el secuestro.
«Yo nunca he tenido inconvenientes con la información que me dan (los subalternos)… Hablar con la realidad es una exigencia con los superiores. Hay procesos que sancionan informaciones falsas o erróneas”.
Coronel Luis E. Luvinus comandante del batallón Joaquín París, ubicado a 10 kilómetros de donde ocurrió el secuestro.
“Los llamados de atención no deben hacerse en público, se deben hacer a nivel de la comandancia. Son ellos quienes conocen el terreno y la difícil situación de movilidad del Plan Patriota. Hablar es fácil, criticar es fácil”.
Jairo Clopatofsky, miembro de la Comisión Segunda del Senado de Defensa Nacional y Relaciones Exteriores.
“Es un comentario atinado e importante porque Uribe tiene que defender a todo trance la credibilidad de la seguridad democrática.
Esta no debe estar fundamentada en apreciaciones especulativas”.
Luis Guillermo Vélez, miembro de la Comisión Segunda del Senado de Defensa Nacional y Relaciones Exteriores.